10. Justified (FX)
¿Lo legal o lo correcto? Lo más
apasionante de Justified es que desarrolla un código moral propio. Eso y que
coge los códigos del western y los adapta al mundo actual. Todo en Justifed
está ligado a las raíces. A un mundo que desaparece. A las minas y las peleas
ancestrales entre familias. Esa es la base del relato. A partir de ese caldo de
cultivo te cuentan la historia de dos chavales, uno es un US Marsahall y el
otro un capo criminal. Ninguno de los dos es bueno. Ambos son conscientes de
ello. Sobre Justified: Harlan en el retrovisor.
9. The Leftovers (HBO)
Los dos primeros episodios fueron
dubitativos. El tercero una genialidad. A partir del sexto (inclusive) una
serie sensacional y turbadora. Así fue la primera temporada de The Leftovers,
un relato perturbador sobre lo que le pasa al mundo cuando de pronto
desaparecen millones de personas. Una distopía escalofriante. A Lindelof lo que
es de Lindelof, esta vez sí. Sobre The Leftovers: Sólo podíamos caer.
8. Halt and catch fire (AMC)
¿Cómo era la informática personal
a principios de los 80? Como el lejano oeste, un territorio por descubrir. En
la hipnótica Halt and catch fire seguimos a unos pioneros en la búsqueda del
éxito personal y del progreso tecnológico. Inteligente, a ratos brillante,
siempre interesante. Así es Halt and catch fire, una serie a la que la
audiencia no ha sabido querer como se merecía. Es refrescante, sin duda alguna. Sobre Halt and catch fire: Destruir y construir.
7. The Killing (Netflix)
¿The Killing? Sí, The Killing. Se
emitió dentro del plazo de estos Emmys y sus últimos seis capítulos fueron
sensacionales. Así de claro. Una historia terrible con un colegio militar en el
punto de mira, concatenada con las peligrosas consecuencias del final de la
tercera temporada. Linden y Holder se han despedido para siempre entregando su
temporada más redonda y compacta. El último capítulo, dirigido por Jonathan
Demme, es una excelente radiografía de sus rostros y de su amistad. Un regalo
para los fans. Sobre The Killing: Aunque no para de llover.
6. Homeland (Showtime)
Y Homeland resurgió de sus
cenizas. Tras la fallida tercera entrega (ojo, fallida, no mala), la serie de
Gansa y Gordon volvió a ser un inmenso thriller de espías/terroristas. Con sus
conspiraciones, dramas humanos, miserias políticas y dobles verdades. Crónica
del estercolero que es la política internacional americana post-11 S (bueno, en
realidad desde la II GM). Homeland es una serie necesaria, porque aborda temas
muy espinosos en un país al que le gusta creer que siempre es el impoluto bueno
de la película. Pakistán, uno de esos aliados líquidos de los estadounidenses
era un escenario perfecto. Lo han vuelto a bordar. Una temporada adictiva e
inteligente. Sobre Homeland: Formas distintas de bajar el telón.
5. House of Cards (Netflix)
Siempre describo al thriller
político de Beau Willimon como un elefante en una cacharrería. Ocupa el quinto
puesto en el ranking pero es la serie cuya presencia en el mismo podría ser más
cuestionable. Muy pocas ficciones disfruto hoy en día como House of Cards. La
devoro. Es diversión en estado puro para mí (repitamos: para mí). Tiene
momentos brillantísimos y sin embargo está tan pasada de rosca que entiendo las
críticas. La visión que tiene de la política americana es demasiado bestia.
Tiene diálogos fabulosos pero las tramas se desparraman hasta puntos
delirantes. Los dos grandes ejes de esta temporada han sido America Works (un
completo sinsentido, aunque deliciosa) y la Paz en Oriente Próximo con Rusia
como escollo. Ambas han sido muy divertidas pero completamente irreales. Si
quieres observar la política estadounidense ves las obras de Simon (a no ser
que seas un idealista y te pongas a Sorkin) y si quieres sumergirte en el
conflicto entre Israel y Palestina, ponte The Honourable Woman. House of Cards
entra en todos los conflictos a cañón, eso hace que sea un espectáculo total,
pero también que no te la puedas tomar demasiado en serio. Sobre House of Cards: Los tres combates de Frank Underwood.
4. The Americans (FX)
Prácticamente sin hacer ruido,
The Americans se ha convertido en uno de los dramas más densos y fascinantes de
la televisión actual. Lenta pero segura. Cocinándose a fuego lento. Sin dar
pasos en falso en su relato sobre dos espías rusos sumergidos en la América de
Reagan. El matrimonio, la familia, la patria, la moral, la guerra o la política
son temas fundamentales en la serie. De hecho es posible que sea la ficción
actual más rica en debates morales. No existen el bien y el mal, sólo una
resbaladiza escala de grises. Elizabeth y Philip están contra las cuerdas. Ya
no sólo están amenazados por el mundo exterior, ya tienen a la amenaza en su
propio hogar. Apasionante. Sobre The Americans: Los USA de The Americans y Reagan: nucleares, desiguales e intervencionistas y La verdad os hará prisioneros.
3. Game of Thrones (HBO)
El gran fenómeno televisivo se
metía este año en terreno peligroso al comenzar a narrar los peores libros (o
eso dicen sus lectores) de la saga. Si a ellos unimos el hecho de que en
algunas tramas la serie ya ha adelantado al libro, el reto era mayúsculo.
Podría haber salido muy mal y sin embargo Game of Thrones ha vuelto a ser una
serie descomunal. Sí, siempre hay tramas que no funcionan tan bien como otras,
pero aún así la amplia panorámica que pintan sobre esta lucha de poder es
fascinante. Pocas series dejan a sus espectadores tantas veces con la boca abierta
como ésta. Posiblemente estemos hablando del gran espectáculo televisivo del
último lustro. Además de un sentido de la acción y la tensión brillantes, la
serie se caracteriza por estar muy bien escrita e interpretada. No es perfecta
pero a menudo es la más lista de la clase. Sobre Game of Thrones: La mayoría y La estrategia del caos.
2. The Good Wife (CBS)
A estas alturas nadie niega que
la sexta temporada de The Good Wife no ha sido tan buena como la quinta. Dicho
lo cual, a mí me ha vuelto a parece inmensa. Es cierto que la primera parte de
la temporada, con Cary acorralado tuvo más tensión que la segunda, centrada en
la carrera política de Alicia. Sin embargo la forma en que la serie retrató las
esferas de poder en Chicago me pareció brillante, realista y dura. The Good
Wife sigue siendo una de las series mejor escritas de la televisión y con más
capas de lectura, mezclando con éxito la esfera personal y la profesional. Sobre The Good Wife: La respuesta, ¡No hagas bromas!, Cómo ser Alicia Florick y Los engranajes de la mente y del poder.
1. Mad Men (AMC)
Mad Men es una de mis series
favoritas de todos los tiempos. Hemos pasado casi 10 años juntos. 10 años en
los que me convertí en seriéfilo. He llegado a sentir los dramas de sus
personajes como propios. La serie me ha inoculado la desasosegante sensación de
estar perdido en la vida, de no saber quién eres y a dónde te diriges. Mad Men
habla de lo duro que es no tener clara tu propia identidad y nadar en un mar de
soledad. Lo duro que es sentirte vacío. La insatisfacción vital es un tema
recurrente en el audiovisual de las últimas décadas. Y Mad Men, con sus guiones
modélicos lo ha abordado como nadie. Quizás sea la serie más sensible de la
televisión y una de las de mayor calado emocional. Esta última tanda de siete
capítulos ha sido redonda. Siete episodios emocionantes, hermosos y
devastadores. Un final redondo para un gran relato humano. Mad Men se ha acabo
pero nos volveremos a ver. Las obras maestras son inagotables.
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