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lunes, 21 de septiembre de 2015

No son los Emmys, es HBO

Benioff, Weiss y la tropa de Game of Thrones

La pasada madrugada, hora española, se entregaron en Los Ángeles los Emmys, los grandes premios de la televisión estadounidense. Una gala en la que las grandes triunfadoras fueron el drama Game of Thrones (Drama, Guion, Dirección y Actor de reparto), la comedia Veep (Comedia, Guion, Actriz y Actor de reparto) y la miniserie Olive Kitteridge (Serie limitada, Guion, Dirección, Actriz, Actor y Actor de reparto). Todas ellas producidas por HBO. Por ello la 68 edición de los Emmys pasará al recuerdo (además de por la reinvindicaciones raciales y de género) como el año en que la Academia se rindió ante la obviedad de que HBO, por muchas rivales que tenga, sigue siendo la gran cadena de referencia en el terreno de la ficción televisiva de calidad. Ya no vivimos en los tiempos de “It’s no TV, it’s HBO”, pero aún así estos Emmys nos han recordado que siguen estando un peldaño por delante del resto, tienen una marca y un aparato de producción y promoción sin igual.

El arrase de HBO en los Emmys ha llegado en un momento curioso. Justo cuando las plataformas de streaming (Netflix, Amazon…) están ganando cada vez más fuerza y la televisión de calidad en el cable se está expandiendo por nuevos canales (USA Network y Mr. Robot, por ejemplo). A sus rivales clásicas en la lucha por los premios y el reconocimiento crítico (AMC, Showtime y FX) se le han sumado una retahíla de canales y plataformas que amenazan su reinado, sobre todo en el terreno que más importa, el económico, puesto que Netflix ha ido sumando suscriptores de forma inexorable. Precisamente esta victoria aplastante en los Emmys le sirve a HBO para reivindicar su marca frente a la principal plataforma de streaming. Netflix se tuvo que contentar con el Emmy a mejor actriz de reparto de serie dramática para Uzo Aduba por Orange is the new black. Justo el único galardón que se le escapó a Game of Thrones, que se coronó como el gran drama de la temporada, trasladando al terreno de los premios el inmenso fenómeno planetario que es. No hay, hoy por hoy, serie más comentada, analizada y admirada en el mundo. Un drama de calidad consumido masivamente.


Game of Thrones, Veep y Olive Kitteridge representan fantásticamente las tres patas sobre las que se ha cimentado la marca HBO. Dramas de calidad con un nivel de producción inalcanzable para cualquier otro canal. Comedias/dramedias de autor. Miniseries y telefilmes que adaptan grandes obras literarias o trasladan la vida de importantes figuras de la cultura o la sociedad americanas. Los grandes dramas son el principal reclamo de HBO. The Sopranos, Six Feet Under, The Wire o Game of Thrones son sus emblemas. Son hondos, son oscuros y son una demostración de fuerza en el terreno técnico. Hay series mejor escritas que GoT, pero ninguna es más espectacular. 

El equipo de Selina Meyer al completo

Las comedias/dramedias de la casa son menos recordadas y/o valoradas, sin embargo son una parte fundamental de su parrilla. Sex and the city es uno de los grandes iconos del canal, Curb your enthusiasm es una obra de culto (The Comeback si no lo es, lo será), Girls genera un gran ruido mediático y Veep es una de las ficciones más rabiosamente actuales del momento. La victoria de la negrísima comedia de Armando Iannucci nos recuerda, además, que el canal sigue siendo una enorme casa de acogida para grandes autores televisivos. Hay grandes autores en otros canales, pero ninguno tiene la cartera de HBO con nombres como David Simon o Terence Winter (que tras el final de Boardwalk Empire regresa en invierno con Vynil). Por último lugar, y aunque no tengan tantos seguidores, las miniseries son un pilar fundamental, también, de la marca HBO. 

Frances McDormand, una mujer empeñada en levantar un proyecto

Mientras que en la producción de dramas y comedias HBO tiene innumerables rivales, en la gestación de miniseries está prácticamente sola en Estados Unidos. Y si eso está empezando a cambiar es por la proliferación de series-antologías (Fargo, True Detective, American Horror Story, American Crime…). De hecho, las rivales históricas de HBO en esta área han sido grandes miniseries británicas, como las dos enormes obras a las que derrotó Olive Kitteridge este año: The Honourable Woman y Wolf Hall. Sólo HBO se ha tomado en serio la tarea de producir miniseries y telefilms de prestigio. Band of Brothers, Angels in America o John Adams son obras fundamentales para la marca HBO. La victoria aplastante de la maravillosa e intimista Olive Kitteridge viene a redimir, además, el desastre que ha sido True Detective 2. Si la primera temporada de la ficción de Pizzolatto fortaleció la idea de que nadie puede hacer lo que HBO hace, la segunda nos ha demostrado que la cadena también se equivoca. De hecho muchas series de HBO pasan desapercibidas o resultan fallidas. Pero la marca sigue intacta, porque está cimentada sobre una filosofía artístico/empresarial muy inteligente. HBO sigue estando a la vanguardia de la ficción televisiva. Los Emmys han venido a reconocer el hecho bañando al canal en premios. Y ninguno ha sido inmerecido, aunque yo hubiera premiado a otras obras como Mad Men. Veep ha sumado la segunda victoria de una comedia de HBO en la historia, 14 años después de que lo lograra Sex and the city. Mientras que Game of Thrones ha cogido el testigo de The Sopranos, tras 8 años de sequía (5 victorias de Mad Men, 1 de Homeland y 2 de Breaking Bad), coronándose como el mejor drama de la televisión actual. Por fin HBO ha logrado recuperar el trono, veremos qué le depara el juego el año que viene.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Emmysalternatives 14/15 IV: Serie limitada y Telefilm

Telefilm

5. Stockholm, Pennsylvania (Lifetime)
Tras este verano sabemos que Lifetime es capaz de hacer gran televisión. Nos lo enseñó, a golpe de navajazos, la fabulosa Unreal. Pero hasta este momento era una cadena a la que no se podía tomar uno demasiado en serio. Stockholm, Pennsylvania es una película con una premisa muy complicada y arriesgada: una chica que ha vivido secuestrada durante años es rescatada y devuelta a su hogar, sin embargo padece Síndrome de Estocolmo y su madre, al borde de la locura, la sobreprotege. A partir de esta idea la película va deslizándose torpemente hacia un drama psicológico muy perturbador muy mal conducido. Al final queda un film que tiene ideas poderosas pero que se pasa de frenada en las situaciones que plantea. Da miedo pero también resulta grotesco.

4. Bessie (HBO)
La cineasta Dee Rees firma para HBO este biopic extremadamente convencional sobre la en absoluto convencional cantante de blues Bessie Smith. No es, en absoluto, un mal telefilm, pero es tan correcto e impersonal que imposibilita que el espectador logre conectar con el personaje. No puedes rodar la historia de una mujer volcánica, irascible, excesiva y pasional de una forma tan insípida. Está llamado a pelearse el Emmy con otro telefilm de HBO, el delirante Nightingale.

3. Worricker: Salting the Battlefield (BBC/PBS)
Con este telefilm se cierra la trilogía sobre el espía Worricker, encarnado por el siempre notable Bill Nighy. En este tercer acto Worricker tiene que hacer frente a todos los líos en los que se había metido con anterioridad. Aunque tiene un reparto excelente (Nighy, Bonham Carter, Fiennes, Williams, Jones…) no acaba nunca de despegar. Ni intriga ni asusta. Denuncia las oscuras conexiones entre gobiernos y armamentísticas pero nunca llega a ser especialmente incisivo. Una pena.

2. Derek Special (Channel 4/Netflix)
El nivel de los telefilms ha sido tan malo este año (y ya el del anterior no había sido bueno) que mis dos primeros puestos en esta lista son para dos capítulos especiales de series. Empecemos hablando del especial de navidad/final de serie de Derek, la comedia dramática negrísima de Ricky Gervais. El humor de Gervais, por bestia e hiriente no es para todo el mundo, sin embargo si te hace gracia y eres capaz de conectar con su retorcida sensibilidad Derek te llegará al corazón. Patética, humana, agria y entrañable al mismo tiempo. Así es la serie y así es este último capítulo que sirve como epitafio a un grupo de personajes muy divertidos y a los que es fácil cogerles cariño.

1. BoJack Horseman: Sabrina's Christmas Wish (Netflix)

BoJack Horseman es una de esas joyitas de la animación yankee actual que, por eso mismo, pasa bastante desapercibida. De hecho creo que es una de las mejores series de Netflix. Una comedia muy cínica, pesimista y desternillante sobre Hollywood y lo que le pasa a las estrellas cuando se apagan. Es decir, su decadencia laboral, emocional y personal. En este capítulo especial de Navidad, BoJack y su fiel escudero Todd (Aaron Paul haciendo del primo feliz de Jesse Pinkman) ven juntos un especial de Navidad de la sitcom por la que BoJack se hizo famoso. Una maravillosa parodia de los especiales temáticos, de las sitcoms de los 90, de los valores familiares y de la televisión en sí misma. Muy crítico pero también muy melancólico.

Serie Limitada

5. The Missing (BBC/Starz)
Si el nivel en telefilm es paupérrimo, en series limitadas (ese concepto) es fantástico. De hecho he tenido que dejar fuera a la interesantísima American Crime. De las cinco que incluyo la última posición es para The Missing, una serie que va de menos a más y que no se vuelve realmente adictiva hasta mitad de temporada. Eso sí, cuando explosiona lo hace por todo lo alto. Esta historia desesperada sobre dos padres que buscan durante años a su hijo desaparecido y que juega con los saltos en el tiempo es entretenidísima y a ratos hipnótica. Tendrá segunda temporada, teóricamente con un caso distinto.

4. Cucumber (E4/Logo TV)
Si la última creación de Russell T. Davies sólo está en esta categoría en mis Emmysalternatives es porque ninguno de sus actores se presentó a los Emmys. Aclarado eso, tengo que decir que me encantó Cucumber, esta historia de dos hombres homosexuales maduros que ven como sus vidas se vienen abajo el día que los problemas que han ido acumulando durante una década salen a la luz en forma de macro-explosión emocional. Esta miniserie es muy divertida, inteligente, ácida y también terrible. Además tiene uno de los momentos más impactantes y secos de la última temporada televisiva, con el Lalala de Massiel como banda sonora. Plantea cuestiones muy interesantes sobre las relaciones y sobre la importancia del sexo en las mismas. Es estimulante, nunca mejor dicho.

3. Wolf Hall (BBC/PBS)
La adaptación televisiva de las polémicas novelas históricas de Hilary Mantel, levantó una gran polémica en Reino Unido y admiración en el resto del mundo. ¿Por qué? Tanto la novela como la serie parten de la idea de que Thomas Cromwell, que llegó a ser la persona con más poder de Inglaterra en el reinado de Henry VIII, no era el villano sin escrúpulos que la historiografía inglesa dibujó durante siglos. En Wolf Hall, Cromwell no es más que un hombre que lucha por sobrevivir en medio de un campo de minas: la corte. La historia de cómo un hombre pobre llegó a ser el principal consejero del Rey. Desde luego tanto la serie como su protagonista son fascinantes. A todos aquellos que les interesen los juegos de poder tienen que verla, es una obra viscosamente maestra.

Sobre Wolf Hall: Un hombre (que no era) para la eternidad

2. The Honourable Woman (BBC/Sundance Channel)
La nueva ficción de Hugo Blick (The Shadow Line) es a la vez un estruendoso drama familiar, una adictiva narración de espías, un thriller psicológico y una obra eminentemente política. Todo en uno. Una producción muy ambiciosa que logra todo lo que se propone. Su visión de la política internacional como una ciénaga ya la hemos visto otras veces, sin embargo su aproximación al conflicto entre Israel y Palestina (o más bien a la ocupación que sufre Palestina por parte de Israel) es de las más estimulantes, inteligentes y realistas que he visto. Por poner un ejemplo, al lado de su retrato de este grave problema internacional, el que hace House of Cards parece una soberana tontería. Pero además de ser una ficción inteligente también es emotiva, incluso desoladora.

Sobre The Honourable Woman: 10 años intentando arreglar el conflicto entre Israel y Palestina: De The West Wing a The Honourable Woman


1. Olive Kitteridge (HBO)
Tengo la sensación de que llevo un año hablando de Olive Kitteridge. De tal forma que llego exhausto a la meta, unos Emmys dónde es la clara favorita para la victoria en la categoría reina de las series limitadas. La obra de Lisa Cholodenko ha recibido críticas dispares pero a mí me parece, desde ya (bueno, desde hace un año), una más de las grandes miniseries de HBO. Es decir, forma parte de ese maravilloso grupo dónde están Band of Brothers, Angels in America o John Adams. ¿Y por qué es tan buena Olive Kitteridge? Porque es un retrato desolador de las relaciones humanas, de la incomunicación humana. De la imposibilidad de trasmitir los sentimientos, del miedo a ser rechazado, del miedo a quedarte solo. La historia de esta profesora arisca que se protege a sí misma con la ironía es casi un milagro. Pocas veces la televisión se ha metido tan en las entrañas de un personaje. Durante décadas la seguimos a través de sus inseguridades y frustraciones. Es una historia dura y conmovedora. La derrota sin fin.

Sobre Olive Kitteridge: La vida te lleva por caminos sinuosos

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Emmysalternatives 14/15 III: Actores en Serie limitada/Telefilm

Actor de reparto

6. John Gallagher Jr. por Olive Kitteridge
No es sencillo interpretar a un personaje que, en esencia, se dedica a decir “no”. Gallagher Jr. da vida al hijo de Olive Kitteridge en su etapa adulta, cuando ya lejos de su madre, cada encuentro con ella termina en frustración y regreso de heridas producidas en el pasado. No es fácil ser el hijo de una persona que no es capaz de expresar sus sentimientos. Y lograr que veamos ese dolor que su personaje lleva arrastrando durante décadas es mucho más complicado de lo que padece. No es un personaje fácil, pero es un personaje que respira verdad. Gracias, en parte, a un trabajo honesto de su actor.

5. Anton Lesser por Wolf Hall
La historia ha pintado a Thomas More como un hombre de dios, inteligente y fiel a sus ideas. Wolf Hall, en cambio, lo dota también de esa lúgubre cara que todo actor que ejerce el poder tiene. El poder, ese mal que corrompe al hombre. Lesser crea un More brillante pero también sibilino. Astuto, concienzudo e intransigente. Es una delicia escucharlo hablar.


4. Bill Murray por Olive Kitteridge
Ser un viejo cascarrabias es un registro que Murray podría bordar hasta durmiendo. Es su papel habitual. Sin embargo en Olive Kitteridge coge ese arquetipo y lo baña en una humanidad muy cínica pero (perogrullada mediante) efectivamente muy humana. Es irónico pero también sensible, incluso dulce. Murray tiene muchos detractores pero también muchos fans. Yo soy, decididamente, uno de los segundos.

3. Damian Lewis por Wolf Hall
Otra encarnación de Henry VIII, el rey que mataba a sus esposas. Y van… Sin embargo, el trabajo de Lewis resulta refrescante. Su rey es a veces un monstruo y otras un niño inocente. Pasa de la sonrisa angelical a la ira desmedida. Es un rey al borde de la locura, regido por los más variopintos caprichos. Es, desde luego, un trabajo de gran lucimiento interpretativo.


2. Cory Michael Smith por Olive Kitteridge
En un reparto con actores como McDormand, Jenkins, Murray o Mullan, es difícil brillar y más si eres un chico joven y desconocido. Sin embargo me cautivó muchísimo Cory Michael Smith interpretando a ese chico destrozado en la adolescencia por la depresión de su madre. Sus secuencias con McDormand son preciosas, él es capaz de desprender una tristeza y una desesperanza que me rompieron el alma en mil pedazos. Me parece maravilloso lo que logra con un papel tan pequeño, con tan pocos diálogos.

1. Stephen Rea por The Honourable Woman
Rea es uno de esos actores británicos que si les das un mínimo de cancha se sacan de la manga un trabajo perfecto. Aquí interpreta a un espía británico intentado descubrir la verdad en medio de un complot que implica a las más altas instancias de algunos de los países más importantes del mundo. Todo ello con el eterno conflicto entre Israel y Palestina de fondo. Rea consigue impregnar a su personaje de una melancolía y un hartazgo que te llegan a tocar la fibra sensible. Es un señor trabajo de un actor en plena madurez que aún tiene mucho por ofrecer.

Actor

6. James Corden por The Wrong Mans
Que Corden es un valor en alza en el actual panorama cómico es innegable. Tras ser lo mejor de Into the Woods, presenta actualmente su propio late night en Estados Unidos. Antes de emprender la aventura americana rodó la segunda temporada de The Wrong Mans, una comedia absurda high-concept. Está realmente divertido. Su gran virtud es lograr ser a la vez entrañable y gracioso.

5. Ricky Gervais por Derek Special
Si Corden es un valor en alza, Gervais es uno de los grandes humoristas del mundo desde hace ya mucho tiempo. Derek, su última genialidad para la televisión es una serie a veces muy incómoda y otras profundamente sensible. Su personaje, el Derek del título, corre constantemente el riesgo de ser una parodia y sin embargo tiene muchísimos sentimientos. Gervais no es sólo un gran cómico, también puede ser un fantástico actor dramático.

4. Timothy Hutton por American Crime
Hutton encarna a la perfección a un padre que ha perdido a su hijo y cuyos errores del pasado y fantasmas del presente lo persiguen, allí a dónde vaya. Es un hombre en constante penitencia. Hutton lo dota de una dignidad enternecedora. La importancia de saber poner la otra mejilla.




3. James Nesbitt por The Missing
Si el personaje de Hutton pone la otra mejilla, el de Nesbitt se la parte a todo aquel que se interpone entre él y su hijo desaparecido. Transmitir la desesperación, la frustración y la obsesión de un padre al borde de la locura, no es fácil, sin embargo Nesbitt sale airoso del reto, entregando cada parte de su ser a un personaje devorado por la pérdida.


2. Mark Rylance por Wolf Hall
Si en actriz de serie limitada hay dos interpretaciones extraordinarias (McDormand y Gyllenhaal) en actor hay otras dos, la que vendrá a continuación y la del veterano Mark Rylance en la fabulosa Wolf Hall. Rylance interpreta a Thomas Cromwell, que llegó a ser mano derecha de Henry VIII y ha sido pintado, durante siglos, por la historiografía inglesa, como una figura tenebrosa. Sin embargo esta miniserie, que adapta una serie de libros que crearon mucha polémica en Reino Unido, dibuja a Cromwell como un superviviente lleno de claroscuros en un terreno pantanoso. Rylance le da al personaje una presencia, una imperturbabilidad y un aura trágica y oscura fascinantes. Lo dice todo con la mirada. En sus ojos cansados ha sido capaz de construir a un hombre fascinante, temido y odiado por media Inglaterra.

1. Richard Jenkins por Olive Kitteridge
Qué difícil es amar cuando esa persona no se deja amar, o más bien, no sabe demostrarte que le gusta que la ames. Jenkins interpreta a un pobre farmacéutico de buen corazón y de mejores formas que tiene una relación compleja con su complicada mujer y que de pronto se enamora de la candidez de su empleada. Él lo dota de una mezcla de inocencia y madurez cautivadora. Crea, en torno a su sonrisa, un mundo interior lleno de tristeza y soledad. Es un trabajo muy sutil, pero también muy intenso. Construye a un hombre y lo acompaña durante muchos años de su vida por todos los sinsabores que ésta le depara. A mí me llegó al alma.

martes, 1 de septiembre de 2015

Emmysalternatives 14/15 II: Actrices en Serie limitada/Telefilm

Actriz de reparto

6. Rosemarie DeWitt por Olive Kitteridge
Siento debilidad personal por Rosemarie DeWitt, es una actriz que me fascina desde que la vi en Rachel Getting Married. En Olive Kitteridge encarna a una madre depresiva que no es capaz de lidiar con su vida y de cuidar y proteger a su hijo. Es un papel tristísimo y ella lo dota de esa melancolía que desprende su rostro, incluso cuando está sonriendo. Me dejó, como siempre, con ganas de más.

5. Janet McTeer por The Honourable Woman
Pocas presentaciones necesita una actriz con dos nominaciones al Oscar a sus espaldas como McTeer. La veterana actriz inglesa vuelve a demostrar que es una fabulosa actriz de reparto, exprimiendo al máximo el complejo y escurridizo papel de jefa del servicio secreto que le regalan en The Honourable Woman. Se mantiene siempre en la retaguardia, haciéndonos dudar. El infinito poder de la duda.

4. Claire Foy por Wolf Hall
Hemos visto, a estas alturas, a muchas Anne Boleyn, y aún así Foy logra que creamos que es la primera vez que vemos a esta mujer. Ella y su sensualidad perversa, casi malsana. Es peligrosa e hipnótica. Foy ha construido una gran villana. Y las villanas en el audiovisual son pura gasolina.



3. Zoe Kazan por Olive Kitteridge
Deliciosamente odiosa. Así es el personaje de Kazan y, sobre todo, así lo logra ella transmitir, con su sonrisa y su bondad infinita. Kazan consigue que nunca estemos seguros del todo de si su personaje es así de inocente como nos hace creer o tiene un fondo oscuro. Podría resultar extremadamente simple y sin embargo no lo es, es un subidón de azúcar que viene a enrarecer la relación entre la pareja protagonista.

2. Regina King por American Crime
Fabulosa. King está fantástica como la hermana de un hombre negro detenido por haber asesinado, teóricamente, a dos blancos. Religión y conflicto racial se dan de la mano en un personaje frío como el hielo, enfurecido, completamente desencantado. King le imprime una rabia que impresiona. Huffman o Hutton están muy bien pero la auténtica reina del casting de American Crime es ella. Si alguien puede evitar que Sarah Paulson gane el Emmy que la Academia le debe desde hace tiempo es ella.

1. Lubna Azabal por The Honourable Woman

Todos aquellos que hayan visto Incendies, el terrible drama con el que Denis Villeneuve se dio a conocer en todo el mundo, saben ya que Lubna Azabal es una actriz monumental. Pues bien, en esta miniserie británica viene a confirmárnoslo, al encarnar otro papel extremo, imperturbable en su demolición interior. Una mujer maltratada por la vida, por un conflicto, el árabe-israelí, terrible, que le ha robado todo, incluso los sentimientos.

Actriz

6. Queen Latifah por Bessie
Para no pocos analistas de los Emmys si hay alguien que puede arrebatarle la victoria a Frances McDormand es Queen Latifah, gracias a su salvaje interpretación de la cantante de blues Bessie Smith. A su favor tiene que el telefilm está hecho para su completo lucimiento, en su contra, que dicho telefilm no está a su altura, lo cual termina por deslucir, un poco, su trabajo. De todas formas no se le puede negar entrega y carácter.

5. Kerry Godliman por Derek Special
Ella es la voz de la cordura en esa comedia negrísima, a la par que entrañable, que es Derek. En el capítulo de despedida de la serie, Godliman es todo amabilidad y cariño. Funciona tanto en su vertiente dramática como en la cómica y eso que su personaje haces las veces de “straight man” (straight woman, por lo tanto) en el show de Ricky Gervais y David Earl.



4. Felicity Huffman por American Crime
Tiene mucho mérito enfrentarse a un personaje tan desagradable, con el que resulta tan difícil de empatizar, de sentimientos tan inaccesibles y tan obstinado. Y eso es lo que hace Huffman al construir a esta dolorosa madre a la que le han asesinado a su hijo. Y lo hace con entereza, madurez y pasión. Mis respetos a una de las grandes actrices de la televisión americana.


3. Frances O’Connor por The Missing
De madre en duelo a madre en duelo. Si a Huffman le asesinaron a su hijo, el de O’Connor ha desaparecido. Y tras esa desaparición llega la ruptura de su matrimonio y el intento de levantar una nueva vida, lejos del dolor. Sin embargo el pasado regresa para volverla a poner contra las cuerdas. Frágil y rabiosa, O’Connor borda un personaje que navega por una catarata de sentimientos. Un trabajo que le permite lucirse.

2. Maggie Gyllenhaal por The Honourable Woman
Encabezan esta lista dos de las mejores interpretaciones televisivas de la temporada. En el segundo puesto he colocado a Maggie Gyllenhaal. La extraordinaria Maggie Gyllenhaal de The Honourable Woman. La actriz interpreta a una empresaria británica de origen israelí que se ve atrapada en medio del conflicto entre Israel y Palestina, con Estados Unidos y Reino Unido maniobrando en la sombra. Es una interpretación tan sutil como desgarradora. Quizás el mejor papel de su carrera. A mí su entereza, dignidad y traumas me dejaron roto.

1. Frances McDormand por Olive Kitteridge
No menos impactante emocionalmente es la Olive Kitteridge que construyó Frances McDormand en la miniserie homónima de HBO. De hecho creo que es uno de los personajes más densos sentimentalmente que he visto en mucho tiempo. Esta profesora incapaz de exteriorizar sus sentimientos, que está siempre a la defensiva, agazapada en su ironía es devastadora. Tras Fargo es lo mejor que le ha pasado a McDormand en toda su carrera. Un trabajo sensacional. Que se nota que está ejecutado desde las entrañas. McDormand entiende a Kitteridge y la abre en canal ante nuestros ojos.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Mis 10 miniseries de 2014

10. 24: Live another day (FOX)
Volvió Jack Bauer y con él volvieron todas las contantes del formato 24: acción a raudales, malos malísimos, politiqueo de alcantarilla, topos y macro-conspiraciones. Tras una primera mitad bastante anodina dónde nos estuvieron enredando en un ataque islamista sin mucho nervio, pasamos a una segunda parte soberbia, al nivel del mejor 24. Nunca, jamás, te fíes de los rusos (primera mención).

9. The Spoils of Babylon (IFC)
Cuando hice mis Emmysalternatives ya dije que la gracia de esta miniserie residía en lo travieso que es su propio concepto. Hacer una parodia de las películas río- bigger than life, tipo Giant (Stevens, 1956), en formato miniserie/sitcom con capítulos de 20 minutos y humor muy absurdo. A mucha gente le parecerá basura. A mí me hizo llorar de risa. 

8. 1864 (DR)
Quizás estemos ante la serie que más se desinfló en el 2014. El equipo de (todos en pie) Borgen haciendo una enmienda a la totalidad de la historia reciente de Dinamarca, era desde luego un must see de este año. Hasta el 6 capítulo rayó a un nivel soberbio, sobre todo cuando reflejaba lo enfermos de poder que estaban los políticos daneses, que se creían bendecidos por el poder divino. “Y del cielo bajó la bandera danesa, somos el pueblo elegido”. Sin embargo cuando nos enfrascamos de llenos en la guerra prusiano-danesa la serie empezó a deshilacharse, básicamente porque el triángulo amoroso central era previsible y carecía de toda profundidad. Una pena. Aún así es una serie interesante porque abre muchos terrenos de debate ligados a la religión y sobre todo a los conceptos de nación y estado.

7. Sonic Highways (HBO)
Esta miniserie documental sigue a los Foo fighters a lo largo de 8 capítulos, en el proceso de grabar su nuevo álbum, por 8 de las ciudades americanas más importantes en el terreno musical. De Los Ángeles a New York, pasando por Chicago o Nashville. Es un viaje por la cultura musical yankee. En una hora de duración no se puede ahondar demasiado en el alma de cada ciudad y de la música que la recorre, aún así es una miniserie muy interesante. Mi capítulo favorito, claro está, el de New Orleans.

6. The Game (BBC America)
Otra historia de espías en la Guerra Fría. Y otra que vuelve a funcionar, sobre todo en sus 3 últimos capítulos. El formato parece ser eterno, y con el regreso de las tensiones entre Occidente y Rusia, está más vivo que nunca. Una conspiración soviética fina y elegante para apoderarse de UK. Oh sí.

5. Cosmos: A SpaceTime Odyssey (FOX)
Había ganas de ver el nuevo Cosmos, una serie documental de entretenimiento sobre lo que es la ciencia en nuestros días. Y por lo menos a un servidor, no lo defraudó. Una bonita e inteligente forma de acercar a las nuevas generaciones al fascinante campo de la investigación científica. ¡Qué inmenso es el universo y qué perdidos estamos en él!

4. P’tit Quinquin (ARTE)
Sin duda alguna, la miniserie de autor del año. La tan sublime como ridícula P’tit Quinquin, del casi siempre delirante Bruno Dumont, uno de los grandes enfant terribles del cine actual. Mi experiencia previa con Dumont era bastante mala tras ver ese despropósito de nadería que es Hors Satan y, ese policíaco imposible llamado L’humanité. En esta miniserie para el canal ARTE vuelven a estar todos los elementos habituales del cineasta: lo incomprensible, lo incómodo, lo feo, lo aleatorio de la vida en un ambiente rural muy enfermo. Pero salpicado por secuencias soberbias, como la del arranque o la de la misa. P’tit Quinquin a veces te hará reír, siempre te turbará.

3. The Normal Heart (HBO)
He aquí la pequeña trampa de la lista. The Normal Heart no es una miniserie, es un telefilme, pero no me parecía bien dejarla fuera de la lista, porque desde luego la película de Ryan Murphy para HBO ha estado entre lo mejor del año. Las luchas dentro de la comunidad gay sobre la estrategia a seguir para combatir la epidemia del SIDA en los 80 era un tema poderoso, pero también peligroso. The Normal Heart lo afronta con sensibilidad pero también con dureza. ¿Nos faltaron cojones? Seguramente sí.

2. The Honourable Woman (BBC/Sundance Channel)
Si hice esta lista, además de porque soy un jodido enfermo obsesionado con hacer listas, fue porque había dos miniseries que necesitaba mentar como lo mejor del año. La primera es esta coproducción entre BBC y Sundance Channel, escrita y dirigida por Hugo Blick (The Shadow Line). A través de 8 capitulos el thriller de espías, el thriller político, el drama psicológico y el drama familiar se van fundiendo hasta alumbrar una de las grandes sorpresas del año seriéfilo. La brutal historia de una mujer (Maggie Gyllenhall, descomunal) que lucha por conseguir la paz entre Israel y Palestina, mientras arrastra su terrible pasado, y se ve apaleada en medio de una guerra con intereses económicos y políticos de por medio. En The Honourable Woman no vemos un “buenos contra malos”. La política internacional es mucho más compleja que eso. Para lograr la paz hay que derramar mucha sangre antes.

1. Olive Kitteridge (HBO)


Una de las ficciones que más me han impactado este año. Por no decir directamente que esta miniserie dirigida por Lisa Chodolenko ha sido el drama que más me ha destrozado en 2014. La historia de una mujer incapaz de exteriorizar sus sentimientos y que emplea el cinismo como escudo. Triste, delicada, inteligente, dura, profunda. Todo eso es Olive Kitteridge, tanto la ficción como el propio personaje que en una especie de milagro interpretativo encarna Frances McDormand. La mejor interpretación femenina del año, con permiso de Julianna Margulies y la anteriormente mentada Maggie Gyllenhaal. Sin duda alguna una de las mejores miniseries que ha hecho HBO. Y eso son palabras mayores. Si yo votara en los Golden Globes, optaría por ella antes que por True Detective y Fargo. Sí, lo he dicho.

domingo, 16 de noviembre de 2014

La vida te lleva por caminos sinuosos

OLIVE KITTERIDGE


Quiéreme si te atreves




Entre el final de Boardwalk Empire y el de The Newsroom (y la resurrección de The Comeback), HBO emitió, a comienzos de noviembre, su miniserie de lujo de este 2014, Olive Kitteridge. La ficción, que adapta la novela homónima de Elisabeth Strout, pasa a engrosar la espectacular lista de miniseries propias de HBO, compuesta por obras de la dimensión de Band of Brothers, Angels in America, John Adams o Mildred Pierce. La miniserie aspira a cosechar no pocos premios, sobre todo para su protagonista, Frances McDormand. La actriz firma su mejor interpretación desde Fargo (por la que ganó el Oscar), y está a llamada a completar la carrera de premios perfecta (Golden Globe, SAG, Critic’s Choice y Emmy), como ya hizo anteriormente Julianne Moore (Game Change). Este drama ambientado en un pueblo de Maine, está cuidado al detalle, desde la preciosa BSO del gran Carter Burwell hasta la melancólica fotografía de Frederick Elmes (Blue Velvet). Cuenta con un reparto espectacular liderado por McDormand y Richard Jenkins, en el que nos encontramos a actores veteranos del nivel de Bill Murray, Peter Mullan o Rosemarie DeWitt, y a jóvenes promesas como John Gallagher Jr. (The Newsroom), Brady Corbett (Simon Killer), Zoe Kazan (What If) o el fantástico Cory Michael Smith (Gotham) . Mientras que el guion corre a cargo de Jane Alexander y la (sutil y emocionante) dirección, la firma Lisa Cholodenko (The kids are all right), ambas especializadas en estudios de personajes femeninos.

Después de ese primer párrafo informativo (o algo así), me lanzo a hablar, espero que de la forma más emocional posible, de una de las obras audiovisuales que más me han conmovido en los últimos tiempos. Conmovido y entristecido. Olive Kitteridge cuenta la historia de una profesora atormentada por los problemas psicológicos de sus padres, incapaz de expresar sus sentimientos y  encadenada a un hombre demasiado dulce para su cinismo. La miniserie aborda 25 años en la vida de Olive Kitteridge y su marido, Henry, interpretado sensacionalmente por Richard Jenkins, y nos cuenta básicamente como se va apagando la vida. Como con el paso de los años vamos firmando nuestra derrota, precipitándonos lenta e inexorablemente hacia la muerte. No es una serie en la que pasen acontecimientos extraordinarios (quizás sólo uno, en el tercer capítulo, que funciona como catarsis emocional del matrimonio), sin embargo sí que habla extraordinariamente de los sentimientos que nos invaden, de los miedos y de los deseos que vamos acumulando. También habla de las oportunidades perdidas, de lo que vale el amor más allá de la pasión, de lo difícil que es transmitir lo que uno siente, y de lo complejas que son las relaciones matrimoniales y las paterno-filiales.

Justamente la gran virtud de Olive Kitteridge es abordar de forma compleja situaciones normales en la vida de los seres humanos. Hablar de las conexiones que vamos haciendo (y perdiendo) a lo largo de nuestra existencia como personas en este planeta tan hermoso y a veces tan doloroso. El último capítulo, además, es un retrato de la más honda y triste soledad. De qué esperar cuando parece que tu vida ya no da más de sí. Y aunque parece que toda la miniserie nos lleva hacia una reflexión final de corte pesimista, al final, casi como un tenue y fugaz rayo de sol en un día encapotado, hay una ligera esperanza en ese abrazo en la cama que sellan eses dos supervivientes de la vida.

La aportación más extraordinaria de esta miniserie, es acercarse a un personaje, Olive (repito, McDormand firma una interpretación que no creo que vaya a olvidar jamás), encerrado en sí mismo, que se protege con un escudo de ironía, cinismo y rectitud, e ir desenvolviéndolo ante nuestros ojos, quitándole cada una de sus capas, hasta dejar a esta mujer desnuda, expuesta, llena de sentimientos, rota. Es de una belleza demoledora el retrato que hace la miniserie de su protagonista. Que no expreses tus sentimientos no significa que no los tengas, si no, seguramente, que eres incapaz de sacarlos a la luz porque el miedo te atenaza. Además de ser un alegato a favor de sumergirnos en las entrañas de las personas a las que queremos, Olive Kitteridge sostiene que más allá del romanticismo, lo que importa, sobre todo llegados a la última fase de nuestras vidas, es el cariño, el querer a una persona de verdad. Le recomiendo estas 4 horas de televisión a todas las personas que les gusten las historias de personajes.