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viernes, 26 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 IV: Película

10. Anomalisa
Dos de los escritores audiovisuales más interesantes de los últimos años, Charlie Kaufman y Dan Harmon, unen esfuerzos escribiendo una película animada tan dolorosa como sorprendente. Un hombre que se dedica a escribir libros de autoayuda, cínico y descreído, cansado de su vida, hastiado, se enamora de repente de una mujer, sintiendo un amor incontrolable por ella. Lo que podría ser una comedia romántica, se transforma en una de las películas más agrias y complejas emocionalmente de los últimos años. Una genialidad que mejora con el paso de los días.

9. The end of the tour
El escritor David Foster Wallace tuvo una carrera breve, pero un gran impacto en toda una generación de lectores y de escritores. Fue, eso que rimbombantemente se llama “la voz de una generación”. The end of the tour toma la sabia decisión de centrarse en su figura a través de su breve encuentro con el periodista David Lipsky, que lo acompañó en los últimos días del tour promocional de Infinite Jest, la novela por la que el autor ha pasado a la historia. The end of the tour es un film a medio camino entre lo intelectual y lo emocional. Una obra que se sumerge en la psique de un hombre triste y en la mente de un hombre brillante. Un retrato maravilloso de una persona que se sentía profundamente sola. Es una película que duele, si uno es capaz de conectar con su protagonista.

8. Sicario
Una agente del FBI acaba inmersa en una operación contra el narcotráfico en la frontera entre USA y México. En un mundo tan salvaje, nadie es quién dice ser y ella no es más que un peón en una partida que se escapa a su control. Sicario es un thriller sensacional, pausado e incómodo, duro y áspero, como el territorio en el que está ambientado. Denis Villeneuve se confirma como uno de los mejores directores del cine actual.

7. Inside Out
¿Cómo funciona nuestra mente? ¿Cómo nos gobiernan nuestras emociones? Inside Out juega a mostrarnos la cabeza de una niña que está a punto de convertirse en adolescente, y el resultado es sensacional. Una película imprescindible. Graciosa, emotiva y, sobre todo, inteligente (y que confía en la inteligencia de sus espectadores, sean niños o adultos). Una obra llena de imaginación y de humanismo. Sí, la tristeza es tan importante como la alegría en nuestras vidas.

6. Saul Fia
¿Aún se pueden hacer películas perturbadoramente novedosas sobre el Holocausto? László Nemes nos ha demostrado con su debut en la dirección que sí. La cámara de Nemes persigue a un judío húngaro, prisionero en un campo de concentración, que trabaja guiando a otros judíos a las cámaras de gas y luego deshaciéndose de sus cadáveres. Saul Fia es tan dura cómo su  premisa deja entrever. Una película aterradora. Toda una experiencia.

5. The Hateful Eight
Tras apuntar en esa dirección con su anterior film, Django Unchained, Quentin Tarantino vuelve a poner rodar un western atípico ambientado después de la Guerra de Secesión en un país que supura racismo, machismo y violencia. Para hablar de todo ello, encierra a un grupo de miserables en una cabaña y los enfrenta entre ellos. Divertidísima, ingeniosa y visualmente impresionante, The Hateful Eight es otra película estimulante de uno de los cineastas estadounidenses más relevantes de las últimas décadas.

4. Clouds of Sils Maria
Una veterana actriz vuelve a enfrentarse, muchos años después, a la obra de teatro que la catapultó a la fama y sobre la que cimentó su carrera. El problema es que ahora interpretará al personaje más mayor, en vez de a la joven que encarnó la primera vez. A partir de esa premisa, Assayas construye un drama psicólogico cargado de ironía y melancolía. Un pequeño artefacto explosivo. Sils Maria no es fácil de olvidar, se te clava en el cerebro.

3. 45 years
¿Qué pasa cuando un fantasma del pasado sacude la plácida existencia de un matrimonio retirado que está a punto de cumplir 45 años de casados? Que algo entre ambos se empieza a romper, lenta e inexorablemente, poniendo en cuestión la totalidad de su vida compartida. 45 years es una película contada con una naturalidad que impresiona. Tierna, dura y sencilla. Una de esas películas pequeñas en apariencia pero inmensas en contenido. Haigh rueda una apología de los silencios, las miradas y la naturalidad de la vida doméstica. Duele.

2. Steve Jobs
Aaron Sorkin’s Steve Jobs es una película que no ofrece ningún descanso ni a sus personajes, ni a sus espectadores. Un baile sin fin de diálogos punzantes, ideas y sentimientos. Todo en esta película está al servicio del guion de Sorkin. Desde la cuidadísima y juguetona fotografía, hasta el frenético montaje, pasando por una dirección comedida y un reparto sensacional. El film sitúa a Steve Jobs en tres momentos clave de su carrera y lo enfrenta a sus propios aciertos y errores. No es una agriografía, es un relato que desafía a su protagonista.

1. Carol


Carol es la película más hermosa del 2015. Una historia de amor delicada, tierna e intensa. El retrato de dos mujeres insatisfechas con sus vidas, que acaban encontrando, la una en la otra, aquello que necesitaban. Carol también es una de las películas más redondas del año, un film dónde todos y cada uno de sus elementos se encuentran en perfecta armonía. Todd Haynes ha logrado un pequeño milagro, una película conmovedora y estimulante sobre el amor, el deseo, la insatisfacción, la madurez y la atracción.

jueves, 25 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 III: Dirección, Guion original y Guion adaptado

Guion adaptado

5. Jesse Andrews por Me, Earl and the Dying Girl
El cine indie estadounidense se ha aproximado a la adolescencia en múltiples ocasiones. Este año dos de las películas independientes más interesantes y que más trascendencia han tenido abordan esta convulsa e intensa etapa vital. Una es The Diary of a Teenage Girl y la otra Me, Earl and the Dying Girl. Si bien la ópera prima de Marielle Heller me parece una apuesta más osada y novedosa, creo que Me, Earl and the Dying Girl es una obra más redonda, aunque sus ambiciones sean más limitadas. Esta historia de amistad entre un adolescente perdido y una chica enferma combina con astucia emoción y humor meta (los vídeos que hacen el protagonista y su mejor amigo son oro) para ganarse al espectador. Es un guion muy astuto.

4. Charlie Kauffman y Dan Harmon por Anomalisa
Cuando se juntan dos de los escritores más extraños y fascinantes del cine (Kauffman) y la televisión (Harmon), lo que obtienes es, irremediablemente, una película extraña y fascinante. Anomalisa tiene uno de los guiones más agrios y pesimistas del cine de 2015. Es una patada en el estómago. También es un libreto clarividente, dotado de una sensibilidad especial. Asusta.

3. Donald Margulies por The end of the tour
Margulies logra que el enfrentamiento entre dos hombres, que se admiran pero a la vez desconfían el uno en el otro, funcione a la perfección en The end of the tourSus dos mayores logros son unos diálogos inteligentes, ácidos, tiernos y emocionantes, y una construcción sensacional de David Foster Wallace. Aunque parezca una película pequeña, The end of the tour desarrolla un gran puñado de temas, de temores, de anhelos, que todos podemos tener en nuestras cabezas.

2. Andrew Haigh por 45 years
Haigh maneja en 45 years tan bien los silencios como los propios diálogos, precisos, naturales y contundentes. 45 years es una película sobre la crisis de un matrimonio cuando se acercan al final de sus vidas. El gran mérito de este guion es cómo nos dosifica la información y cómo retrata dicha crisis sin emplear acaloradas discusiones. 45 years no es Who’s afraid of Virginia Woolf. Sus personajes no gritan, de hecho los momentos más tensos los protagoniza el rostro callado de Charlotte Rampling. Sus protagonistas no se vomitan las verdades a la cara, sino que las ocultan, incluso en las secuencias que dibujan amagos de discusiones. Y por eso la película cala tan hondo, porque está escrita desde las entrañas, desde la imposibilidad de hablar.

1. Aaron Sorkin por Steve Jobs

El mejor dialoguista del mundo continúa explorando en Steve Jobs, el lado más oscuro del éxito en la Era de Internet. Si primero apuntó hacia Facebook, ahora lo ha hecho hacia Apple. El resultado es otro guion extraordinario, que combina diálogos fabulosos con una construcción de personajes muy completa y una estructura ambiciosa. En tres días cruciales en la carrera de Jobs lo seguimos a él y a sus más cercanos colaboradores en una batalla sin tregua. Sorkin puede resultar cargante, pero desde luego es un genio.

Guion original

5. Sean Baker y Chris Bergoch por Tangerine
Hay momentos en los que Tangerine parece una screwball pasada por el filtro del queer cinema de los 90. En cambio en otros es un drama social indie. Y así todo el rato. El film va saltando de género, mutando, evolucionando, para ser únicamente fiel a sí mismo. Pasamos un día pateando las calles junto a dos protagonistas de lengua viperina y vida muy dura. A través de diálogos sensacionales, Baker y Bergoch nos dibujan su mundo y consiguen que las comprendamos.

4. Noah Baumbach y Greta Gerwig por Mistress America
Baumbach y Gerwig siguen levantando acta de la derrota total de una generación, la mía, vomitándonos a la cara todas sus mentiras, autoengaños, frustraciones y nadería (emocional, intelectual...). Lo hacen construyendo personajes tan abofeteables como abrazables (pobres perdedores pagados de sí mismos) y escribiendo diálogos punzantes, todo ello bañado por una infinita catarata de referencias culturales. Estamos ante uno de los combos creativos más interesantes del cine actual.

3. Taylor Sheridan por Sicario
El gran mérito del guion de Sheridan es ocultarnos más de lo que nos muestra, jugar con nuestras expectativas para destrozarlas, engañarnos, ponernos en la misma situación en la que se encuentra la protagonista del relato. En ese sentido, Sicario es un thriller modélico, punteado por un grupo de personajes que valen más por lo que callan que por lo que dicen, que cuenta con giros de guion lógicos y sorprendentes y que construye, con pocos recursos, una gran panorámica del peligroso mundo del narcotráfico.

2. Quentin Tarantino por The Hateful Eight
Uno de los grandes shocks de las nominaciones a los Oscar fue la ausencia de Quentin Tarantino en una categoría en la que ya ha vencido en dos ocasiones, gracias a Pulp Fiction y Django Unchained. En su regreso al despiadado Oeste post-Guerra de Secesión, Tarantino vuelve a componer una historia llena de vericuetos y giros, y preñada de diálogos brillantes. The Hateful Eight es, para bien y para mal, puro Tarantino. Personajes bastardos, violencia, humor negro y crítica social.

1. Olivier Assayas por Clouds of Sils Maria
El teatro dentro del cine es un micro-género que siempre me resulta interesante. Y, precisamente, el año pasado se impuso en los Oscar un film centrado en un obra teatral, Birdman. Clouds of Sils Maria, que al igual que la película de Iñárritu, es un film de 2014, pero estrenado en USA (y en casi todas partes) en 2015, hace un fabuloso y tenebroso retrato de los miedos que sufren los actores a la hora de sumergirse en un papel. En cierta forma, Sils Maria y Birdman son películas hermanas. A los actores envejecer les aterroriza. Las nuevas generaciones les dan miedo. Y volver a papeles que llegaron a eclipsarlos, pavor. Si todo esto no fuera poco, Assayas escribe un retrato brillante de una mujer compleja. Un guion lleno de duelos sensacionales y juegos metarreferenciales.

Director

5. Andrew Haigh por 45 years
El cineasta inglés Andrew Haigh tiene un don para rodar la intimidad que se establece entre una pareja. Ya lo había demostrado anteriormente en Weekend y la serie Looking, pero en 45 years se supera a sí mismo. Haigh construye a la perfección el entorno familiar de paz y tranquilidad en el que viven sus protagonistas, para ir retratando con su cámara cómo este entorno se resquebraja. Es un trabajo delicado, pausado y hermoso.

4. Quentin Tarantino por The Hateful Eight
¿Qué decir ya de Tarantino que no se haya dicho aún? Su trabajo brilla en los espacios abiertos y es una lección de planificación en los cerrados. Dinámico, plástico y poderoso, como casi todo su cine. En una película en la que en gran parte de sus secuencias hay una gran cantidad de personajes a los que hay que vigilar de cerca, la dirección se vuelve fundamental para guiar (y a veces engañar) al espectador. Otro trabajo fantástico de un director inmenso.

3. Denis Villeneuve por Sicario
Desde que irrumpió en el panorama internacional con la inmensa y abrasiva Incendies, Villeneuve se ha labrado un status de director de prestigio. En Sicario da el salto definitivo a Hollywood, prestando su inmenso talento visual y atmosférico para contar una historia sobre narcotráfico y corrupción. La entrada en Juárez, el asalto al túnel... Sicario está plagada de secuencias dirigidas con un pulso extraordinario. Dentro de 2 años veremos su secuela de Blade Runner, y aunque las expectativas están por las nubes, parece difícil que Villeneuve pueda decepcionarnos.

2. László Nemes por Saul Fia
Una ópera prima de las que marcan a fuego toda una carrera. Nemes ha construido un relato innovador sobre un tema, el Holocausto, que ya ha sido tratado desde múltiples puntos de vista en la historia del cine. Lo ha hecho fiándolo todo a su puesta en escena, y ha triunfado. Su cámara persigue a un hombre despojado de toda vida, siempre pegada a su cogote, como una negra sombra. A su alrededor Nemes juega a enseñarnos y ocultarnos el caos que trae consigo la barbarie. Saul Fia era una película que se merecía mayor suerte en los Oscar. En un año bastante flojo, es difícil de argumentar que el mejor film de habla no inglesa del curso no esté nominado en mejor película y, sobre todo, mejor dirección.

1. Todd Haynes por Carol
La dirección de Todd Haynes en Carol es el trabajo más preciso y medido de todos los que se han hecho este año. El cineasta estadounidense no sólo ha resucitado al melodrama como género cinematográfico, sino que lo ha conducido a cotas más elevadas. Haynes es uno de los directores actuales con más sensibilidad, estilo y visión. Carol recoge lo ya explorado en Far from heaven y Mildred Pierce, para pulirlo hasta convertirse en un film redondo, precioso hasta la lágrima. Haynes no es sólo uno de los directores con un sentido de la estética más personales, sino que además se ha convertido en un narrador sensacional. Lejos quedan ya sus inicios bajo los paradigmas del queer cinema de los 90, formal y narrativamente arriesgados y caóticos. En Carol todo está bajo control, todo, salvo los sentimientos de sus personajes. Es increíble que Haynes aún no haya sido nominado al Oscar al mejor director. Es, prácticamente, el único gran cineasta estadounidense surgido a principios de los 90 que no ha sido aún nominado por la Academia en la categoría de mejor director. Tarantino, Linklater, los Anderson (P.T. y Wes), Fincher, Soderbergh (el único que ha ganado el Oscar), Payne, Aronofsky... todos tienen por lo menos una nominación a mejor director en su haber, todos menos Haynes.