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martes, 30 de diciembre de 2014

Mis sophomores de 2014

Una de las gracias de esta lista es comprobar cuantas series de mi top 10 de rookies de 2013 (I y II) están en esta lista de las mejores series de segundo año. El resultado de la comparación es bastante positivo. Sólo se han caído Masters of Sex y Orphan Black, que desde luego han pegado un bajón de calidad muy fuerte en sus segundas temporadas. Tampoco está Dates porque al final resultó ser una miniserie. A las 7 que repiten se suman 3 series que no metí en mi top de novatas el año pasado, las británicas My Mad Fat Diary (no la había visto), In the flesh y The Fall (no tenía claro que fueran a tener segundas temporadas aunque ya se hubieran anunciado, vivo en inopia).

10. Rectify (Sundance Channel)
La primera serie de Sundance Channel, una apología radical de la slow-tv, se ha confirmado este año como una rotunda serie de autor. A mí no me ha fascinado tanto como en su soberbia primera temporada, quizás la noté demasiado empantanada, por eso pasa del 4º puesto al 10º. Aún así, es un placer poder ver obras de este calibre, de esta osadía, como este relato sobre un condenado a muerte que sale de la cárcel, y como sus fantasmas interiores y sus enemigos exteriores lo muelen a palos. A él y a su familia.

9. Brooklyn Nine-Nine (FOX)
El año pasado la puse en el décimo puesto más como un voto de confianza que por haber demostrado merecerlo. Está feo echarse flores, pero acerté. Brooklyn Nine-Nine desde diciembre de 2013 no ha hecho otra cosa que mejorar hasta consolidar su estilo de humor y las dinámicas entre los personajes. Llegados a este punto voy a atreverme a decir que es mi sitcom favorita en antena (sin contar a Parks and Recreation). Larga vida a Jake Peralta and associates.

8. In the flesh (BBC)
A muchos la primera temporada de In the flesh nos conmovió. Yo la devoré en un tren en medio de Castilla e hizo que mi largo viaje fuera más corto y más bonito. Era una historia de zombies inteligente, diferente y sensible. Aún así, su segunda temporada me despertaba muchas dudas. Los primeros capítulos no me gustaron mucho, pero una vez que entré de lleno en la historia, o más bien en los regates de la misma, me volvió a ganar. Tengo muchas ganas de ver cómo la conducen en su tercer año. Gracias, BBC.

7. Orange is the new black (Netflix)
La dramedia de Jenji Kohan pasa del 4º en mi lista de rookies de 2013, al 6º puesto en esta de alumnas de segundo curso. Ya sin el efecto novedad, la serie ha logrado mantenerse a un altísimo nivel, sobre todo gracias a una poderosa villana, Vee, y una aún más grandiosa rival, Red. Ojalá el tercer año sea, por fin, el de las latinas.

6. The Fall (BBC)
Sin duda alguna The Fall (más allá de los finales de Sons of Anarchy y The Newsroom) ha sido la gran sensación seriéfila del final de año. Todo son alabanzas para estre thriller psicológico-policiaco protagonizado por Gillian Anderson y Jamie Dornan. Este toma y daca entre un asesino en serie muy perturbador y la detective obsesionada con darle caza. Pocas series son más perturbadoras. Pocas por no decir ninguna. Parecía difícil mantener la tensión (y el aire enfermizo) del primer año, pero no sólo lo han logrado, sino que la han multiplicado. Excelente.

5. My Mad Fat Diary (E4)
¡Qué serie más maravillosa! Triste, graciosa, tierna, ingeniosa. ¡Y qué música! Le haría el amor con todo el cariño del mundo a su BSO. La historia de caída y catarsis de Rae (soberbia Sharon Rooney) me impactó muchísimo. Una de las series con las que más disfruté este año. Sin duda. Con su final aplaudí de felicidad. Ojalá más series así, series que te insuflen la necesidad de vivir, de tener esperanza.

4. The Americans (FX)
En su segundo año esta historia de unos espías soviéticos viviendo el american way of life en la era Reagan, ha consolidad su estilo (narrativo, ideológico) en este segundo año. A The Americans le da igual ser anticlimática, zambullirse en cuestiones peliagudas como la religión o ser fría como el hielo. A mí también me da igual, mientras siga siendo un drama tan sólido, y sobre todo tan interesante, que te crea tantas dudas interiores.

3. Please Like Me (ABC2)
En ninguna lista veréis a la serie de Josh Thomas en una posición tan alta. Yo mismo reconozco que es muy cuestionable colocarla en este podio por delante de series como The Americans o The Fall. Pero no he podido evitarlo. Sin duda Please Like Me ha sido uno de los más cálidos y graciosos happy places de mi año. Me ha abrazado y me ha hecho sonreír cuando más lo necesitaba. ¿Tiene defectos? Sin duda. Pero se los perdono todos porque conecto mucho con ella. Y más este año, gracias a esa historia de amor imposible. Thomas no es tan profundo como Lena Dunham, pero es más tierno. Sube 3 puestos desde el 6º lugar del año pasado.

2. Hannibal (NBC)
El año pasado dije que era la 9ª mejor serie de estreno. Este año la coloco de 2ª en esta lista. Creo que la evolución está clara. El crecimiento de Hannibal ha sido descomunal. Abandonando el formato procedimental se ha vuelto una serie más contundente, más redonda, mejor planeada. Una joyita audiovisual (esa fotografía, esa música, ese trabajo de dirección), jodidamente retorcida. Que las dos series más perturbadoras de la televisión: The Fall y Hannibal, cuenten en sus repartos con Gillian Anderson no puede ser casualidad. Y menos teniendo en cuenta que Anderson viene de X-Files.


1. House of Cards US (Netflix)


Pues sí. House of Cards fue mi rookie de 2013 y ahora es mi sophomore de 2014. Para mucha gente es una serie fallida, grandilocuente, condescendiente y pretenciosa. Posiblemente tengan razón. Pero también es, por lo menos para mí, una ficción brillante sobre las tinieblas del poder. Sobre el ansia de poder. Ha sido la serie que he devorado este año con la necesidad de un yonki robando morfina. A mí me encantan los thrillers políticos, desde luego soy un espectador cautivo. Es una serie que disfruto y que no quiero que termine nunca. El ascenso de Frank Underwood en la ciénaga política de Washington ha sido toda una experiencia. Veremos qué tal se le dar mantener lo conquistado.

Mención especial: The Comeback (HBO)


Al igual que todas las series de esta lista, The Comeback emitió su segunda temporada en este 2014, sin embargo, no fue su segundo año de vida, ya que la primera temporada se pudo ver en HBO en el verano de 2005. En una de las resurrecciones más sorprendentes (y necesarias) que yo recuerde, la serie de Lisa Kudrow (mis respetos) ha vuelto para hacerme feliz. Una sátira metatelevisiva divertidísima e inteligente. Homenaje y crítica furibunda a la basura televisiva, a la comercialización de la vida y a la banalización del mundo del espectáculo. Valerie Cherish es, para mí, un icono televisivo.

martes, 15 de abril de 2014

Dos mujeres que se asoman al precipicio...

SILK - Tercera temporada / MY MAD FAT DIARY - Segunda temporada



… Y una de ellas se inclina hacia adelante y la otra da un decidido paso hacia atrás.

El mismo día, el 1 de abril, terminaron en UK dos series, quizás ambas para siempre. Dos series protagonizadas por sendas mujeres complejas, con 1000 y un matices, con 1000 y un problemas a sus espaldas. Esas series son Silk (BBC1) y My mad fat diary (E4). Muchas veces nos quejamos de la poca visibilidad que tienen aquí las series británicas. Más allá de Skins y Misfits antes, y Sherlock, Downton Abbey y Black Mirror ahora, pocas series alcanzan cierto grado de conocimiento y seguimiento. Eso, paradójicamente, ha hecho que se mitifique a la producción televisiva británica, comparándola con la nuestra. Sobre todo comparando BBC con TVE. La cuestión es que en UK también se hace mucha basura. La diferencia es que allí además de basura hacen series ya no sólo buenas, sino arriesgadas. Mientras E4 emite My mad fat diary, Cuatro programa Dreamland. No es demagogia barata, bueno un poco sí, pero es que no puedo no decirlo. El problema ya no es que tengamos una televisión mala, el problema es que tenemos una televisión cobarde. Saliendo de la digresión, es una pena que no se hable más de estas dos series, de estos dos dramas monumentales. Silk ha terminado su tercera y última temporada con un final muy abierto, mientras que My mad fat diary ha puesto fin a su segunda entrega con uno muy bien atado, lo cual hace creer que no habrá season 3. Han sido dos series con evoluciones diferentes este año. El drama judicial de BBC fue de más a menos, terminando por enredarse en dos capítulos finales con una trama central surrealista. El drama juvenil de E4 en cambio ha ido de menos a más hasta terminar con dos capítulos maravillosos, cosidos con el sentimiento que le faltó a los de Silk. A partir de aquí, por partes.

Silk

Os mataréis en la caída

Para los que no saben que es Silk, es un drama judicial que sigue a una abogada, Martha Costello (Maxine Peake, una actriz espectacular), especializada en defender a acusados de todo tipo y clase, y que se sumerge enfermizamente en su trabajo. La gracia de entrada reside en que desconocemos completamente como funciona la justicia en UK, más allá de lo del common law. Y la justicia en el país de su majestad, funciona de una forma muy peculiar. Al principio de la serie uno tiene que esforzarse para no perderse. Pero cuando logramos situarnos en el mapa descubrimos un mundo muy peculiar, gobernado por tiburones y puñaladas traperas. También con mucha pompa pero con mucho cinismo y dramatismo. En Reino Unido la justicia es un poco teatro. Una representación. Un baile de máscaras. Ahí reside el encanto de Silk, ahí, en la construcción de un personaje femenino tan sólido, cuya vida gira única y exclusivamente en torno a su trabajo, y su capacidad para captar los temas candentes en la sociedad occidental actual.

Spoilers sobre Silk Season 3
Así, en los 4 primeros capítulos de esta tercera temporada, los casos que ha tenido Martha Costello en sus manos han girado en torno a los siguientes temas: un policía que muere en una manifestación (3x01), la homofobia en el fútbol (3x02), la eutanasia (3x03) y el terrorismo islámico (3x04). Cuatro cuestiones de candente actualidad tanto a nivel social, como político y como judicial. Pero la relevancia no está sólo en el qué trata, sino como lo trata, con sus giros de thriller, su tacto pero también su vehemencia. Esto se debe a que Martha Costello, esa mujer frágil en su vida personal y dura como una roca y machacona como un reloj de cuco en la esfera laboral es una mujer vehemente, obsesiva hasta la locura. Estos dos detalles, sus problemas personales, incluso psicológicos (justo aquí es dónde ella y la protagonista de la siguiente serie se encuentran) y su entrega sin barreras a los casos en los que trabaja, son los puntos sobre los que los guionistas construyeron los dos últimos capítulos de la serie, el final de Martha Costello. La temporada estuvo partida en dos partes, los primeros 4 caps, que siguieron el molde tradicional de la serie. Y los dos últimos, centrados en un caso protagonizado por un ex-novio de Martha. Así, cuanto más avanzaba el juicio y más claro iba quedando que era culpable, más caía ella en una espiral de negación que la fue empujando poco a poco hacia el abismo. Al final se derrumbó, dejó escapar las elecciones para elegir al nuevo jefe del bufete, su estabilidad emocional voló por los aires y su vida laboral entró en coma. Esa secuencia final con ella perdida en medio de Londres, mirando al Támesis desde el borde de un muro es trágica. Tras tanto recorrido, pudieron los monstruos frente a los ángeles. El problema de los dos últimos capítulos no es la decisión de llevar a Martha hacia el cataclismo, los problemas fueron de otra índole. El caso no era interesante, el protagonista del mismo tampoco, la trama conspiranoica que armaron alrededor menos. Aún así, Silk es una serie que merece mucho la pena, con una protagonista maravillosa, arriesgada en el tratamiento de los casos y en la construcción de su personaje central. La recordaré siempre.

My mad fat diary

Todo va a salir bien

Esta serie narra en primera persona, a través de su diario personal, la vida de una adolescente, Rae (Sharon Rooney, brillando en un papel tan difícil) en la década de los 90 en Inglaterra. No una adolescente cualquiera. Una chica atormentada por su sobrepeso y su compleja relación con su madre (Claire Rushbrook lo borda tanto en la comedia paleta como en el drama familiar descarnado) que tras intentar suicidarse y estar en ingresada en un psiquiátrico, vuelve a su vida intentando construirla de nuevo. Esta es la premisa. Lo que a partir de ella hacen es magia. Una catarata de sentimientos buenos y malos, temores y esperanzas. De vida. Es ante todo una serie palpable. Ayuda que el drama se salpica con ese humor inglés tan negro y tan sucio. La maravillosa banda sonora plagada de todos esos clásicos del rock british de los 80-90 que aún en día hoy amamos. Mi momento musical favorito es el final de 2x03 a golpe de Roads de Portishead, tanto por la utilización de la canción narrativamente, como porque es una de mis canciones favoritas. Y también es importante el empaque visual, con los dibujos del diario cruzándose con las imágines. Penes peludos sobre la boca de Rae, o la telaraña de rallas que se va tejiendo sobre su cabeza cuando se siente al borde del colapso.

Spoilers de My Mad Fat Diary Season 2
La segunda temporada de la serie ha tenido una especie de estructura circular. Empezó y terminó en lugares cálidos, embarrada en esperanza. Pero tuvo un corazón muy oscuro. Primero el instituto y la imposibilidad de llevar a buen puerto su relación con Finn (Nico Mirallegro es puro encanto). Después la soledad. Más tarde el egoísmo. Y al final, la expiación de los pecados y sí, la fe en que el ser humano puede cambiar, que no estamos condenados a vivir en un bucle emocional. Mientras Silk termina siendo pesimista, My mad fat diary nos ofrece un futuro mejor. Una pone punto y final con una condena y la otra con una promesa. Con ese Wonderwall que no había sonado en toda la serie porque, siendo Rae talifana de Oasis como es, estaba destinado a cerrarla. You’re my wonderwall. Lo que nos dice esta serie es que todos somos egoístas, pero que eso no implica ser malas personas. Muchas veces Rae hace daño a los demás siendo consciente de que lo hace, siendo consciente del acto pero no tanto de las consecuencias del mismo. Esa voracidad destructiva. Esta serie me quema. Me quema mucho. Me asuste porque puedo ver cosas mías en ella y sus amigos. También me enternece. Me cala hasta los huesos. Porque en su forma de luchar contra sus errores también me veo a mí. Al final, nuestra vida no es más que una lucha constante contra lo peor de nosotros mismos. Al final, sólo queremos ser queridos. Porque la soledad… la soledad asfixia incluso más que el miedo.