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jueves, 16 de enero de 2014

Protagonistas secundados

OSCARS


Pelucas, Señor, Jefazo, Chiwi, Slim Mateo

Hoy se dieron a conocer las nominaciones a los Oscars tras meses de especulaciones, premios, trapicheos, rumores y quinielas. Hemos llegado otro año más al borde de la locura pero aquí estamos, en la recta final. Estas nominaciones han sido un pequeño varapalo para 12 years a slave (se le han escapado nominaciones técnicas, sobre todo foto y música, que nadie esperaba que no tuviera) y un respaldarazo para American Hustle, que hizo pleno en las categorías interpretativas como el año pasado la anterior película de su director, David O’Russell, Silver Linings Playbook. Como tercera en discordia se mantiene Gravity, ese golpe de genio de Alfonso Cuarón. Más allá de las tres candidatas a batir, unas reforzadas The Wolf of Wall Street, Nebraska y Dallas Buyers Club (me sangran los ojos con su nominación en montaje), la reflexión sobre la soledad en la ciudad contemporánea de Spike Jonze, Her, la película british de rigor, Philomena, y una muy tocada Captain Phillips.

Cerrado el resumen, una de las cosas que más me han llamado la atención es ver que 4 películas han metido a su actor protagonista y a su secundario de más peso en las nominaciones. Ha apostado la Academia por tándems interpretativos masculinos. Así, por Dallas Buyers Club están nominados Matthew McConaughey y Jared Leto, por American Hustle, Christian Bale y Bradley Cooper, por 12 years a slave, Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender y por The Wolf of Wall Street, Leonardo DiCaprio y Jonah Hill. Esta situación es aún más curiosa si observamos que pudo darse el pleno, porque la gran ausencia en la categoría de actor protagonista fue Tom Hanks, cuyo principal respaldo en Captain Phillips, Barkhad Abdi sí se metió en secundario, y por otro lado, y viendo el respaldo de la Academia a Nebraska, Bruce Dern pudo verse acompañado en mejor actor de reparto por su hijo en la película, el chico SNL, Will Forte.

Pero lo relevante de este hecho es que las relaciones entre los personajes que interpretan estos actores son en gran parte el motor de sus películas. Esta reflexión se observa muy fácilmente en Dallas Buyers Club, película que se eleva cuando comparten plano McConaughey y Leto. Pero es válida para cualquiera de las otras tres. En 12 years a slave, el violinista esclavizado interpretado por Chiwetel Ejiofor encuentra en Michael Fassbender a su antagonista, a la colma de su zapato, a la peste definitiva en su desgraciada existencia. Por su parte, American Hustle se abre con una pelea entre Bale y Cooper, y la tensión constante entre ambos, cada uno a un lado de la ley, es en gran parte el motor de la película, y sus secuencias juntos suelen ser las que tienen más relevancia e interés. Y en último lugar, en The Wolf of Wall Street, el protagonista interpretado por DiCaprio encuentra en el personaje de Hill el perfecto aliado para sumirse en la espiral de drogas, sexo y dinero defraudado que plasma con maestría Martin Scorsese (desde hoy el segundo director más nominado de la historia, sólo por detrás de William Wyler).

Hambre, Coca, Dios, Paja Barbacoa, Dorian Grey

¿Qué consecuencias tendrá en los Oscar esto? ¿Los académicos votarán al pack o harán justamente lo contrario, evitando premiar a dos actores por la misma película? ¿Al ser trabajos tan interrelacionados sería injusto que un actor ganara pero su compañero no? De los 10 nominados, sólo me queda ver a Bruce Dern, justo uno de los dos singles de estas batallas. Del resto, mi voto sería DiCaprio protagonista, Fassbender secundario. Pero Ejiofor protagonista y Hill secundario no me parecería injusto, ni la victoria de los packs de ambas películas, claro. Pero creo que yo intentaría repartir, a pesar de que creo que no se pueden entender unos trabajos sin los otros, para poder así reconocer a interpretaciones diferentes entre sí, pero igualmente impresionantes.

jueves, 2 de enero de 2014

Jugar con mugre sin ensuciarse las manos

AMERICAN HUSTLE


Redefiniendo el loco loco loco mundo del cabello

La nueva película de David O’Russell (peor persona viva) narra, a grandes rasgos, cómo un agente del FBI (Bradley Cooper, lo más divertido de la función) monta junto a dos timadores (Christian Bale y Amy Adams, solventes, como casi siempre) una operación policial de ilusionismo para desmantelar una red de corrupción que implica a políticos y empresarios de la mafia. Todo ello tras una larga introducción de 30 minutos trenzada en torno a las asfixiantes voces en off de los protagonistas que nos explica como estos tres personajes tan dispares acaban trabajando juntos. Hay que reconocerle, en primer lugar, a American Hustle ser una película ágil, divertida, contada con ritmo gracias a la labor del espectacular reparto y sobre todo al trabajo de dirección de O’Russell. Nunca creí que iba a decir esto pero me ha gustado mucho la puesta en escena, con esos movimientos de cámara hacia delante, como si la película fuera una constante huida, como si el devenir de los acontecimientos se abalanzara sobre los personajes.

El problema de American Hustle es que David O’Russell se estrella otra vez contra Martin Scorsese. Si la convencional dirección de The Fighter (2010) palidecía ante el vals sobre el ring de Raging Bull (1980), en esta ocasión y a pesar de que me parece su trabajo como director más inspirado, más consistente y elegante, la pulcritud, la falta de vísceras con la que se cuenta una historia a priori sórdida y turbia, cae por comparación ante Goodfellas (1990) y Casino (1995), y, aunque aún no la haya visto, seguramente (lo que es aún peor por ser del mismo año) ante The Wolf of Wall Street. En American Hustle, O’Russell entrega un Scorsese para todos los públicos, sin sexo, sin violencia, sin sangre ni muerte, sin cocaína. Estamos ante una película tímida, demasiado correcta teniendo en cuenta que sobrevuela algo tan apestoso como la corrupción y la mafia. No ayuda el empeño de O’Russell en renunciar a darle un potente empaque visual a sus películas, la fotografía de Linus Sandgren no podría ser más anodina, carecer de menos intención.

¡Quién me va a decir a mí que no puedo poner metal en un microondas!

Hay que reconocerle, eso sí, los estallidos de humor marca de la casa(todas las secuencias entre Louis C.K. y Cooper funcionan), el preciso retrato, una vez más, del chonismo histérico de extrarradio (Jennifer Lawrence, excesiva y fantástica) y la inteligencia de construir una película divertida y dinámica sin entregarse a un montaje esquizofrénico, dirigiéndola con estilo, O’Russell no es Scorsese, pero este trabajo es un salto cualitativo en su carrera. Quizás el principal problema, además de la limpieza con la que está contada y la idealización de unos personajes moralmente muy cuestionables (esto también es marca de la casa), es que American Hustle nunca estalla. Te pasas toda la película esperando a que todo y todos salten por los aires y eso nunca llega a pasar, es un coito sin orgasmo, como si en Argo (Affleck, 2012) (no sé por qué son dos películas que me resultan similares) nos dejaran sin la secuencia del aeropuerto (y antes sin la del bazar). Es un trabajo muy entretenido pero jamás llega a ser tenso, y eso en un thriller de estas características es un problema, quizás no tanto de dirección como de guion. Incluso cuando la trama se resuelve y la operación termina lo único que sientes es normalidad, el gran giro se queda a medio camino, no hay pico (en todos los sentidos), simplemente se abalanza el final, te lo has pasado bien, pero no ha sido una noche redonda.