Actriz de reparto
6. Christine Baranski por The
Good Wife
No hay mujer más elegante en la
televisión. Ni tampoco ninguna persona con una risa más maravillosa que la
suya. Unes esas dos características de Baranski, le añades hondura,
sensibilidad y presencia y tienes como resultado un trabajo modélico. Una
auténtica dama de la interpretación.
5. Kerry Bishé por Halt and catch
fire
¿Es posible no enamorarse de
Kerry Bishé? Su Donna es, a la vez, una mujer insatisfecha en un matrimonio que
hace aguas y una intrépida pionera en busca de aventuras. Todo en uno.
Inteligente, graciosa, dura, profunda. Y muchas cosas más. Bishé es un
vendaval.
4. January Jones por Mad Men
Jones tiene una secuencia, en esta
última temporada de Mad Men, en la consulta de un médico que es escalofriante.
Su rostro es un poema. Un canto triste, que diría Lluís Llach. Mientras dos
hombres arreglan su vida ella de deshace como un azucarillo, con la cámara
pegada. Será una actriz limitadísima, pero lo que ha hecho con Betty Draper es
un trabajo descomunal. Qué dignidad le acaba dando a esa mujer al final de este
inmenso relato. Su último plano, sentada en la mesa, con Sally a su lado
fregando, es otra joya, tanto de dirección como de interpretación.
1. Carrie Coon por The Leftovers
No, no me he olvidado de cómo se
cuenta. Saltamos del 4 al 1, directamente. Un triple empate, algo que debe ser
altamente improbable en los Emmys. Pero es que no puedo elegir entre estas tres
mujeres. No puedo hacerlo. La recién llegada, la que está en la cresta de la
ola y la que ya se retira. Y como no puedo elegir y total esto no son más que
listas que hago por amor al arte, no he elegido. Los Emmys tendrán que escoger
entre las otras dos actrices que acompañan, en lo más alto de esta lista, a la descomunal Carrie Coon. Hace 15 meses no
sabía ni que existía, ahora, tras The Leftovers y Gone Girl, no puedo dejar de
pensar en ella. Su Nora es desgarradora. La entereza con la que la interpreta,
el cariño que arroja en esa mujer que de la noche a la mañana perdió a toda su
familia es escalofriante. Impacta. Mucho.
1. Lena Headey por Game of
Thrones
Vaya clase maestra de
interpretación la que dio este año Lena Headey sufriendo como nunca. Eso sí,
manteniendo toda su dignidad. Cersei nunca estuvo más contra las cuerdas y
Headey lo aprovechó para adueñarse de la temporada. Uno no puedo más que
levantase, aplaudir y arrodillarse. Larga vida a la borracha Reina Madre.
1. Christina Hendricks por Mad
Men
Aún parece increíble a día de hoy
que Hendricks no lograra el Emmy por la temporada de The Other Woman (T5). Pero
así fue, Hendricks, como todos los actores de Mad Men, sigue sin Emmy. Esta es
su última bala y ¡vaya bala! Tras dos años en el dique seco, Weiner se acordó
de ella en la recta final y le entregó tramas maravillosas. De hecho, la
colocó, de nuevo, en el mismo punto que estuvo en The Other Woman, pero esta
vez su comportamiento fue completamente diferente. Y ahí fue cuando nos
demostró que efectivamente es una actriz con un magnetismo, una fuerza y una
clase mayúsculos. Es imposible no mirarla y admirarla.
Actriz
6. Taraji P. Henson por Empire
No pude evitarlo. Me he reído
tanto este año gracias a Henson que he tenido que meterla en esta lista. Ella
es la actual reina de la televisión trash. Una máquina que lo devora todo. Si
tiene que arrastrarse por los suelos, se arrastra, si te tiene que quedar en
bragas “sexys” se queda, si tiene que insultar, insulta. Y así todo el rato.
Cookie Lyon es el personaje más descacharrante de la televisión. Y hay que ser
muy valiente para interpretarlo. Ni Viola Davis, ni Kerry Washington, las otras dos grandes estrellas afroamericanas de la ficción actual, podrían
haber hecho este personaje. Tiene un mérito increíble. De verdad.
5. Robin Wright por House of
Cards
¡Qué elegante y fría es Robin
Wright! ¡Qué voz! ¡Qué forma de susurrar ostiazos verbales! Su interpretación
de la sibilina, retorcida y torturada Claire Underwood es tan sutil como
fascinante. Economía de recursos. Muchas veces menos es más. En esta ocasión,
sin duda alguna.
4. Ruth Wilson por The Affair
Ni la ganadora del Globo de Oro
sobrevivió al vacío que le hicieron los Emmys a The Affair, el drama contado
desde dos puntos de vista diferentes de Showtime. A diferencia de Lizzy Caplan,
que el año pasado sí logró entrar en los Emmys a pesar del ninguneo a Masters
of Sex, la sensacional y turbadora Ruth Wilson no ha podido conseguir la
nominación en una categoría muy apretada. Desde luego la merecía, es un trabajo
fascinante, sobre todo, obviamente, cuando la serie está contada desde su punto
de vista. Consigue que la entiendas aunque no seas capaz de creerla de todo.
Darle verdad pero mantenerla entre las tinieblas.
3. Keri Russell por The Americans
¿Madre americana o espía soviética? Ha llegado el momento en que Elizabeth ya no puede seguir compatibilizando ambas facetas de su vida. No es machismo, su marido está en la misma situación, pero ella lo lleva peor, la relación materno-filial en este caso es mucho más compleja. ¡Es tan
valiente lo que hace Keri Russell en The Americans! Se nota muchísimo que ella
cree en el proyecto y que se pone a su completo servicio. No busca nunca el
momento de lucimiento, lo importante es el relato. Y aún así se luce porque
construye un personaje riquísimo que intenta todo el rato esconder sus verdaderos
sentimientos y/o ideas. Matthew Rhys es mucho más transparente que ella. Es
fascinantemente indescifrable.
2. Julianna Margulies por The
Good Wife
Ha pasado. Julianna Margulies en
el número 2. No creía ni yo que fuera a hacer esto. No es que haya estado peor
Margulies este año, de hecho en su capítulo psicotrópico o en Winning Ugly dio
un auténtico recital, simplemente es que tenía que saldar una cuenta pendiente.
Sigue siendo la actriz que más me maravilla de la televisión actual.
1. Elisabeth Moss por Mad Men
Siempre digo que la objetividad
no existe, la imparcialidad sí. Y yo, desde luego, no soy imparcial con
Elisabeth Moss. Si Moss fuera la típica chica guapa y/o graciosa en la vida
real tendría ya unas cuantas nominaciones a los Oscar. Pero como no lo es no
tiene tantos fans. Eso sí, somos fans acérrimos. A lo mejor sólo es cosa mía,
pero espero que los que lean esto sientan también que se encuentran en una fase
vital que huele a viejo. Que están listos para avanzar. Eso es lo que le pasa a
Peggy Olson, y Moss lo borda. Clava esa insatisfacción, esa soledad, esa
impotencia. Y a la vez, nos muestra que siempre hay espacio para la esperanza.
El viaje vital de Peggy ha sido apasionante, Moss la ha exprimido al máximo, el
final ha sido precioso. Dale una uña a Moss y te devorará el cuerpo. Es una
actriz total.
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