Desde hace 11 años ninguna
película española ha estado nominada al Oscar de habla no inglesa. La última
que lo logró fue Mar Adentro de
Alejandro Amenábar, que además consiguió el cuarto Oscar español en esta
categoría, tras los logrados por Volver a
empezar, Belle Époque y Todo sobre mi
madre. 11 largos años de sequía. Durante esta década la que más cerca ha
estado de la nominación ha sido Icíar Bollaín con También la lluvia, que logró entrar
en la preselección de 9 films, aunque no consiguió una plaza en el quinteto final.
Tras dos años en los que enviamos películas sin ningún tipo de opción, 15 años y un día y Vivir es fácil con los ojos cerrados, este año la preselección de
la Academia ha generado esperanzas. Magical
Girl de Carlos Vermut, obra de culto instantáneo de nuestra cinematografía,
parte como favorita frente a la fabulosa Loreak
y a la última película de Gracia Querejeta, Felices 140, para lograr ser la
seleccionada por la Academia española. En
una competición en la que participan decenas de películas de todo el mundo es
fundamental tener una película diferente, especial, atrevida, que se marque a
fuego en la memoria y que pueda generar ruido y Magical Girl es esa película, sin duda alguna.
Pero, ¿por qué es importante
lograr la nominación al Oscar? Nos guste más o menos los Oscar son el gran
escaparate anual del cine. Por eso es fundamental lograr que nuestras películas
se cuelen y sobre todo que así puedan acceder al mercado norteamericano. El tándem Festival de Toronto – Carrera por
los Oscar es, junto a los grandes festivales competitivos (Cannes, Berlín, Venecia),
el gran centro de promoción de nuestro cine más allá de nuestras fronteras.
Magical Girl, que puede estar en la
carrera por el Oscar este año, ya se presentó el año pasado en Toronto, al
igual que La isla mínima, y este año se verá allí ma ma. Es la gran puerta a la distribución en el resto del mundo.
¿Por qué el cine español ha estado tan ausente en la última década en
la carrera por el Oscar?
En primer lugar, porque cada vez más países envían sus films a la
Academia americana. Para que nos
hagamos una idea, entre 1959 y 1987, España logró 13 nominaciones al Oscar. Entre
1988 y 2014, ha logrado 7, prácticamente la mitad. Es decir, durante las
décadas en que en España se hacían muy pocas películas y había poco autores (Berlanga,
Armiñán, Saura, Garci…) la presencia de nuestro cine en los Oscar era muy superior
a la obtenida en las últimas tres décadas, en las que la producción de films ha
aumentado, así como el número de cineastas y los focos de producción (ya no
sólo se produce en Madrid, también Catalunya, País Vasco, Andalucía o Galicia
producen films).
En segundo lugar, porque el calendario nos perjudica. El gran escaparate del cine español es el
Festival de Donostia. Allí se estrenan año tras año gran parte de los mejores
films españoles del curso. Este año, por ejemplo, competirán allí Cesc Gay
con Truman o Agustí Villaronga con El Rey de La Habana. Y tendrán sus
premieres mundiales los últimos films de Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia
e Imanol Uribe. El año pasado compitieron en Donostia La Isla Mínima, Magical Girl y Loreak, sí, la ganadora del Goya y
dos de las tres preseleccionadas para el Oscar. Pero más importante que todo
ello, las tres mejores películas españolas del 2014. Establecida la importancia
de Donostia, su situación en el calendario es terrible para la carrera por los
Oscar. El festival se celebra después de la preselección y el resultado de ésta
se anuncia durante el mismo. ¿Qué implica esto? Que las películas que vayan a competición en el festival tienen que lograr
la preselección sin haber sido aún exhibidas públicamente. Es decir, mediante
pases privados para académicos. Lo cual dificulta mucho que logren colarse en
la terna. Justamente eso fue lo que le pasó a La isla mínima el año pasado. El film era elegible, puesto que
se iba a estrenar en cines antes del plazo máximo (30 de septiembre), todo el
mundo que la había visto en los susodichos pases privados hablaba maravillas
del film, pero no logró entrar. Después triunfó en Donostia y en la taquilla y
todo el mundo se echó las manos a la cabeza. Pero es normal que esto pase. ¿Un académico, aunque le guste una
película, se va a arriesgar a votarla cuando aún no se ha estrenado y no sabe
cuál será la reacción de la crítica y el público, y por lo tanto el empuje que
pueda tener de cara a los premios? Yo no creo que lo hiciera a no ser que
estuviera totalmente seguro de su éxito. Este año ni Truman ni El Rey de La Habana
eran elegibles, ambas películas competirán en Donostia pero se estrenarán en
octubre, tras el cierre del plazo. Con lo cual es posible que nos encontremos a
alguna de ellas en la preselección del año que viene, 12 meses después de su
estreno, con su carrera comercial finalizada. Desde hace unos años se debate la
posibilidad de que Donostia cambie de fechas, no por esta cuestión, que al fin
y al cabo es secundaria para el Festival, sino por su coincidencia en el tiempo
con Venecia y Toronto. Si esto sucediera la preselección española para el Oscar
podría verse beneficiada.
En tercer lugar, la ausencia de nuestro cine en las secciones oficiales
de Cannes, Berlín y Venecia. Si Donostia
se ha convertido, prácticamente, en el único escaparate internacional del cine
español es porque año tras año ninguna película española logra estar en las
secciones oficiales de los tres grandes festivales europeos. Más allá de
Almodóvar en Cannes y alguna agradable sorpresa como Balada triste de trompeta en 2010 en Venecia, nuestro cine pasa
completamente desapercibido. Y nos guste más o menos de estos tres festivales,
sobre todo de Cannes, obviamente, salen todos los años los principales films de
habla no inglesa, y por lo tanto los que se pelearán por conseguir la
nominación al Oscar. No siempre es así, sin ir más lejos Ida no se había
estrenado en ninguna de estas tres citas, pero se fue labrando una carrera
internacional y un aura de film de culto que le permitió llegar a los Oscar y
ganar. Si Magical Girl es finalmente
la seleccionada por nuestra Academia desde luego éste es el ejemplo. A estas alturas del año parece claro ya que
la húngara Son of Saul, que ganó el premio al mejor director Gran Premio del Jurado en Cannes, tiene ¾
del Oscar de habla no inglesa en el bolsillo. Esto demuestra la importancia
de estar presente en estos festivales. Pero aún tenemos más pruebas. De las 7 películas españolas nominadas al
Oscar desde el 88, sólo 2, las de Garci (Asignatura
aprobada y El abuelo), no
estuvieron en la tríada Cannes-Berlín-Venecia. En la Croissette, compitió Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar.
En la Mostra, Mujeres al borde de un
ataque de nervios, también de Almodóvar y Mar Adentro, de Alejandro Amenábar. Y en la gélida Berlín, Belle Époque de Fernando Trueba y Secretos del corazón de Montxo Armendáriz. Esto no quiere decir que no se pueda estar en los Oscar sin competir en
estos festivales, ahí están Ida o El secreto de sus ojos, que se había
estrenado en Donostia, para demostrarnos que no tiene por qué ser así, pero
desde luego ayuda, y mucho. Ojalá la enviada española tenga suerte este año.
Ojalá sea la inmensa, impactante y demoledora Magical Girl de Carlos Vermut (aunque
Loreak también me parece una película maravillosa, conste en acta).
*Actualización 29/09/2015: La Academia española seleccionó a Loreak como su representante en los Oscar.
*Actualización 29/09/2015: La Academia española seleccionó a Loreak como su representante en los Oscar.
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