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miércoles, 8 de octubre de 2014

La respuesta

THE GOOD WIFE


La pregunta
Spoilers a mansalva hasta el 6x03
La mejor serie que hay en antena se ha tomado 3 capítulos para llevar a su protagonista desde una pregunta incómoda a una respuesta lógica. Esa serie es The Good Wife. La pregunta era ¿por qué no te presentas a Fiscal del Estado de Illinois? La respuesta ha sido, con toda la coherencia narrativa del mundo, sí. Y todo ello es lo que hace que The Good Wife sea la mejor serie en antena (no digo viva porque Mad Men sigue siendo Mad Men). 3 capítulos en los que Michelle y Robert King hilando con calma el eje central, la respuesta, e imprimiendo a la narración de un ritmo vertiginoso. Como si para lograr las metas de la slow tv emplearan herramientas del thriller más desenfrenado. El mérito es aún mayor si tenemos en cuenta que para empujarnos hacia la pregunta que Eli (Alan Cumming, chispeante como siempre, ultra-teñido como nunca) le hizo a Alicia (Julianna Margulies es la actriz más convincente de la televisión) en el final de la quinta temporada, emplearon la mitad de la misma. El destino político de Alicia Florick nació el mismo día en que los King escribieron la muerte de Will Gardner (y el surgimiento de Finn Polmar). En mi post sobre la season finale escribí que The Good Wife había hablado en el tramo final de la temporada sobre cómo tras perder a un ser querido, y tras el shock inicial, avanzar es lo único que nos queda. Y eso está haciendo Alicia Florick. En el mundo sin Will, los King nos han contado que el destino de Alicia es progresar en su carrera profesional a través de la política. Hasta aquí la introducción de la temporada. Con la respuesta queda sellado el prólogo. Ahora es cuando empieza de verdad el libro.

Los nuevos Diane y Will
Desde que nació en Alicia y Cary la idea de montar un nuevo bufete gobernado por ambos, allá por la lejana temporada 4, ambos jugaban con la idea de ser “los nuevos Diane y Will”. Pues este arranque de temporada nos ha venido a decir que sí, que lo han logrado. Aunque no por las vías que ellos esperaban. Al usar la frase, al imprimir la idea cual dogma en sus cabezas, ellos se referían a la construcción de un bufete poderoso desde sus cimientos. Sin embargo, Cary ha llegado a Will a través de problemas legales y morales. A través de la atracción por el poder, para ser exactos. Y Alicia se ha convertido en Diane (no se puede tener más clase y señorío que Christine Baranski) a través de la ambición profesional dentro del mundo legal, y con la cuestión de género revoloteando por su cabeza. Si Will quería tener uno de los bufetes más poderosos de América, Cary se niega a que la llegada de Diane y los demás abogados de Lockhart & Gardner le quiten poder. Si Diane aspiraba a ser jueza de la Corte Suprema de Illinois, Alicia sueña, entre viajes psicotrópicos feministas, llegar a ser jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos. El futuro ya está aquí. Sin darse cuenta se han convertido en lo que aspiraban, aunque las consecuencias sean la persecución judicial o la guerra política.

El peso de Cary Agos y la temporada que nos espera
Muchos seguidores de The Good Wife llevábamos mucho tiempo reclamando que los King le dieran más peso a Cary. Matt Czuchry se lo había ganado. Y al final, cuando todos teníamos en mente un arranque de temporada completamente distinto, ha pasado. Si a lo largo de las últimas temporadas habían dotado a Agos de varias capas hasta convertirlo en un personaje muy interesante, ahora se ha producido la explosión del mismo. Su viacrucis judicial como víctima de una guerra de poder tanto política como ligada al narcotráfico, lo han dotado definitivamente de hondura. Hemos aprendido más sobre Cary en estos 3 episodios que en las 5 temporadas anteriores. Ha madurado ante nuestros ojos en estos 130 minutos de televisión. Y en el genial (y delirante) arbitraje religioso del 6x03, se nota. Si en el 5x22 era puro nervio y furia, ahora es un tipo reflexivo. 

Cómo mostrarlo todo sin enseñar nada

Además de cimentarlo como personaje fundamental de la serie, la, aún inconclusa, trama de Cary siendo perseguido (un arquetipo muy americano el del acusado injustamente) ha funcionado como dispositivo narrativo para resolver las 2 tramas que había dejado abiertas el final de la temporada anterior. Por un lado, ha facilitado la llegada de Diane y sus abogados y clientes a Florick & Agos, y ha permitido a los Kings contar de formas muy curiosas (flashbacks, multiperspectivismo, saltos en el tiempo, elipsis) dicho proceso. Y por otro lado, ha supuesto el empujón final para conducir a Alicia hacia su carrera política. La buena esposa siempre quiso presentarse a las elecciones, sólo necesitaba que las eficientes excusas para no hacerlo (aún estaba montando su propio bufete, no quería meterse en el barrizal político) fueran eclipsadas por motivos muy poderosos e ineludibles. Y estos fueron que el actual Fiscal del Estado es un villano sin ideales de manual, que además pretende destruirla, que el mundo, casi se podría decir que el destino, la empuja hacia ello, y que ha interiorizado el problema de la ausencia de mujeres en cargos de poder. La cuestión del empoderamiento de la mujer sobrevuela la serie desde su inicio, y ahora, que se sumerge en las sucias aguas de la política, es aún más interesante. Estas son las piezas, así está el tablero. Ahora empieza la temporada más política de The Good Wife.

La respuesta

martes, 20 de mayo de 2014

Cuando avanzar es lo único que nos queda

THE GOOD WIFE - Quinta Temporada


¿Qué?

Terminó este domingo en CBS la quinta temporada de The Good Wife, el drama legal (qué cortita le queda esta etiqueta en realidad) del matrimonio compuesto por Michelle y Robert King. Y con ese último capítulo, el frenético (hasta la taquicardia) A weird year (5x22), termina un año que más que raro fue sublime. Esta quinta temporada, ya terminada pero aún palpitante, ha supuesto la entrada de The Good Wife en el selecto grupo de las mejores series de la historia. Obviamente, in my opinion. Ya se sabe, ese dónde reposan, entre otras, The Wire, The Sopranos, Twin Peaks, The West Wing (sí, todas con T), Breaking Bad u otra que no ha terminado (pero a la que sólo le quedan 8 episodios y 1 año de vida), como Mad Men. Series para la historia. Esta entrega de la ficción centrada en Alicia Florick (Julianna Margulies, la actriz más completa y compleja de la televisión) ha sido una apología intensa, rotunda, redonda, del atrevimiento como motor creativo. Del salto sin red al vacío. Una y mil veces. Volar los esquemas preestablecidos las veces que haga falta. The Good Wife este año no ha revolucionado su status-quo interno una, ni dos, sino tres veces. Tres veces la serie ha abierto nuevos y complejos escenarios. Sólo por la osadía… Guau.

A partir de aquí, spoilers a cascoporro de toda la temporada
En Hitting the fan (5x05), los King destrozaron Lockhart-Gardner para partir la serie en dos bandos enfrentados, por un lado Diane (Christine Baranski tiene que ganar este año el Emmy, sublime es decir poco) y Will (Josh Charles fue pura garra) intentando devorar a sus crías, por otro, Alicia y Cary (Matt Czuchry ha estado fantástico) matando al padre con la construcción de su propio bufete, Florick-Agos. En Dramatics, Your Honor (5x15), nos asestaron un puñal en el corazón con la sorpresiva, irracional, caótica y demoledora muerte de Will. Dejando a Diane y a Alicia sumidas en las tinieblas. Congeladas en la fatalidad. En último lugar, en la season finale, dieron otros dos giros de calado a la historia. Por un lado, Diane tocando a la puerta de Florick-Agos, cansada de luchar y abocada a perder, frente a ese glorioso eje del mal compuesto por David Lee (Zach Grenier, siempre divertido) y Louis Canning (¡qué personaje tan viscoso en su maldad agresiva ha levantado Michael J. Fox!). Por otro, el que no se veía venir, o por lo menos yo no vi venir (aunque no puede ser más lógico, más orgánico), Alicia colgando del fundido a negro… otra vez (así terminó la finale de la season 4). Entre restos de lasaña quemada y nadando en la soledad del nido vacío, Eli Gold (¡qué bueno eres Alan Cumming!) suelta la bomba que ya anunciaban sus ojos - ¿Alicia? -Sí - ¿Te gustaría presentarte a Fiscal del Estado? Boom.

Tras una temporada amarga, gris oscura casi negra, triste, bañada en una implacable melancolía, lo que nos esperó al final del camino no fue reposo, fue frenesí. No fue estabilidad en las líneas maestras dibujadas tras el fallecimiento de Will y la lenta recuperación anímico-profesional de Alicia y Diane. Fue otro game change. Si en The Good Wife los juegos de poder siempre se practicaron tanto en el terreno del derecho (los bufetes) como en el de la política, el escenario que se abre ahora se entrega definitivamente al duopolio. Por ambición (y otras drogas) Alicia traicionó al hombre que amaba. ¿Cómo iba a conformarse con poner punto y final a su proceso de empoderamiento con la consolidación de Florick-Agos? Alicia es, como diría Woody Allen hablando de las relaciones sentimentales, como un tiburón, si no avanza constantemente muere, o en su caso se sume en un hondo letargo. El salto a la política es un paso lógico. Aún más teniendo en cuenta que en 2016 Hilary Clinton, la good wife primigenia puede convertirse en presidenta. Y no hablemos ya del placer de poder ver a Alicia y a Eli codo con codo remando en la misma dirección. Será profundo y será cómico. Vamos, como la serie en sí misma.

Justamente, el humor es un elemento muy importante, aunque no se le tenga demasiado en cuenta, para explicar el éxito de The Good Wife. Como ejemplo, esta season finale, con el juego entre pantallas, el Gran Hermano y las cámaras ocultas amenizando las encarnizadas luchas de poder. Muchos críticos al hablar de dramas políticos recientes como Boss o House of Cards, les achacan un exceso de solemnidad. Una solemnidad que llega a resultar asfixiante. No hay respiro para el espectador. Todo es denso. Todo es agrio. No hay en la vida nada más que aire viciado. Esa renuncia al humor como arma de evolución dramática y narrativa hace que el relato resulte más artificial. Nadie se pasa las 24 horas del día tenso. El humor forma parte de la vida, incluso en los momentos más terribles de la misma. Por eso en la depresión post-muerte de Will, en la miserable existencia de Alicia se colaba aquella serie de televisión que parecía una parodia de True Detective. Los King han entendido, como también lo ha hecho, por ejemplo, Game of Thrones, que salpicar su serie con humor no hace que sea menos densa dramáticamente. De hecho, todo lo contrario, porque suelen aprovechar las situaciones cómicas para lanzar dardos envenenados y poner a sus protagonistas ante conflictos complejos (en la finale el derecho o no a espiar conversaciones ajenas).

La mejor risa del mundo, sin duda

En el plano exterior esta temporada ha supuesto una defensa cerrada de que una serie no debe nunca acomodarse, sino avanzar, precipitarse irremediablemente hacia el final lógico para sus personajes, aunque eso implique volar muchos puentes, realizar muchos sacrificios, arriesgarse constantemente. Mientras que en el plano interior ha entrelazado un discurso idéntico a través de Alicia, Diane y Cary (cuantos enteros dramáticos ha ganado este personaje). En la vida hay, ante todo, que seguir avanzando, porque el mundo no se detiene… nunca. Ante la posibilidad de la fusión Cary se niega en redondo a aceptarla porque no está dispuesto a volver a atrás, a retroceder el camino que tan arduamente fue construyendo para sí mismo. Este Cary ya no es el mismo que el que estaba en Lockhart-Gardner. Ha crecido. Ha madurado. Y su ambición, sus necesidades, sus prioridades lo han hecho con él. No hay vuelta atrás. Mientras que Alicia y Diane, noqueadas tras la muerte de Will, varadas a la deriva, si rumbo ni dirección, sí se han permitido jugar con la posibilidad de que el mundo se parara, con la posibilidad de desandar lo andado, de enmendar los errores cometidos, de volver a empezar. Sin embargo, la realidad les ha ido enseñado que eso no es posible. No, volvamos a decirlo, no hay vuelta atrás. Cuando hemos perdido a alguien tan importante en nuestras vidas, de tal forma que las mismas quedan profundamente heridas, al final descubrimos que avanzar es lo único que nos queda. Por eso Diane ha decidido desprenderse de su criatura, de su bufete, que no era ya nada más que una rémora para ella y por eso Alicia se encuentra, fundido a negro mediante, ante la posibilidad de saltar al terreno de la política.

Un año raro. Un año sublime. Un año para ser recordado. Una temporada de una perfección y una osadía pocas veces vista. The Good Wife se ha hecho mayor. Ahora ya puede mirar a la cara a los grandes dramas televisivos y no tener miedo de parecer inferior. La ambición y la creatividad de los King no conocen límites... aún. El relato de la buena esposa cansada de ser buena y de ser una mera esposa no entiende de conformismos ni relajaciones, sólo de la narración audiovisual como arte capaz de contar historias que agitan las ideas y los sentimientos que uno tiene alojados en su interior.

Sí, he escrito mucho sobre The Good Wife este año, quizás demasiado. ¡Qué cojones! No, nunca es demasiado.