SHAMELESS - Quinta temporada
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Spoilers a mansalva del último verano que pasamos con los Gallagher |
Este lunes ha tocado despedirse
de nuevo de los Gallagher, mi familia televisiva favorita, sin duda alguna. Shameless,
que cada vez tiene menos de comedia y más de drama es, paradójicamente, mi happy place seriéfilo por antonomasia.
Una serie que me hace feliz. Me río y me emociono con ella. Sabe, casi
siempre, tocar las teclas adecuadas. Digo casi siempre porque el primer tercio
de la temporada no fue bueno. De hecho el “resacón en Las Vegas de Frank” y el
matrimonio exprés de Fiona en el 3x04, han sido quizás las dos peores tramas
que ha dado la serie en sus ya cinco excelentes temporadas. Por suerte,
corrigieron el rumbo a tiempo y la serie no hizo más que crecer en los otros
dos actos de la función. Hasta Frank, que llevaba varias temporadas vagando (y vagueando)
por la serie tuvo una trama muy poderosa, con el viaje a la muerte de su joven
doctora. No creo que haya sido la mejor temporada de Shameless, pero la serie
sigue siendo una de las mejores y más disfrutables obras televisivas actuales.
Y en este curso ha buceado, más que nunca, en las pulsiones autodestructivas de
los Gallagher y como éstas afectan a su estabilidad sentimental.
La villana: Sammi
Pocas veces he odiado tanto a un
personaje de televisión como a Sammi (Emily Bergl), la hija bastarda de Frank. Llegué a
odiar, por ejemplo, con todas mis fuerzas al Gaius Baltar de Battlestar Galactica, pero era un
personaje al que amaba odiar. A Sammi no, Sammi
simplemente me produce sarpullidos. Ha sido la villana de esta temporada,
el enemigo común de toda la familia. Sammi irrumpió en el ecosistema Gallagher
como un elefante en una cacharrería, dispuesta a recuperar los años familiares
perdidos. Y fue recibida con una frialdad brutal. Con este contexto, lo lógico
sería que el espectador se pusiera de su lado, que fuera la víctima. Sin
embargo no fue así porque es un personaje desagradable e insoportable. Que
actúa con mezquindad pero que cree que sus actos carecen de malicia. Primero
intentó engancharse a Frank y luego se acopló al hogar familiar. Una garrapata
que devoraba la vida de la familia y de la propia serie. Cuando Frank ideó el
plan perfecto para deshacerse de ella, ésta
acabó por explotar y demoler al miembro más débil del clan, el bipolar Ian, en
una de las acciones más repugnantes de
esta temporada televisiva. Como represalia, Mickey creyó haberla matado y
la encerró en una caja de transporte de mudanza. Sin embargo, Sammi seguí viva
y volvió al final del último capítulo pistola en mano para ajustar cuentas con
Mickey. Esa hilarante secuencia de ella persiguiéndolo y pegando tiros a todas
partes ha servido como metáfora de un personaje que nunca funcionó, pero que
sin embargo en sus estallidos violentos puso a los Gallagher en situaciones muy
interesantes, de gran carga dramática (y/o cómica).
El improbable héroe: Mickey
Podríamos decir que los dos
grandes arcos narrativos de la temporada han sido “Fiona y los hombres” y “La bipolaridad
de Ian”. En el primer tramo de la temporada vimos como Ian (Cameron Monaghan ha estado inmenso)
caminaba irremediablemente hacia una crisis mental. Como quién ve un tren
descarrilando a cámara lenta. Y mientras, Mickey (Noel Fisher, qué bueno eres) intentando poner parches a una presa a
punto de reventar. Si Ian me partió el
corazón, Mickey no se quedó atrás. Cuando alguien a quien quieres se resquebraja,
tú también te deterioras internamente. En su sufrimiento, Ian arrastró a Mickey
por la ira y la frustración, y a pesar de todo ello, Mickey se mantuvo a su
lado, queriéndolo a pesar de las adversidades. La progresión dramática de
Mickey es indudable. Quién nos lo hubiera dicho en la primera temporada. El cariño con el que Mickey trató a Ian
hace que la ruptura entre ambos sea aún más triste. Mickey quiere a Ian,
Ian quiere a Mickey, pero el problema es que Ian ya no sabe quién es, y cree
que Mickey tampoco lo sabe. “No podemos querernos”. Ouch.
El problema: Las relaciones amorosas
Saltamos así al tema fundamental
de esta quinta temporada de Shameless:
la imposibilidad del amor. O más bien, la
imposibilidad de estar en una relación estable y bidireccional (en el plano de
los sentimientos mutuos). Fiona (Emmy Rossum, la actriz con la mirada más expresiva de la televisión) se casa con un chico al que no conoce de
nada, establece una conexión emocional de dependencia con su jefe y se acuesta
con Jimmy-Steve-De todos los santos. Es un desastre con patas. Si en la cuarta
temporada descendió a los infiernos, en ésta ha intentado redimirse, sin
embargo, ya alejada de las drogas y los demás peligros externos, se encontró
acuciada por su mayor enemiga: ella misma. El problema de Fiona es, en esencia,
el mismo que el de Alicia Florick: no es
la maravillosa persona que creía ser, ella misma es consciente de ello y se
frustra consigo misma. No juega limpio ni con su marido, ni con su jefe. Fiona confunde el cariño con el amor.
Tras una durísima vida teniendo que lidiar con sus tormentosos padres y
luchando por sacar adelante a sus hermanos, ha llegado a un punto en el que ser
bien tratada es argumento suficiente para estar con alguien. Aunque no haya
amor. Por eso cuando irrumpe Steve todo salta por los aires. A él si lo ama,
aunque sabe que su mera presencia la destroza. El problema de Fiona es, al
igual que el de Ian, que no puede dejarse querer. Por cómo fueron criados, o más bien, por cómo no fueron
criados, los Gallagher sólo saben querer
de forma pasional, arriesgada, casi violenta. Más que el cariño, lo que
persiguen es la adrenalina. Por eso llegamos al final de la temporada con toda
la familia sumida en problemas amorosos. Además de Fiona e Ian, Lip (Jeremy Allen White y su rostro apesadumbrado) ha tirado
por la borda su sencilla relación con Amanda, por una profesora casada, la
adolescente Debbie (Emma Kenney, está creciendo muy bien) confunde su primer novio con el amor de su vida y se queda
embarazada a propósito y Frank (William H. Macy, fantástico, como siempre) se enamora, a sabiendas, de su moribunda médica.
Definitivamente los Gallagher no saben dejarse querer, sólo saben precipitarse
hacia adelante. Ya lo decía Iván
Ferreiro “y besaré todas las bocas, intentando demostrar que sólo existe una. Y en mi delirio arrastraré todas las cosas buenas”.
El spin-off: Wifely Duties
Durante mucho tiempo se tuvo
miedo a los spin-off televisivos. La sombra de ese aborto llamado Joey, que seguía al peor personaje de Friends era muy alargada. Sin embargo,
hoy en día hemos ido perdiéndole el miedo a esa expansión de un universo
creativo. Ahí está Better Call Saul
para recordarnos que un spin-off puede tener identidad propia y gozar de una
gran calidad.
El gran alivio cómico de Shameless este curso ha sido sin duda
alguna Svetlana (Isidora Goreshter). No encontraréis a ningún fan de la serie que no se haya reído
a carcajada limpia con ella. Todos los lunes comentaba el episodio de la semana
con dos de mis mejores amigas (<3), y en la conversación de whatsapp salía (#analways)
a relucir Svetlana. Ya fuera por los chascarrillos que había dicho o por su
ausencia. Es increíble cómo siendo un personaje tan secundario ha sido capaz de
tener tanta presencia (o ausencia). Por la propia concepción de Shameless, Svetlana jamás tendrá el peso que se merece en el show de los Gallagher.
Quizás por ello Showtime debe aprovechar ese diamante en bruto (¡y tanto que es
bruta!) que es nuestra prostituta rusa favorita y producir un spin-off.
Tienen el título: Wifely
Duties. El slogan: “I cook, I clean, Wifely Duties”. El cartel: La cara
de Svetlana entre dos piernas, una de hombre y una de mujer. La trama: Svetlana es contratada como madre de
alquiler, asistenta del hogar y proveedora de sexo a tiempo completo. Y el
formato: no olvidemos que Showtime se hizo un hueco en el panorama seriéfilo
apoyándose en Dexter y sus dramedias de 30 minutos protagonizadas por mujeres
(Weeds, US of Tara, The Big C, Nurse Jackie). Ahora que dicho formato ha
desaparecido prácticamente de la parrilla de la cadena (Jackie, la última
superviviente, termina esta primavera), Wifely Duties podría mantener en pie
esta seña de identidad del canal.
No me puedo creer todavía que Sammi haya salido con vida de esta temporada. Por favor, basta.
ResponderEliminarQué bueno lo de que al final todos tienen el mismo problema con las relaciones, eso de que huyen de las cosas sencillas por la adrenalina.
A mi me ha dado mucha pena que hayan desaprovechado a Emmy Rossum, porque le ha tocado una trama de mierda. Pero muy bien Noel Fisher me quito el sombrero, vaya evolución. Y sí, por fin a Macy le tocó una trama con sentido, qué soplo de aire fresco la aparición de mi amiga la médica.
Viva Svetlana!!!! Quiero ver Wifely duties!!!
tela con eso... a ver si la despachan pronto en la siguiente temporada (espero que esté en el trullo por intentar matar a Mickey) y no tenemos que seguir arrastrando con el no-cadáver de la jodida Sammi xD
EliminarSí, muy desaprovechada, de hecho ha sido su peor año en toda la serie, tienen que centrarla, porque va dando tumbos y sus decisiones no se entienden :(
Y Macy todo lo contrario, quizás haya sido el año que más me ha gustado :). Viva tu amiga la médica jajajajaja
jajajajajajaja Showtime, pórtate y danos Wifely Duties! xD