CINEUROPA
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Pelegrín, mascota del Xacobeo 93, leyenda de por vida |
Ayer terminé mi Cineuropa 2014. Ese pequeño festival no
competitivo (mi Little Little Little Toronto) que con mucho esfuerzo se
organiza cada año en esta ciudad tan pequeña y de clima tan complicado en otoño
llamada Santiago de Compostela. Ese pequeño festival que alegra mi mes de
noviembre y me permite ver el cine que de otra forma no podría ver. También es
mi pequeño Cannes, que mitiga un poco el hecho de que posiblemente jamás vaya ni
a Cannes ni a Toronto. Creo que el nivel de películas que vi fue mejor el año
pasado, o quizás simplemente es que el año pasado yo era tal desastre vital que
abracé Cineuropa como bote de salvación. No lo sé. Aún así mis 10 (+1)
películas me han aportado algo. Al final, supongo, que esa es la magia del
cine.
Empezando por el final, ese mini-maratón de 6
horas que me metí entre pecho y espalda (la segunda aún está adolorida) ayer de
Kis uykusu (Winter
Sleep) y Mr. Turner. La primera me decepcionó un poco y la segundo me
sorprendió otro tanto. Quizás me esperaba que la película que le dio por fin la
Palma de Oro a Nuri Bilge Ceylan iba a ser una obra descomunal. Y no lo es.
Tampoco creo que lo pretenda. Es un relato hondo y sangrante sobre un grupo de
personajes doblemente encerrados, en sí mismos, y en el espacio que los rodea,
el frío invierno en medio de ninguna parte en Anatolia. Ceylan rueda
maravillosamente, pero a la película le sobra metraje, 3 horas, 10 minutos es
demasiado tiempo. A Mr. Turner también le sobran algunos minutos en su tramo final,
en el que parece que Mike Leigh no sabe como echar el cierre a la historia del
pintor británico J. M. W. Turner. Aún así es una poderosa y entretenida
película sobre el proceso de creativo y la pasión artística. Entre Leigh y el
director de fotografía, Dick Pope, pintan (no pude resistirme al juego de
palabras) alguno de los planos más hermosos que he visto en mi vida. Así de
rotundo me pongo. Y claro, Timothy Spall está fantásticamente contenido en un
personaje de formas rudas y mirada tierna.
Siguiendo de atrás hacia
adelante, el viernes vi Plemya (The Tribe), que causó
sensación en la Semana de la Crítica en Cannes y está nominado en los EFA en la
categoría de ópera prima junto a La
Herida y 10.000 km. Entré en ella
sin saber qué iba a ver y desde luego me sorprendió. Una película protagonizada
por sordomudos, en la que no se subtitula el lenguaje de signos y que tampoco
tiene música. El cine desnudo. O incluso más, el cine hecho carne. La película
es pura atmósfera y fatalidad. Ese internado terrible en el que está ambientada
parece una pesadilla de esas que te despiertan por la noche sudando. Violenta y
seca, es, desde luego, todo un descubrimiento. Mi última semana en Cineuropa
comenzó con el extraño León de Oro de Venecia, A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, que cerró la trilogía
sobre el ser humano del sueco Roy Andersson. Si el año pasado vi Gente en
sitios, este año vi esta película. Un conjunto de piezas cómicas muy absurdas,
de las cuales algunas funcionaban muy bien y otras se caían con todo el equipo.
No me parece una gran película, pero me arrancó alguna risa y sí que tiene gags
muy inspirados y inteligentes.
El plano icónico de Leviathan |
En la segunda semana vi otras cuatro películas: Leviafan (Leviathan), Force Majeure (Turist),
Mommy y Magical Girl. Leviathan del ruso Andrei Zvyagintsev, es una sucesión de puñetazos al
estómago. El film cuenta la historia de un hombre al que expropian la casa por
un precio ínfimo y como en su lucha por hacer justicia se va viendo atrapado
por los perversos mecanismos del poder, no voy a volver a citar a El proceso de Kafka por decimonovena vez
este mes, pero vamos, que de eso habla. Una película necesaria sobre tiempos
sombríos. Turist es la segunda
mejor comedia negra (negrísima) del año, tras Relatos Salvajes. La historia de cómo una familia se va
desintegrando tras sufrir un amago de alud, y que el padre huyera despavorido
dejando a su mujer e hijos tirados. Un complejo vacacional de lujo se convierte
en una cárcel de rencillas, miedos y frustraciones. Los ricos también lloran.
En Magical Girl, Carlos Vermut
sigue construyendo ese mundo tan perverso suyo que comenzó con la monumental Diamond Flash. La historia de tres
personajes va encajando mientras el relato nos oculta, precisamente, las piezas
más interesantes que llevan a ese encaje. No eres travieso ni nada Vermut.
Visualmente es una maravilla, pero quizás me esperaba más, quizás Diamond Flash me parezca narrativamente
más osada, más ambiciosa. Aún así, una de las grandes películas españolas de
este año, sin duda.
En la primera semana vi Phoenix y Miss Julie. Dos películas, como Magical Girl, sobre mujeres rotas. Phoenix es un melodrama sobre el final de la II Guerra Mundial
y los restos del naufragio nazi que bucea en lo perversos que podemos llegar a
ser los humanos con tal de salvarnos. La película tiene unos 20 minutos finales
brutales. Ha habido muchísimo nivel en actrices este año en mi Cineuropa, me da
pena no reconocer el trabajo de Nina Hoss en mi palmarés ficticio, porque su
composición es de una sutileza que desgarra. En cambio la que no es sutil es
Jessica Chastain en Miss Julie.
Tampoco podía serlo, porque ese personaje necesitaba desenfreno. Una niña rica
cargada de problemas se obsesiona con su sirviente, cargado de resquemor, y lo
que pasa a partir de ahí es una explosión constante de odio y deseo. El
problema de la película de Liv Ullmann es que sus personajes cambian de parece
50 veces en 120 minutos, y al final el espectador acaba mareado. Quizás la
película más floja que he visto este año en el festival. Antes del comienzo del
mismo ya había visto una de las películas que más ha gustado en la ciudad, Deux jours, une nuite, de los
hermanos Dardenne. La película cuenta el deambular de una mujer (soberbia
Marion Cotillard) intentando convencer a sus compañeros de trabajo para que
renuncien a un bono a cambio de que ella pueda mantener su trabajo. Y durante
ese proceso vemos como ella misma va lidiando con sus problemas internos y
sentimentales. Una señora película, maltratada tanto en Cannes como en las
nominaciones de los EFA.
Antes me salté, con toda la
intención del mundo, Mommy,
porque quería hablar de ella en último lugar. Sí, como cabía esperar, ha sido
mi película favorita de este Cineuropa. Dolan se ha hecho mayor. Dolan y yo nos
hemos hecho mayores. Mommy es una
obra adulta sobre unos personajes que por mucho que intenten ponerse de pié
siempre terminan tropezando. La historia de una madre con un hijo enfermo al
que no puede controlar. La historia de un hijo que quiere hacer las cosas bien
pero que a veces es incapaz de controlar todas sus ansias y acaba siendo peligroso.
La historia de una vecina de clase media encerrada en sus miedos, que encuentra
en esa atípica familia su válvula de escape. Mommy es una catarata de sentimientos guiada por una dirección que
es puro cariño, pura sensibilidad. El año pasado le di el premio gordo a Xavi
(ya es como de mi familia), y sí, este año, volveré a cometer la misma osadía.
Los veinteañeros tenemos mucho que decir, y más los que son unos genios como
Dolan. Ahí va mi palmarés, he sudado tinta china para cuadrarlo y conseguir colar
a todas las películas relevantes que he visto. Ahora entiendo un poquito más lo
complicado que es ser jurado y tener que repartir tu amor entre tanto gran cine
y circunscribirte a las reglas de los Festivales Clase A como Cannes o Donostia
(sólo un ex aquo, dos premios por película). Si lo hiciera otro día quizás
sería distinto, pero el que me ha salido hoy es este. Suerte a toda esta gente
de cara a la Carrera de premios que empieza.
Xavier Dolan con su Premio Especial del Jurado de Cannes, sacando la folclórica que lleva dentro |
Pelegrín de Ouro: Mommy
de Xavier Dolan. Por emocionarme, hacerme sentir miedo y, sobre todo, por insuflarme ganas de vivir.
Gran Premio del Jurado: Leviafan
(Leviathan) de Andrei Zvyagintsev.
Por hablar de la Europa que se nos está viniendo encima y analizar al poder en
toda su brutalidad.
Mejor Director: Ruben
Östlund por Force Majeure (Turist).
Por crear un espacio hermosamente cruel para unos personajes tan cabrones.
Mejor Actriz: Anne Dorval y Suzanne Clément por Mommy.
Por interpretar a dos mujeres apaleadas por la vida e imprimirles,
precisamente, mucha de esta última.
Mejor Actor: Timothy
Spall por Mr. Turner. Por
hacer un trabajo sutil y preciso creando no sólo a un artista, sino también a
un hombre.
Mejor guion: Jean-Pierre
y Luc Dardenne por Deux jours, une
nuite. Por hablar de la Europa que sufrimos día a día y por ser
profundamente humanistas.
Premio Especial del Jurado: Kis uykusu (Winter Sleep)
de Nuri Bilge Ceylan. Por mostrar que encerrarnos con nuestros demonios
sólo causa mucho dolor.
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