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Me encantaría poder decir que yo hice esto en el paint, pero no, es, de verdad, la imagen de la productora |
Este jueves ABC emitió las winter finales (los yankees generando conceptos a la
velocidad de la luz) de sus tres dramas producidos por Shondaland, la compañía de la todopoderosa Shonda Rhimes. Tras años buscando una serie que lograra sostener el
inicio de esta noche en el horario de 8 a 9, la cadena de Disney descubrió que la solución llevaba una década en antena: Grey’s
Anatomy. Adelantó de esta forma las dos series de Rhimes y en el hueco
dejado por Scandal en el horario de 10 a 11, en el que las networks
programan dramas (adultos, se supone), confió en otra serie de su factoría,
aunque no esté escrita por la propia Shonda: How to get away with murder.
Le han entregado así una noche entera de su programación, confirmando su
posición de poder dentro de la industria televisiva, y a la vez han logrado que
esta misma noche de los jueves, la más competitiva de la televisión americana,
sea en la que mejores audiencias cosechan. Jugada redonda. Gana Disney y gana
Shonda. Es lo que tiene el poder, que no suele perder nunca.
How to get away with murder o
Ser más shondista que Shonda
Empiezo por Murder porque es la novata y porque al fin y al cabo es una sangre
sucia dentro del shondismo. He de decir que era muy escéptico con ella. Sobre
todo tras los primeros 4-5 capítulos. Los principales problemas que le veía
eran: una protagonista que no era capaz de cargar con la serie, un coro de
niñatos poco interesante a su alrededor (salvo el gayer turbio), y unos casos
mal hilados con la trama principal. Y sus principales virtudes: la estructura a
medio camino entre Revenge y Damages,
su atmósfera nocturna y la inmoralidad de personajes e historias. Llegados a
este parón de Navidad y a falta de sólo 6 capítulos, me bajo del carro de los
escépticos y me sumo al de los convencidos. Murder
es una serie que lleva el shondismo a
territorios más oscuros. Dijo mi sestra,
mientras veíamos el último capítulo, que el sexo en esta serie le resulta
asqueroso. Yo no iría tan lejos, pero está claro que el sexo en esta serie es
algo sucio. En realidad el sexo es poder en Murder.
Y está desposeído de afecto. De hecho el principal problema que le veo ahora a
la serie es que no me creo sus relaciones afectivas (salvo el affaire gayer
turbio-chinorri riquiño). Algo que ya le pasaba a Scandal, y que desde luego no le pasa a Grey’s, que cuida mucho más los sentimientos. En el fondo Murder es la profundización del modelo Scandal: mugre, giros y poder. Pero aquí
sin restos de moralidad. Lo cual se agradece. El último capítulo, el que nos
describe cronológicamente qué pasó la noche del crimen con el que empezó la
serie, es desde luego, el mejor emitido hasta el momento. Con los giros justos
y necesarios, con una mejor presentación de los personajes y con las dosis de
oscuridad y oyoyoyoy necesarias. Nos
quedan 6 capítulos de infarto. En ABC han aprendido del error que han cometido
con Revenge y la decisión de que la
temporada tenga sólo 15 capítulos no podría ser más acertada. Así sí.
Scandal
o La coca nunca es suficiente (con spoilers)
Esta temporada
de Escándalo empezó de una forma bastante dispersa, con las piezas del tablero
bastante desperdigadas, y con el cansino triángulo amoroso Olivia-Jake-Fitz en
el centro de la acción. Sus principales aciertos fueron colocar a Abby como
secretaria de prensa de la Casa Blanca e introducir al personaje de Portia de
Rossi como gran villana de este curso. Después, claro, reincidieron en errores
del pasado: la agencia ultrasecreta del ultraperverso padre de Olivia; darle
poca cancha al mejor personaje de la serie (Mellie); Huck y todo lo que tiene
que ver con él; y la trama del puto de Cyrus, que junto con el conflicto en el
imaginario West Angola nos recuerda que, de verdad, Shonda sigue creyendo que
está haciendo The West Wing. Pero,
como siempre, y a pesar de todos los fallos, Escándalo sigue siendo jodidamente
divertida, sobre todo cuando se centran en la banalidad de la política en vez
de en el ultraespionaje. Los guionistas manejan muy bien el ruido mediático y
los golpes bajos de Washington, e incluso las conspiraciones más grandes que la
vida misma, pero el espionaje les queda muy grande. En la winter finale, por
fin, esa dispersión de las tramas se ha terminado. Ya tenemos un dibujo
completo del mapa. Fitz escoge tan bien a las mujeres como a los Veeps. Las
cartas están sobre la mesa y la protagonista a la intemperie tras intentar
apagar la luz de ese sol de cocaína que era su todopoderoso padre. Ahora sí,
que empiece el show. Sofá, palomitas y vino blanco preparados.
Grey’s Anatomy o Eran las
relaciones, ¡estúpida! (con spoilers)
A lo mejor esta impresión es algo
que sólo tengo yo, pero a mí este arranque de temporada me está pareciendo lo
mejor que ha hecho Greys en varios
años. Tras las estúpidas tramas de “arruinamos el hospital”, “compremos el
hospital” y “gestionemos el hospital”, creo que han recordado cual es el punto
fuerte de la serie, las relaciones afectivas entre sus personajes. Así, hemos
tenido dos capítulos que me han parecido fantásticos: el de Meredith buceando
en su memoria de niña y el de la terapia matrimonial de Callie y Arizona. Y la winter
finale camina en esa dirección, dejándonos un montón de frentes abiertos en el
plano personal para después de navidades. El más importante, que venía
gestándose desde la temporada anterior, es el ligado a la crisis matrimonial de
Meredith y Derek. Como una ola que ves avecinarse pero crees que no te romperá
encima. Se veía venir esta trama pero creíamos que no se atreverían. Pues bien,
se han atrevido. Y la decisión es muy acertada porque Derek hace varias
temporadas que no juega ningún papel en la serie, que como Owen, es un mero florero,
y sobre todo porque necesitamos reconectar con Meredith. Tienes un problema
grande cuando la protagonista de tu serie se ha vuelto insufrible, y eso pasó
con Meredith el año pasado en su enfrentamiento a Cristina y ha vuelto a pasar
este con su enfrentamiento con Derek y su nueva hermana. Greys necesita ayudarnos a entenderla, ayudarnos a que recobremos el
cariño por su victimismo. No será fácil, pero si la tratan con cariño, estamos
ante una trama que puede dar mucho de sí. Al igual que la de April/Avery, la de
Geena Davis o la de Callie/Arizona. Greys es la primera serie que veo los
viernes, creo que es el mejor indicativo de lo mucho que la estoy disfrutando.
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