THE NEWSROOM - Boston
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El sermón de Will McAvoy |
Este domingo HBO estrenó la tercera y última temporada de The Newsroom, la cuarta
serie de Aaron Sorkin, y quizás la
última. Al calor de dicho estreno Sorkin ha anunciado que no volverá a escribir
para televisión porque 3 de sus 4 series han sido un fracaso. Obviamente el
gran éxito de su carrera televisiva (y en general) es The West Wing. La serie sobre el equipo del presidente Bartlet tuvo
7 temporadas (Sorkin estuvo a los mandos durante las 4 primeras), mientras que
sus otras 3 series suman en total sólo 6 (3 The
Newsroom, 2 Sports Night y 1 Studio 60). Cuando Sorkin habla de
fracaso se refiere a audiencias y recepción por parte del público. Aunque hay
que añadir que no pocas ostias han recibido Studio
60 y The Newsroom, sobre todo esta última. Había puestas muchas
expectativas en la unión Sorkin-HBO, quizás demasiadas, y la serie ha
decepcionado, incluso a los talifanes
de caverna (servidor incluido). The
Newsroom es Sorkin en estado puro, sin filtros, sin barreras y quizás la
serie resulte por ello demasiado intensa. La principal etiqueta que se le ha
puesto a este drama periodístico ha sido la de condescendiente. Sorkin, como
ser moralmente superior, regañando a los periodistas americanos por hacer las
cosas mal. Asociado a esto, se acusó a Sorkin (con razón) de ventajista. Es
fácil señalar lo que se hizo mal a posteriori cuando ya conoces todos los
hechos.
Más allá de lo que ha sido la
recepción y el recorrido de The Newsroom
durante estos 3 años, ahora que llegamos al final, he decidido hacer recaps
de sus últimos 6 capítulos, como ya hice el año pasado (más o menos por estas
fechas) con otra serie de HBO fundamental para mí, Treme. Soy muy crítico con The
Newsroom pero ello no impide que la disfrute como un niño pequeño. Entiendo
casi todas las críticas que se le hacen pero a pesar de ello,es una serie que
valoro y que me hace muy feliz. Este recap
será mi forma de despedirme de ella y quizás del Sorkin televisivo. The West Wing es mi serie favorita, o
incluso podría decir que es “mi serie”, así que me parece justo intentar
desgranar los entresijos de este desenlace.
La información en los tiempos de
Twitter
Si en la primera temporada de la
serie sus periodistas eran demasiado inteligentes y lo hacían todo demasiado
bien, en la segunda la trama arco (además de la carrera presidencial del 2012)
fue que la cagaban a lo grande tragándose una conspiración inexistente. Ahora,
en este arranque de la tercera temporada, pagan los platos rotos en el segundo
curso mientras intentan volver a ser los del primer año. La rehabilitación
profesional de los protagonistas seguirá los 3 actos de Eurípides como le
cuenta MacKenzie (Emily Mortimer) a
Will (Jeff Daniels): primero
persiguen a los protagonistas hasta un árbol, después les tiran piedras y al
final ellos consiguen bajar del árbol por sí mismos, de forma catártica. Más
allá de los dramas de los personajes o las dosis de americanismo, este primer
capítulo, centrado en el atentado en la maratón de Boston, plantea un debate
interesante: ¿pueden los medios de comunicación de masas ser pacientes en la
era de las redes sociales? ¿deben renunciar las empresas informativas a ser las
primeras en anunciar acontecimientos frente a Twitter o Facebook?. Lo que
Sorkin viene a sostener es que los medios deben asumir que en los tiempos de la
inmediatez a golpe de clic y cámara en el móvil ya no pueden ser la primera
fuente de información pero que sí deben ser la fuente veraz de información. Es
mejor ser el último en dar la noticia pero estar seguro de que esa noticia es
veraz, que está contrastada. Más que inmediatos los medios tienen que ser
profundos, tienen que explicarnos la realidad, no soltarnos “noticias” de 140
caracteres.
Si Sorkin defiende esta postura,
al final del capítulo nos dice que el público no lo hace. Que al público le
interesa el aquí y el ahora, en la era de la sobreinformación, las audiencias
(en plural) se quedan en la superficie de las historias porque tienen
demasiados frentes que cubrir. Esto provoca que sepamos muchas cosas pero en
realidad lo desconozcamos casi todo sobre ellas. Nuestras cabezas son un cúmulo
de titulares. Esto es peligroso para el propio sistema democrático
representativo occidental, y es por lo tanto uno de los factores que inciden en
la crisis del mismo. El hombre occidental vive desinformado en un mar de
información, perdido en sí mismo y en el mundo que lo rodea. Y los medios
quizás sean las herramientas adecuadas para luchar contra ello, aunque por
ahora (y cada vez más) se dediquen a fomentarlo. Veremos cómo progresa la
temporada (sobre todo la trama wikileaks de fondo), pero no ha sido un mal
arranque, siempre es de agradecer que la televisión te haga reflexionar, aunque
sea a golpe de sermón.
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