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Más de esto, por favor |
En el micro-mundo seriéfilo hay un debate, o más bien un conflicto, un cisma, en torno al formato procedimental. No suele hablarse de ello, pero cuando sale a la luz crea discusiones más o menos encarnizadas entre los defensores y los detractores (fans vs. haters). El problema reside en que muchas veces la discusión no es civilizada. Algunos haters abordan el procedimental desde la condescendencia, considerándolo un formato menor frente al serializado y muchos fans se indignan rápidamente acusando a los detractores de snobs. En cierta forma cuando se habla de este tema, se está dirimiendo una batalla aún más amplia: drama de network vs. drama de cable (de “calidad”, se entiende). Lo cual es inexacto y más hoy en día cuando muchos dramas generalistas han abrazado la serialidad, como Revenge, por decir uno que he visto hace poco y que precisamente tuvo unos primeros 10 capítulos procedimentales.
Si no lleváramos el debate al
terreno de la ofensa personal (o más bien, de sentirse ofendido personalmente),
quizás podríamos llegar a un punto de entendimiento dentro de nuestros gustos
particulares. Yo, personalmente, prefiero la serialidad, pero eso no quita que
vea series procedimentales. No suelo usar este argumento porque en mi cabeza
suena igual que “no soy homófobo, muchos amigos míos son gays” o “no soy
machista, tengo un montón de amigas”. Por eso no digo, que no odio el formato,
que de hecho mi serie favorita en la actualidad es un procedimental: The Good Wife, claro. Como el argumento
me genera vergüenza propia, prefiero evitarlo y decir que para que el formato
procedimental sea el adecuado para una serie que yo quiera ver, tiene que
cumplir dos requisitos:
- los casos han de ser
interesantes
- los casos han de hacer avanzar
a los personajes y a las tramas de fondo
Y estos requisitos ni si quiera
son sine qua non. Puedo disfrutar de un procedimental que sólo cumpla uno de
ellos en su totalidad y el otro de forma digna. Por ejemplo, las dos series de
Shonda Rhimes (no voy a contar a Murder,
que sólo la produce) en emisión. Greys tiene
unos casos que hacen avanzar a los personajes, aunque muchas veces no me
interesen demasiado (aunque suelen entretenerme). Scandal (Escándalo, para
los amigos), por lo general tiene unos casos que me divierten muchísimo, aunque
en realidad aporten muy poco al panorama general de la serie. Después, claro
está, te encuentras con series como The
Good Wife con casos brillantes que hacen avanzar el relato y edifican a los
personajes. Pero incluso podemos coger un ejemplo de procedimental más puro,
porque generalmente se asocia a lo policíaco: X-Files. Sí, los mejores capítulos son los mitológicos
no-procedimentales, pero aún así los capítulos “normales” son muy buenos, de
hecho tienen alguno excelente.
Esto viene a cuento (sí, tiene
una raíz inmediata este post de desvarío) de que todas las semanas mientras veo
Gotham me paso sus 40 minutos de
duración pensando: “joder, deja de ser un procedimental de una puta vez”. Pero
no me atrevo a decirlo demasiado alto porque temo que me fustiguen y me tachen
de hater de los procedimentales sin ser nada de eso que diría Isabel, La Vecina de Valencia. De hecho, que el mejor capítulo de la serie por el momento
haya sido el único que no ha tenido caso, creo que reafirma mi opinión. Los
casos de Gotham son aburridísimos, no
hacen avanzar la trama, no construyen a los personajes “buenos”, y los villanos
principales están totalmente desconectados de los mismos. Un despropósito. Podría
sostenerse que si la serie empezara a dotarse de casos interesantes, debería seguir
siendo procedimental. Sin embargo yo creo que tampoco funcionaría. Lo mejor de Gotham son sus grandes villanos, algo
que ha heredado en realidad del universo audiovisual de Batman, por eso el último Batman
de Nolan fue tan decepcionante, justamente porque no tiene villanos de nivel. ¿No
sería mejor partir la temporada en dos mitades separadas por la pausa navideña
y centrar cada una en la lucha de Gordon contra un villano de altura? Incluso
se podría, dentro de esa gran caza (o partida de ajedrez, más bien) introducir
pequeños casos episódicos relacionados con la misma (peones, siguiendo la
metáfora). Gotham está agotándose en
un formato que no le va bien. Y a la vez está dejando quedar mal a un formato
que puede generar series fantásticas.
Pd: Está feo eso de jugar con títulos de películas para poner títulos de post, pero no pude evitarlo. Así que ya puestos, si no la habéis visto, id a sufrir con We need to talk about Kevin de Lynne Ramsay, insensatos.
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