THE NEWSROOM - Contempt![]() |
Spoilers hasta el 3x04 de la última serie de Sorkin |
Hemos cruzado ya el ecuador de
este último tomo de The Newsroom, ya sólo quedan dos capítulos por delante, y todas
las cuestiones por dirimir se pueden clasificar en dos apartados. Por un lado,
el futuro de ACN y Will McAvoy (y del periodismo en general, así, en plan mesiánico). Por otro lado, la suerte que correrán las
diversas relaciones afectivas que hay en la serie (esa boda <3). Let Sorkin be Sorkin.
Aaron Sorkin es consciente, en mi
humilde opinión, de que es un tipo analógico en un mundo digital. Y no tiene
ningún problema en reconocerlo. De hecho se siente orgulloso de ello. The Newsroom
en su totalidad, desde el ya famoso speech
inicial de Will McAvoy en el 1x01, hasta su final, ha tenido como idea-fuerza
que hay que recuperar los valores. No en un plano carca, sino en un plano
ligado al honor, a la integridad, a la ética. El periodismo debe ser Woodward y
Bernstein no TMZ. La política debe ser idealista no oscurantista. Desde los
inocentes (e inconscientes) años 90, ambas esferas han evolucionado tanto como
la distancia que hay entre The West Wing y House of Cards US. Todo este cinismo
que ves, antes era monte. Vivimos tiempos, efectivamente oscuros. El Estado nos
espía, la política internacional es una ciénaga, la doméstica con sus crisis
concatenadas aún peor, los tweets y los capitales circulan a la velocidad de la
luz por todo el planeta… Vivimos en la era del frenesí. Del espectáculo 24
horas al día, 7 días a la semana. Sorkin, aquí encarnado por el Will McAvoy de Jeff Daniels, es ese hombre a ratos
estoico a ratos enfurecido, que grita en medio de la multitud “¡que alguien
para el mundo!”. El problema es que el mundo no va a parar jamás. Estamos en
una espiral en la que cada vez la maquinaria del sistema necesita ir más rápido
para seguir funcionando. Todo esto se ve en este 3x04: Contempt. Tenemos a McAvoy aceptando ir a la cárcel con tal
de no revelar su fuente y mantener la integridad del periodismo. Tenemos a los
Mark Zuckerberg del mundo, encarnados en el personaje de BJ Novak, dispuestos a
descuartizar esa integridad en el mismo tiempo en que le doy a “me gusta” a una
publicación de Facebook. Tenemos también al Estado paranoico que ve enemigos en
todas partes, sobre todo en sus entrañas. Y por último tenemos a las grandes
multinacionales moviendo miles de millones de dólares en cuestión de segundos,
como quién va al super a comprar una barra de pan. Este es el mundo en el que
vivimos. Sorkin nos lo ha resumido maravillosamente en menos de 1 hora. Pero
mientras él cree, Ave Maria mediante, que hay esperanza, yo creo que estamos
muy pero que muy jodidos.
La relación entre Jim (John
Gallagher Jr.) y Hallie (Grace Gummer) se ha desmoronado definitivamente.
Teniendo en cuenta que desde el primer episodio de la serie sabemos que Jim
terminará con Maggie (Alison Pill), era algo que tenía que pasar, ahora que nos
precipitamos hacia el final. Lo interesante no ha sido por lo tanto el qué,
sino el cómo. Vamos, como en la vida misma. Hallie no ha podido soportar estar
con alguien que se pasa el día juzgándola y sentenciándola (por amarillista) y
Jim no ha sido capaz de amar a alguien cuyo trabajo desaprueba. ¡Era la ética,
estúpido! En el meollo de esta ruptura nos encontramos con la espinosa cuestión
de “¿puede el amor vencer al juicio personal?”. ¿Juzgar es una forma de amar? ¿una
retorcida forma de amar?. O por el contrario, ¿amar es no juzgar al otro?,
amarlo tal como es, no según nuestros propios código de lo que está bien y lo
que está mal, lo que es importante y lo que no. Seguramente, como en todo, no
sea una cosa o la contraria, blanco o negro, sino que una relación bajo estas
circunstancias funcionará en la escala de grises. Aún así es algo que me
perturba, no creo que pudiera estar con alguien que no entendiera lo que hago.
Y teniendo en cuenta que soy investigador en ciencias sociales, me encuentro a
menudo con personas que no entienden lo que hago, o lo que es peor, creen que
no es en absoluto importante. El síndrome de “No estás curando el cáncer”. Justamente
The Newsroom viene a señalarnos que
hay tantos problemas en nuestros sistemas sociales, políticos, económicos y
comunicativos, que las ciencias sociales sí que son importantes. El ser humano
no es un mero ensayo-error, blanco o negro, y así volvemos a la escala de
grises. Somos una especie que lucha por flotar en un mar de grises.
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