Esta semana, Israel y Hamas han
llegado a un acuerdo para establecer un alto el fuego indefinido en la Franja de
Gaza. A la vez hemos leído que el presidente palestino, Mahmud Abbas, está
trazando un plan para declarar unilateralmente el Estado de Palestina
circunscribiéndolo a las fronteras de 1967: Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este
como capital. De cara a obtener el apoyo de la comunidad internacional y el
reconocimiento por parte de la ONU, salvando el veto de Estados Unidos que
vería con buenos ojos esas fronteras.
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La paz cuesta |
En una de esas oportunas
coincidencias que pasan de vez en cuando (por ejemplo, Masters of Sex hablando de racismo en Missouri a finales de los 50
mientras el racismo sigue muy vivo en el Missouri de 2014) BBC emitió The
Honourable Woman mientras Israel invadía Gaza. Esta serie de 8 episodios,
escrita y dirigida en su totalidad por Hugo
Blick (vamos, como fusionar a Pizzolatto y Fukunaga en un solo hombre),
entra de lleno en el conflicto entre Israel y Palestina, repartiendo ostias a
diestro y siniestro. Sobre todo a Estados Unidos.
Precisamente, en el gran valedor
de Israel, hace justamente 10 años la The West Wing post-Sorkin se atrevió
a intentar arreglar el conflicto. La trama, que monopolizó el final de la
quinta temporada y el arranque de la sexta, fue un fascinante juego de política
ficción. Una década entre dos ficciones muy diferentes, un mismo e irresoluble
conflicto. Si en The West Wing se
plantea desde una dimensión política y militar y desde una óptica idealista. En
The Honourable Woman se hace desde el
mundo del espionaje y el terrorismo y con una visión cínica y pesimista del
mundo.
Se encuentran dos hombres, un pesimista y un optimista, y el primero le
dice al otro “el conflicto entre Israel y Palestina no puede ir a peor” y el
optimista le contesta “sí, sí puede”. Esta “chiste” lo contaban en The West Wing en uno de los capítulos
centrados en esa historia. Es el conflicto que siempre puede ir a peor y en el
que más está involucrado occidente porque tanto Reino Unido como Estados Unidos
son responsables del mismo.
En The Honourable Woman se propone una resolución del problema oscura,
violenta, una conspiración truculenta para llegar a un fin puro: la paz. En The West Wing en cambio todo gira en
torno al diálogo de paz, conversaciones, Camp David, cesiones de ambas partes.
Sin embargo ambas lanzan una terrible hipótesis, para que deje de derramarse
sangre, primero habrá que derramar más. Ambas presentan un ataque terrorista
que hace que los actores en liza: Israel,
Hamas, Fatah y Estados Unidos, tengan que posicionarse y resituarse en las
coordenadas político-estratégicas. Ambas también sostienen que toda solución
pasa porque Estados Unidos cambie su actual política con respecto a Oriente
Próximo y su apoyo sin fisuras a todo lo que haga Israel. Si en The West Wing, una serie americana, el
empeño del Presidente conducía hacia un proceso real de acuerdo entre ambos
bandos; en The Honourable Woman, una
serie británica muy oscura, el papel de Estados Unidos es mucho más complejo (y
desagradable), llevando a su máxima expresión lo de “el fin justifica los
medios”.
Un Presidente imposible, un Arafat ficticio |
Como consecuencia de sus
diferentes tonos y géneros, en The West
Wing se aborda una resolución total del conflicto, una negociación sobre
las fronteras, los ejércitos y sí… Jerusalén. Al final del proceso lo único que
queda por acordar es que hacer con Jerusalén, la joya de la corona, objetivo
irrenunciable para ambos bandos. Sin embargo, en estos 10 años el conflicto se
ha complicado más. En estos 10 años Israel ha seguido expandiéndose y creando
colonias por territorio Palestino con el beneplácito de unos Estados Unidos
cuya única acción es decir que eso está mal, como si fuera una madre regañando
a su hijo por obligación ante la mirada de desconocidos. Cada nueva colonia es
una losa más de cara a llegar a una resolución. Si lo que por lo visto quiere
proponer Abbas de volver a las fronteras del 67 se llevara a cabo, Israel
tendría que desalojar de sus casas a más medio millón de colonos judíos. 600.000
para ser exactos. Esa acción implica un coste político (y económico también,
ojo) inasumible para un gobierno israelí, no ya para este gabinete de derecha
radical, para cualquiera, la sociedad israelí está demasiado obcecada,
encerrada en sí misma como para darse cuenta de que se han convertido en algo
que deberían odiar.
Quizás por todo esto, The Honourable Woman nos presenta a
personajes idealistas a los que la vida, y la realpolitik, los va destrozando a lo largo de sus capítulos. Lente
e inexorablemente vemos como la protagonista, Nessa, interpretada por una soberbia
(mejor que nunca, me atrevería a decir) Maggie
Gyllenhaal, va deshaciéndose por dentro mientras sólo es capaz de conservar
la fachada de sí misma. Una mujer honorable agarrada a una idea, la paz,
rodeada de lobos que la usan como a la Reina en el ajedrez, para cualquier cosa
con tal de salvar al Rey. Showtime promocionó la segunda temporada de Homeland
con el slogan “Why kill a man when you can kill an idea?” y en el caso de esta
serie podríamos decir “¿Por qué no matar a un hombre para poder realizar sus
ideas?”. Si en The West Wing, un
hombre era lo suficientemente grande para arreglar uno de los conflictos más
enconados del planeta, en The Honourable
Woman nos dicen que por muy grande que sea una persona, este conflicto lo
devora en su inmensidad.
El drama político de NBS presenta
a la política exterior como arma de transformación ligada a los compromisos y
los acuerdos. A la negociación. En cambio el thriller de espías de BBC, nos
dice que la política exterior ahora, como en la Guerra Fría, se vuelve a jugar
en el terreno de los agentes, las conspiraciones y las acciones encubiertas.
Las palabras no producen actos, los actos producen palabras. La política
exterior post-11S es una enorme ciénaga en la que te tienes que llenar de lodo
hasta el cuello si quieres obtener éxitos. Este retorno a la escéptica y
peligrosa Guerra Fría lo dibuja muy bien la serie de Blick gracias a los
personajes que interpretan los fantásticos Stephen
Rea, Janet McTeer y Eve Best, esos tres poderosos y oscuros actores del
espionaje británico. De hecho el personaje de Rea es un trasunto transparente
del George Smiley de John Le Carré: quemado, taciturno e inteligente. En The West Wing había unos héroes (los yankees) y unos cabezones (los israelís
y los palestinos), en The Honourable
Woman nadie es bueno ni malo, nadie tiene la razón absoluta, todos tienen
sus motivos y sus métodos, a menudo muy oscuros. Sí, definitivamente estamos
volviendo a la Guerra Fría.
PD: Me gustaría escribir sobre The Honourable Woman largo y tendido y
entrando de lleno en ella. Por si no lo hago quiero decir que es una historia
escrita con precisión y hondura, y dirigida con mucho estilo, clavando sus
raíces en las formas del cine negro y el thriller político. Junto con True Detective, Fargo, Halt and catch fire y
Gomorra, es uno de los 5 mejores estrenos televisivos de estos 2/3 de 2014
que ya hemos dejado atrás.
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