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Ganar mola |
Con la entrega de los Oscar termina la carrera de premios
cinematográficos de 2013. Todo el pescado está ya vendido. La bicefalia entre
12 years a slave y Gravity ha terminado siendo la tónica dominante. Se acabó el
mambo hasta Cannes, en la Croisette se verá seguramente ya alguna de las
películas llamadas a protagonizar la temporada de premios. Ojalá dentro de un
año la Academia reconozca por fin a alguno de los grandes directores
norteamericanos de los últimos 20 años. ¿Quién ha dicho David Fincher o Paul
Thomas Anderson? Para poner punto y final a este cuento voy a soltar tres apuntes
de cierre:
1. Liza, otra vez
Más allá de los memes sobre Leonardo DiCaprio (algunos de
ellos obras maestras de la comedia negra) Liza Minnelli ha sido la gran
sensación cómica de estos Oscar, desde las pullas de Ellen (“eres el mejor
imitador de Liza Minnelli que he visto en mi vida”) a sus problemas de altura
para colarse en el ya famoso selfie de record. Ocupó un lugar prominente en la
ceremonia por el homenaje a The Wizard of Oz, la película que marcó para siempre
la carrera de su madre, Judy Garland. Sin embargo su presencia fue una especie
de presentimiento-recordatorio durante y después de los Oscar: la historia es
un bucle del que estamos intentando escapar. Hace 41 años los Oscar fueron
bastante similares a los de este año. La ganadora de mejor película obtuvo 3
estatuillas (como 12 years a slave, incluida también guion adaptado), la otra
vencedora de la noche 8 (1 más que Gravity, y al igual que esta obtuvo mejor
director, montaje y fotografía). Sus nombres eran The Godfather y Cabaret. Ambas han pasado a
la historia del cine. ¿El otro factor en común? Liza Minnelli era la
protagonista absoluta de Cabaret, la película que le dio su Oscar y la que
marcó para siempre su carrera.
2. A movie for all seasons
Si las dos triunfadoras de 1972 han sobrevivido intactas al
paso de los años, mi apuesta personal es que las dos grandes de 2013 también lo
harán. A lo mejor me equivoco, pero no creo que 12 years a slave caiga en el
olvido. Se rompería así una racha de ganadoras intrascendentes que se extendía
desde 2007, año en que venció No country for old men de los hermanos Coen, cineastas fundamentales
para entender el cine americano de las últimas décadas. ¿Quién se acuerda de
The Hurt Locker, Slumdog Millionarie, The King’s Speech, The Artist y Argo?
Nadie. Son películas que se agotan tras su consumo. The Hurt Locker era un
bélico sin alma ni garra, Slumdog Millionarie un drama pseudo-social hipertrófico
y hueco, The King’s Speech cine de entretenimiento de primera, dulce,
divertida, pero nada más (ni menos), The Artist un bonito homenaje al cine mudo
americano, pero que no aporta nada propio, y Argo era un thriller adulto jodidamente
entretenido, pero también una película hinchada por el agravio a su director.
En cambio creo que 12 years a slave se recordará con el paso del tiempo, tanto
como recordamos por ejemplo al The Pianist de Roman Polanski. Es una película
con intención de hacer historia, de marcar un punto de inflexión en la forma en
la que el cine ha abordado la esclavitud en los Estados Unidos. 12 years trascenderá,
al igual que lo hará Gravity, en este caso no por los temas que aborda sino por
su virtuosismo técnico y la labor de exploración de los límites visuales de ese
arte llamado cine que emprendió Alfonso Cuarón.
3. Un Oscar en diferido en forma efectivamente de simulación
El domingo pasado Cate Blanchett ganó su segundo Oscar y
Matthew McConaughey, Jared Leto y Lupita Nyong’o su primera estatuilla. Pero dos
de los derrotados son en cierta forma
ganadores. Ni Amy Adams ni Leonardo DiCaprio van a estar mucho más tiempo sin
un Oscar. La quinta derrota de ella y la cuarta de él los acerca un poco más al
premio. Ambos están en el mejor momento de su carrera, trabajan con quien
quieren, como quieren y cuando quieren, y eso no va a cambiar en el próximo
lustro. Este año no pudo ser, tanto Cate Blanchett como Matthew McConaughey
eran rivales demasiado destacados desde el inicio de la carrera y ambos llegaron a la nominación tras un complicado recorrido. El mero hecho de terminar siendo las principales alternativas a los favoritos tras haberse colado por los pelos en sus ternas es un buen indicativo de las ganas que hay de darles el Oscar. Años
mejores vendrán, y la deuda hacia con ambos empieza a ser demasiado clamorosa. Hay
derrotas más dulces que otras.
Olvidandonos de los premios, crees que ha sido un año claramente mejor en general que 2010, 2011 y 2012.
ResponderEliminarmmmm no sé, difícil decisión, quizás:
Eliminar2010 > 2013 > 2011 > 2012