MOB CITY
Con tabaco y neones, media serie hecha |
Cuando vi Chinatown (Polanski, 1974)
me quedé fascinado, pegado a la pantalla durante dos horas viendo a Jack
Nicholson remar en un lago lleno de cocodrilos. Los Angeles de los gangsters,
las femmes fatales, los detectives privados y los policías corruptos (y los
incorruptibles, y los que sobrevivían en la escala de grises). Polanski no solo
sabía captar la atmósfera (pocos directores hay que estén a su nivel en eso)
sino que contaba una historia de hechuras clásicas llena de misterio y de
tensión, y lo hacía con personalidad. Y justamente ahí es donde Mob
City, la miniserie de qualité
que encargó TNT para meterse en el mundo de los premios, fracasa. No solo es
impersonal, que es algo malo pero a lo que sobreviven muchas películas o
series, sino que además es lo peor que puede ser una obra sobre gangsters,
aburrida. Coge los códigos del género y los mezcla en la batidora esperando a que
el producto que de allí salga funcione, pero no lo hace, es una serie sin alma,
sin tensión, formalmente irrelevante, protagonizada por un reparto, capitaneado
por el insulso Jon Bernthal (The Walking Dead), con poco talento. La
miniserie gira entorno a una historia central muy menor, muy pequeña, muy
intrascendente, en la que se mezclan los gangsters más peligrosos de la ciudad,
un policía traumatizado de moralidad laxa y su ex – mujer amenazada por los
primeros. Pero, oh, el noir no es esto.
No puede serlo. No puede ser solo fachada, y por encima una fachada de
ladrillo, desnuda.
Las expectativas generadas a su
alrededor tampoco ayudan a la hora de construir mi visión sobre la miniserie.
Tengo que reconocer que seguí el proceso de producción y que le tenía ganas.
Muchas. Y que la decepción al encontrarme con un producto tan flojo puede haber
cegado mi impresión. Puede que sea injusto con la nueva creación de Frank Darabont. Eh, espera, ¿Frank
Darabont? Sí, el mismo. O más bien no, porque el Darabont de The Shawshank Redemption (1994), The Green Mile (1999) y el piloto (sólo
eso) de The Walking Dead es otro
tipo, uno con talento, un narrador de primera, con un estilo clásico que le
vendría como un guante a la hora de levantar una miniserie con esta temática.
Pues no. Ese tío ya no está, o aún sigue anclado en The Walking Dead empeñado en demostrar que puede hacer televisión,
que tiene un proyecto grande en su cabeza. El que aquí figura es un tío que es
una decepción constante. En esta ocasión ni siquiera arranca entregando algo
soberbio, el primer capítulo de Mob City es ya un producto blandito, salvo la
secuencia en el descampado.
Es curioso como Darabont no ha
sido el único en estrellarse este último año a la hora de abordar el género,
antes que él y centrándose en la misma época y en la misma ciudad (y con algún
personaje compartido), Ruben Fleischer (Zombieland,
30 minutes or less) estrenó Gangster
Squad, una película llamada a arrasar en los Oscar que se estrenó por la
puerta de atrás a principios de año, lapidada por crítica y público e ignorada
por su prestigioso reparto (Ryan Gosling, Emma Stone, Josh Brolin, Sean Penn…).
El que iba a suponer el salto de Fleischer a las grandes ligas acabó siendo un
despropósito. Darabont sobrevivirá a Mob
City porque es un cineasta con prestigio, pero quizás sea el momento de
darse por vencido en la televisión, de volver al cine, de entregar una historia
adulta bien contada para un público adulto que está ahí, que demuestra que
sigue dispuesto a ir al cine. Véanse las taquillas y las críticas de películas
americanas adultas de este año como The
Wolf of Wall Street, Captain Phillips o
American Hustle.
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