TRUE DETECTIVE
Tras meses de espera (y hype) HBO por fin ha estrenado True Detective, una de sus apuestas
más ambiciosas de los últimos años. Un policíaco sub sección caza al asesino,
que tendrá (si es renovado) una estructura a
lo American Horror Story, narrando
cada temporada un caso diferente protagonizado por actores también diferentes,
ofreciendo así al espectador historias cerradas de antemano, garantizando que
no le harán en la season finale un Veena
Sud en The Killing (entiéndase giros tróspidos para alargar el misterio
innecesariamente). Curiosamente, su creador y showrunner, Nic Pizzolatto, proviene de esa serie, lo cual se nota en dos de los
pilares de esta nueva serie: la atmósfera y la compleja relación entre los dos
detectives protagonistas, interpretados (muy muy bien) por Matthew McConaughey y Woody
Harrelson.
Teniendo en cuenta que el caso discurre a lo largo de dos
décadas, y a priori parece que será bastante complejo, el otro gran anclaje que muestra True Detective
en su primer capítulo es la valiente apuesta por una compleja estructura narrativa. Estamos
acostumbrados a los flash-backs y a los flash-forwards en televisión (Lost y Damages los convirtieron en señas de identidad), pero no a
una secuenciación temporal tan caótica e indeleble. Normalmente cuando en los
productos televisivos juegan con el tiempo marcan mucho los saltos para
garantizar que el espectador no se pierda. En cambio, en True Detective la sucesión de secuencias no sigue ninguna
linealidad, no hay una línea temporal principal clara y saltos hacia el futuro o el pasado. A
nivel macro el capítulo se mueve entre el año 95 y el año 2012 (muy bueno el
trabajo de peluquería y maquillaje), sin embargo dentro del propio año 95 la
serie va dando saltos hacia delante y hacia atrás, jugando con la narración de
los hechos que los dos protagonistas van haciendo desde el año 2012. Una
presentación de las coordenadas temporales muy compleja, quizás las más
compleja que recuerdo haber visto en televisión (otra paso más en la aproximación
la narración televisiva a la cinematográfica). Y sin embargo logran ser
sutiles y a la vez muy claros, gracias a un guion muy trabajado, a unos actores
en estado de gracia y a una labor de dirección impecable.
Dirige este primer capítulo, y en realidad toda la temporada
(lo cual es muy poco usual), Cary
Fukunaga, director de la mexicana Sin
nombre (2009) y la adaptación de Jane
Eyre que en 2011 protagonizaron por Mia Wasikowska y Michael Fassbender, confirmando
lo que ya apuntaba en aquellas películas, la plasticidad de sus imágenes y la
relevancia visual y narrativa del paisaje. Aún siendo una primera toma de
contacto las sensaciones que deja True Detective
no podrían ser mejores: una serie cuidada, escrita con mucha inteligencia,
sostenida sobre las espaldas de dos actores en el mejor momento de su carrera, dotada
de mucha personalidad y con un los suficientes mimbres para desarrollar ya no
un caso complejo e interesante, sino sobre todo para explorar el lado más
oscuro de la mente humana, quizás más en la línea de la insana Hannibal que en la de la analítica y
sociológica Bron/Broen.
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