THE NEWSROOM - Oh Shenandoah
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Spoilers a mansalva hasta el 3x05 de The Newsroom |
Este domingo HBO emitió el penúltimo capítulo de The Newsroom, última
parada antes de llegar al destino final… ¿la derrota? Este Oh Shenandoah (3x05) es un batiburrillo de lugares ya recorridos
por Aaron Sorkin en su obra magna,
sí The West Wing. Soy consciente de
que en cada recap termino mentándola, pero Sorkin no me pone fácil evitarlo. Su
eco está en todas partes. El eco de un tiempo mejor, de una serie mejor, de un
guionista mejor. Maggie y Jim son la versión “rebajas histéricas de grandes
almacenes” de Josh y Donna. Charlie es la versión hiperbolizada y encocada de
Leo, infarto incluido (aunque esto sucedió en el The West Wing post-Sorkin). Y el drama paterno filial de Will
McAvoy (Jeff Daniels) no deja de ser
una sombra poco trabajada del sensacional complejo de inferioridad insuflado
por su padre a Josiah Bartlet. Todo, absolutamente todo, lo que cuenta este
capítulo, fue relatado antes por su guionista. Y de una forma muchísimo mejor. The Newsroom, ahora que se precipita
hacia su final, confirma que es la obra menor de un autor mayúsculo. Un greatest hits pasado de rosca. Pero su
problema no es tanto volvernos a contar lo que ya nos había quedado claro, su
problema es no estar a la altura de las expectativas, esas cabronas. O lo que
es peor, no estar a la altura de uno mismo. Parecer una mala copia de tu propio
genio. En su defensa cabe decir que esto le pasa hasta a los más grandes. Este
fin de semana vi Magic in the moonlight
de Woody Allen, una película muy ligera, llena de lugares comunes de su
filmografía que palidece ante sus referentes.
Nosotros somos nuestra propia
cárcel
Tras haberme desahogado, quiero
dejar claro que no creo que este capítulo sea malo, simplemente es que me da
rabia notarle tanto los engranajes, que lo que me cuente sea tan obvio, tan
poco sutil o comedido. Más allá de todo lo dicho, el capítulo ha causado
bastante controversia por una trama en concreto, quizás la que mejor funciona,
en mi opinión. Estoy hablando de la trama de Will McAvoy y su compañero de
celda. Cuando en los últimos 5 minutos de secuencia musical nos alternan el
infarto de Charlie (Sam Waterston) y
la salida de prisión del protagonista, a la vez que nos desvelan que no existía
ningún compañero, que era su propio padre, mucha gente se ha sentido estafada,
o lo que es peor, ha creído que era una tomadura de pelo, un mal chiste. Cuando
ayer leí en Twitter las críticas furibundas, y una de mis mejores amigas(talifán de The West Wing y que fue incapaz de disfrutar de The Newsroom) me
escribió preguntándome qué coño había pasado, me imaginé algo peor. Me imaginé
la redacción de ACN volando por los aires a lo Homeland Season 2. O a Will
McAvoy colgándose en la celda. Y locuras aún peores. Pero no, simplemente fue
un “Let Sorkin, be Sorkin”. No quiero ir de “qué inteligente soy” pero no hubo
ni un solo segundo en el que creí que el compañero de celda existía y no era su
terrible padre. Quizá jugó en ello que estoy muy bregado en sorkinismo. Pero la verdad es que no creo
que fuera tramposa en absoluto esa trama. El capítulo empieza con el guardia
diciéndole a McAvoy que en esa celda sólo mete a gente encerrada por desacato.
Saltamos 2 meses en el tiempo y tenemos allí a un tío encarcelado por maltratar
a su mujer que habla de los judíos como un señor de los años 50. Hasta el actor
escogido y la forma en que está rodada la secuencia parecen sacados de otra
época. Otra cuestión es juzgar si era pertinente meter este conflicto justo
antes de llegar a la meta y de una forma tan atropellada. Lo que en The West Wing se contó a lo largo de
muchos capítulos tirando de flashbacks, psicólogo y un duelo brutal con Toby
Ziegler, aquí se cuenta a través de un duelo imaginario y en unos pocos
minutos. Obviamente sé cuál de las dos opciones es la adecuada, aún así no creo
que esta trama haya sido el enorme despropósito que mucha gente cree.
Sálvame Diario
Mientras Will McAvoy está en la
cárcel por proteger a su fuente, y Maggie y Jim (Alison Pill y John Gallagher
Jr.) persiguen el rastro de Edward Snowden en Moscú, a la vez que consuman
por fin su cansino romance, el resto de personajes luchan contra la conversión
de ACN en un Huffington Post meets
Sálvame. Que Sorkin hiperbolice tendencias reales dentro de las empresas
mediáticas, no hace que pierda la razón. Quizás si fuera más sutil su mensaje
sería, paradójicamente más potente, pero aún a gritos tiene razón. La deriva
sensacionalista empieza a dar miedo. Sobre todo cuando entran en juego los
avances tecnológicos. Una aplicación que nos dice dónde están los famosos y qué
hacen puede parecer inofensiva, pero es algo totalmente kafkiano, una sociedad
100% controlable a través de infinitas herramientas de vigilancia y
seguimiento. Parece que Sorkin en su serie y yo en mi blog anunciamos el
advenimiento del Apocalipsis, pero es que resulta realmente inquietante.
Obviamente esta denuncia se podría hacer de otra forma, como hizo, por ejemplo,
The Good Wife al entrar a cañón
contra el funcionamiento de la NSA en su temporada anterior. Nadie cuestionó
esa trama tan brillante, en cambio mucha gente cuestiona las de Sorkin. Ambas
pretenden llegar al mismo punto, la diferencia está en que The Good Wife se mueve en claroscuros y en The Newsroom todo es negro o blanco. Muchas veces, Aaron Sorkin,
gritar no es la mejor forma de lograr que te escuchen. Sin embargo, no puedo
dejar de aplaudir la entrevista de Sloan (Olivia
Munn, esa Diosa).
Sobre la violación
La misma amiga que me escribió
preguntándome sobre qué había hecho Sorkin al final del capítulo, me contó,
cuando estaba terminando este post, que se había montado mucha polémica en
torno a la trama de la violación. La misma consiste en que Don (Thomas Sadoski) intenta convencer a una
chica que denuncia haber sido violada (Sarah Sutherland, hija de Kiefer en la
vida real y de Selina Meyer en Veep)
para que no acuda a su programa a enfrentarse con su violador. La polémica se
montó, en el plano intra-narrativo, en torno a la insistencia de Don de no
airear el asunto en su programa, tanto por miedo a que ella sufra como a estigmatizar
a un presunto violador que sin embargo no ha sido condenado; y en el plano extra-narrativo, porque una
guionista de la serie mostró su desacuerdo con dicha trama en Twitter y porque
la emisión ha coincidido en el tiempo con un caso similar en la vida real. No
voy a entrar en las cuestiones externas a la trama, porque tampoco creo que den
más de sí. Pero sí lo haré en el análisis de la trama. Y creo que hay una de
cal y una de arena. Denunciar los peligros de la amarillización de un
problema tan grave como las violaciones en general, y en los campus en
particular, me parece pertinente, así como cuestionar la validez del
enjuiciamiento público, vía TV de cable. Sin embargo, silenciar la lacra de las
violaciones que difícilmente pueden ser probadas y condenadas, me parece un
mensaje muy peligroso. La presunción de inocencia no debe eclipsar la defensa
de unos valores cívicos y de un código moral, por parte de los periodistas. La
presunción de inocencia no implica la desaparición del compromiso profesional.
Al igual que la objetividad o la neutralidad, no creo que sea un mantra que
permita al periodista escabullirse de cuestiones peliagudas. Don podría haberle
pedido a la chica que no acudiera a su programa porque lo único que harían en
él sería escarbar en la carroña, pero aconsejarla hacerse oír por otras vías,
en otros atriles. La solución era investigar a fondo el caso, investigar a
fondo esa lacra social. Incidir en que miles de mujeres la sufran. Visibilizar
el problema, no esconderlo. Tapar el hecho es revictimizar a la
víctima. Dicho esto, que este capítulo de la serie haya abierto tantos debates,
es algo muy valioso, aunque Sorkin haya podido estar muy errado (o no, que las
opiniones están muy enfrentadas).
A su servicio, siempre. Viva The West Wing y Josh&Donna.
ResponderEliminarjajajajajajaja Josh&Donna always <3
EliminarNadie es capaz de mantener la tensión amorosa durante largos 7 años como ellos xD