ACTOR DE REPARTO
5. Bill Nighy por Pride
Nighy es uno de esos fantásticos
secundarios veteranos que produce el Reino Unido que siempre mejoran, con su
mera presencia, la obra de la que forman parte. Jamás veréis a Bill Nighy
firmando una mala interpretación, está siempre bien, siempre al servicio de la
historia. En Pride regresa a un
género que maneja a la perfección, la comedia dramática (de Love Actually a About time, por citar dos), y lo hace con otro personaje cargado de
secretos y sentimientos. Pero en esta ocasión está incluso más sensible que de
costumbre. Su voz, sus caras y sus movimientos físicos despiertan una tristeza
inmensa, la de un hombre que ha vivido con miedo a ser él mismo toda su vida.
4. Michael Fassbender por Frank
Gracias a la marciana Frank podemos decir ya que Michael
Fassbender está bien hasta con careta. También podemos decir que tiene talento
para la comedia. Y confirmar lo que ya sabíamos, su talento no tiene límite y
sus agallas tampoco. En Frank interpreta a un genio de la música con serios
trastornos mentales que vive con una cabeza de cartón sobre su cabeza. Estamos
ante una interpretación entre delirante y fascinante. Un trabajo muy físico y
que desde luego es completamente diferente a todo lo que había hecho Fassbender
hasta ahora. Por no decir que es completamente diferente a cualquier
interpretación que hayamos podido ver este año. Bordea el ridículo para
terminar siendo sensacional.
3. Alfred Molina por Love is strange
Al principio de la carrera de
premios se especuló con la posibilidad de que Alfred Molina pudiera colarse en
los Oscar gracias a este profesor que echan de su trabajo por casarse con su
novio de toda la vida y que tiene que hacer frente al hecho de tener que vivir
alejado del mismo mientras encuentran un piso más económico dónde vivir. Entre
la resignación, la frustración y el dolor, Molina compone un personaje lleno de
matices y que desborda sentimientos. Todas sus secuencias con John Lithgow son
maravillosas, de una ternura que te desarma. Es uno de esos trabajos en los que
ya no ves a un personaje, sino a una persona real.
2. Dominic West por Pride
Alejándose de sus papeles
habituales de dandy de mediana edad, West se atreve aquí a interpretar a un
homosexual desinhibido y carismático. Podría haberse estrellado pero en cambio
firma una de las interpretaciones más divertidas y sensibles de su carrera. Sin
cortés, sin ataduras, Dominic West insufla a la pantalla de una enorme
vitalidad. Fantástico en el terreno cómico pero también tierno y rotundo en el
dramático. Ha sido toda una sorpresa verlo de esta forma.
1. Channing Tatum por Foxcatcher
Si bien es cierto de que Tatum
fue promocionado como actor protagonista por el film de Bennett Miller, digo
que es el mejor secundario que se ha quedado fuera de los Oscar este año,
partiendo de la base de que creo que la primera hora de Foxcatcher es un Tatum vs. Carrell y la segunda, Carrell vs.
Ruffalo. Si bien al principio el relato gira en torno a él, se va diluyendo
hasta convertirse casi en una sombra, en un alma en pena que transita por los
planos. Tatum conduce a su personaje desde la inocencia, la jovialidad, el
entusiasmo, del inicio del film, hasta la derrota del final, hasta ese hombre
casi deshumanizado, consumido, desesperanzado. Los prejuicios que se tienen
contra Channing Tatum no deberían impedir ver que aquí hace una interpretación
fantástica.
ACTOR PROTAGONISTA
5. Antoine-Olivier Pilon por Mommy
Mommy necesitaba a un actor principal capaz de saltar de la rabia y
la alegría desbordada a la sensibilidad y la ternura. Que fuera a la vez
enérgico y taciturno. Pilon lo logra con creces. Dolan ha dado un paso atrás en
su tarea como actor para crecer como autor. No podría haber acertado más. Ni en
un millón de años él hubiera podido componer este personaje. Pilon es
transparente, capta todos los sentimientos del personaje y los retiene en su
rostro. Su trabajo es algo precioso de ver.
4. Miles Teller por Whiplash
La ópera prima de Damien Chazelle
pivota en torno al antagonismo visceral entre dos monstruos obsesionados con el
arte, con el éxito. Si JK Simmons es el trueno, Miles Teller es la tormenta. Simmons no sólo no se lo come, sino que es capaz de medirse a él, conformando el dúo cinematográfico más estimulante del 2014.
Whiplash confirma el talento innato de Teller para bucear por las entrañas de
chavales obsesionados con sus sueños, y lo ratifica como el mejor actor de su
generación. Ahí es nada.
3. Timothy Spall por Mr. Turner
Desde su victoria en Cannes sobre
el nominado al Oscar Steve Carrell, Spall estuvo en todas las quinielas de
premios. El poco respaldo cosechado por Mr.
Turner en su propio país, frente a The
Theory of Everything y The Imitation
Game, ambas protagonizadas por dos de los actores británicos más en boga,
lo dejaron pronto fuera de la terna. Que ello no nos lleve a engaño. Timothy
Spall hace un trabajo enormemente sutil como el taciturno J.M.W. Turner, el
maestro de la luz. Más allá de la imitación física, con esos escupitajos y esos
ruidos guturales, hay un precioso trabajo de construcción de un hombre sensible
y sencillo. Enamorado del mundo que lo rodeaba, de la potencia de las imágenes
que la naturaleza y el hombre podían crear juntos.
2. Jake Gyllenhaal por Nightcrawler
Otra vez Jake Gyllenhaal se ha
quedado a las puertas de la nominación al Oscar. Sin embargo, Nightcrawler lo ha elevado a la
categoría de actor de culto, y estrella absoluta del cine indie americano. En
los márgenes de la industria, Gyllenhaal está construyendo una carrera llena de
títulos y autores interesantes. En Nightcrawler
se zambulle en un personaje tan alucinado como repulsivo, transforma su voz y
su rostro hasta hacernos olvidar que es él el que está detrás de la bestia. Un
trabajo apabullante, de esos que estremecen.
1. Oscar Isaac por A most violent year
El Al Pacino de los 70 se ha
reencarnado en un tal Oscar Isaac, que a finales de año se convertirá en una de
las personas más conocidas de la industria gracias a esa bomba taquillera (y
cultural) que será Star Wars Ep. VII.
Isaac lleva un lustro cocinando su condición de actor indie a tener muy en
cuenta. Yo personalmente lo descubrí en el Ágora
de Alejandro Amenábar, pero como todos, imagino, me enamoré de él en Inside Llewyn Davis. Sacar adelante ese
protagonista agrio, autodestructivo, complejo, era una labor titánica, pero
Isaac lo bordó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.