Aunque aún hay algún estreno pendiente para las próximas semanas, como por ejemplo esa versión loquísima (aún más) de Homeland en clave marujil que será States of Affairs de NBC, podríamos decir que casi todo el pescado está vendido. Y por desgracia la cosecha de estrenos ha sido muy decepcionante. Las networks prosiguen su camino hacia la irrelevancia mientras que las cadenas de cable han optado este otoño por programar series veteranas, tras el alud de estrenos de la temporada estival. Si antes el otoño era el cuatrimestre más potente para un seriéfilo y el verano el más flojo, quizás podamos decir que este año se han invertido las tornas. El cable (+ las plataformas) sólo nos ha ofrecido dos estrenos relevantes: The Affair en Showtime y sobre todo Transparent, en Amazon; a la espera de que BBC America estrene el 5 de Noviembre, su drama de espías The Game.
Mientras que en las networks, la
serie más esperada, Gotham, está siendo una decepción, y da la sensación de que
a la cadena que mejor le han funcionado sus nuevas ficciones es a (redoble de
tambores) la CW (!!!), con The Flash y Jane the Virgin. Mientras, en ABC pueden
estar contentos por haber logrado por fin un bloque de comedias familiares
sólido y por el exitazo de audiencias que es La Noche en Shondaland de los
jueves. Sin embargo sus comedias románticas se han caído con todo el equipo y
más allá de miércoles-jueves tienen serios problemas todas las noches. A CBS le
ha funcionado Scorpion, pero la enésima serie de Kevin Williamson, Stalker, no. Madam Secretary ha recibido unas cuantas ostias,
todas ellas muy merecidas, pero a mí me entretiene (es una serie sobre
política, era imposible que no lo hiciera). A FOX sólo le ha funcionado Gotham,
pero sus audiencias caen semana a semana y su calidad sigue sin aparecer. Por
lo demás es una cadena en ruinas con audiencias vergonzosas más allá de la
noche de comedia de los domingos. Y ya en último lugar tenemos a NBC,
arrastrando sus problemas de siempre. De sus estrenos me quedo con A to Z, la
única sitcom que he comprado este otoño, a falta de ver Marry me, también de la
cadena y que ya ha emitido dos episodios.
Teniendo en cuenta lo dicho, he
aquí las series que me he agenciado en estos dos meses de estrenos otoñales, en
rojo las que aún no he decidido si me voy a quedar o no, en naranja las que seguiré viendo sí o sí
aunque no sean nada del otro mundo y en verde las que me atrevería a recomendar,
porque de verdad son relevantes.
- A to Z (NBC)
Hablé de A to Z hace muy poco,
así que no me voy a extender mucho. Lo mejor que tiene son sus dos actores
protagonistas (Milioti y Feldman) y su idea/macro-estructura: contar la
evolución de un noviazgo desde que nace (A) hasta que termina (B). Lo peor,
todo lo que no es el centro amoroso, porque no saben disimular que está ahí
para llenar los 20 minutos de cada episodio. Las audiencias están siendo
terribles así que es posible que NBC la cancele.
- Gotham (FOX)
Había muchas expectativas en
torno a Gotham y la mayoría de ellas se han ido por el coladero. No es que sea
una mala serie, es que es un drama sin garra, temeroso de ser más arriesgado.
Es verdad que SHIELD o Arrow necesitaron muchos capítulos para pegar un salto
de calidad (o eso es lo que dicen los que las siguieron viendo), y por lo tanto
quizás Gotham también necesite plantar los cimientos antes de crecer. Emitirse
a las 8 de la tarde hace que sea mucho menos oscura de lo que debería. Y el
formato procedimental es un gran error. Ojo, no tengo nada en contra de los
procedimentales, de hecho a continuación hablaré de dos series que lo son (más
o menos) y a las que les viene bien serlo (a una más que a la otra).
Simplemente creo que a Gotham no le viene bien. Sería más interesante hacer
temporadas de 16 capítulos, partidas por la mitad, desarrollando una trama
central en torno a un gran villano en cada en cada una de esas mitades. Por
ahora, lo mejor han sido los malos con vocación de continuidad (sobre todo el Pingüino
y Fish Mooney) y lo peor unos casos sosísimos (desde el señor de los globos,
hasta el último a lo Fringe, pasando por el pica-ojos).
- Jane the Virgin (CW)
Una médica le inyecta
accidentalmente la muestra de semana que su hermano guardó antes de que le
extirparan sus testículos por culpa del cáncer, a una joven latina que había
prometido llegar virgen al matrimonio. Esta no es la premisa inicial de la
nueva comedia de 40 minutos de CW. No, es sólo una pequeña parte de la misma.
El piloto nos escupe todos los clichés del culebrón, formando una mezcolanza loquísima que lo único que puede provocar en el espectador es un gozoso y
constante oyoyoyoyoyoyoyoy. Pero lo importante es que el monstruo de
Frankestein funciona. La serie es divertida, sobre todo si la ves en compañía
para ir comentando cada uno de los detalles. No sé si la vería yo solo, pero
con amigos y alcohol delante, es un buen plan nocturno.
-
Madam Secretary (CBS)
Ser la pareja de baile de la
mejor serie en antena (The Good Wife) puede ser una putada o una bendición,
dependiendo de si estás o no a la altura de las circunstancias. Madam Secretary
no lo está porque la invaden los lugares comunes (sobre todo en la esfera
familiar) y porque sus casos no nos están contando nada que no nos hubiera
contado ya The West Wing. Sí, tiene una buena protagonista en esa secretaria de
Estado con buenas intenciones interpretada por Téa Leoni, y es una serie
razonablemente entretenida, pero no es una gran serie. A mí me gusta porque me
gusta mucho la política americana pero no es una serie que recomendaría,
demasiado blandita, demasiado God bless
America. Además, habrá que ver si la trama conspirativa de fondo cobra
protagonismo y si son capaces de desarrollarla sin hacer el ridículo.
-
How to get away with murder (ABC)
HTGAWM o simplemente Murder (cada
cual la llama como le parece), ha venido a completar la noche de los jueves de
ABC producida por Shondaland y a expandir el shondismo, incluso más allá de la propia Shonda Rhimes, que no
escribe este drama ¿judicial?, sino que simplemente la produce. Y lo ha hecho
hacia territorios más oscuros y locos creando una serie con tantas influencias
que es imposible ponerse de acuerdo en las mismas. Yo la definiría como un
Damages meets thrillers teenagers de los 90. Sí, estamos ante algo así
de loco. Obviamente la gente la compara, además de con Scandal, con un amplio
ramillete de dramas que va desde The Good Wife hasta Revenge. Un batiburrillo
encocado. Y como con Scandal, funciona. En este caso más es, efectivamente,
más. Murder es jodidamente divertida y delirantemente absurda. Sus mayores
hándicaps residen en que Viola Davis no llena un personaje que debería ser
majestuoso (aunque cada vez que aparece sin peluca dan ganas de aplaudir) y que
más allá del gayer, los pupilos son muy poco interesantes. A su favor juega que
hace un retrato muy sucio del sexo, que tiene un caso de fondo razonablemente
interesante (sin ser Damages, claro) y que dibuja una galería de personajes que
no sólo son malas personas, sino que también son conscientes de que lo son
(cosa que no pasa en Scandal).
- The Affair (Showtime)
O cómo contar una aventura
romántico-sexual extra-conyugal desde los dos puntos de vista y en flashbacks.
Lo que hace a The Affair una serie muy interesante es sobre todo su estructura.
Cada capítulo está dividido en dos, la primera parte nos cuenta la versión de
él (Dominic West) y la segunda la de ella (Ruth Wilson, la actriz que más
brilla) de los mismos acontecimientos, todo ello relatado por cada uno frente a
un detective en el presente, muy a lo True Detective, sí. Hasta ahora sólo se
han emitido dos episodios, pero desde luego estamos ante un drama muy
interesante, sobre todo si bucea en la sexualidad y la culpa.
- Transparent (Amazon)
En mi anterior post hice un
repaso a esta primera temporada de la comedia dramática de Jill Soloway. Poco
tengo que añadir a lo ya dicho. Transparent es una serie maravillosa.
Inteligente, crítica, irónica y sensible. Cuando la ves te hace pensar y te
hace sentir. No se le puede pedir más a una obra audiovisual. Debemos dar las
gracias porque una serie así haya salido adelante, hace que la televisión
(aunque sea producida por una plataforma de streaming) avance como arte.
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