Ya se han dado a conocer los nominables a los próximos Emmys, aquí traigo unas primeras (y pequeñas) impresiones. Empieza el mambo.
Tácticas y estrategias
Si en los Goyas son las
productoras las que mandan a la Academia sus propuestas de candidatos, en los
Emmys son estos, los aspirantes, los que auto-proponen. Dicho lo cual lo normal
es que los profesionales sigan las estrategias diseñadas desde sus cadenas (y/o
productoras) que a fin y al cabo son también las que financiarán su campaña
para hacer con el premio. Digo lo normal porque este sistema permite la
existencia de versos sueltos que decidan proponerse o no, o proponerse en
protagonista o en secundario sin contar con el beneplácito de sus superiores,
el Síndrome Katherine Heigl podríamos
llamarlo.
Teniendo en cuenta todo eso, las
cadenas se aprovechan de las laxas normas de la Academia para lograr que sus
producciones logren la mayor repercusión posible. Así tenemos dramas que
compiten en comedia (Girls, Louie, OITNB,
Shameless…), antologías que lo hacen en miniserie/telefilme (AHS, Fargo) mientras otras pelearán en
drama (True Detective) y series que
se hacen pasar por miniseries (Luther)
o incluso por tv-movies (Sherlock
sólo participará con su season finale).
En el terreno de las interpretaciones hay siempre actores que bailan hasta
última hora entre protagonistas y secundarios y entre secundarios y guest stars
(flagrante este año el caso de Allison Janney y Beau Bridges por Masters of Sex, por ejemplo). Y mientras
unas series tendrán a todo su reparto en las papeletas de los Emmys (por
ejemplo Scandal (risas)) otras sólo
tendrán a unos cuantos actores elegibles (por ejemplo Nashville (risas) de la cual sólo se han presentado cuatro actores,
uno por categoría). Este año resulta curiosa, por ejemplo, la estrategia de Orange is the new black, con Schilling
como protagonista, Prepon, Mulgrew, Brooks y Wiley como secundarias y el resto
del amplísimo reparto femenino como guest stars. O la de The Good Wife, ya que ni Alan Cumming ni Chris Noth se han
presentado como secundarios, ni Michael J. Fox (quizás cansado de ser
ninguneado) como guest star en su mejor año.
En el caso de los guionistas y
los directores las estrategias son aún más importantes. Sólo hay cinco plazas
por categoría, escaso hueco teniendo en cuenta la cantidad de grandes capítulos
que produce la televisión yankee al
año. Mientras unas series proponen casi todos sus capítulos (por ejemplo los
dramas de AMC, Mad Men y Breaking Bad)
otras sólo manda uno o dos, como las series de HBO, True Detective (el 4 en dirección el 5 en guion) y Game of Thrones (sólo presentarán la season finale aún no emitida en guion,
teniendo capítulos tan bien escritos como el del juicio o el del combate). Lo
que pretenden en HBO es indicarles a los académicos que si les gusta su serie
tiene que votar a ese capítulo, evitando que sus votos se dispersen entre
varios episodios y garantizando la nominación. En cambio las producciones de
AMC aspiran a poder lograr más nominaciones a riesgo de irse de vacío,
reconociendo a la vez el trabajo de todos sus profesionales, tanto guionistas
como directores. Además los episodios que logran la nominación en estas
categorías ayudan a apuntalar a los propios actores. Por ejemplo, supongamos
que Breaking Bad cuela a Ozymandias
en las nominaciones de guion, el capítulo ayudará mucho a Cranston o Gunn
porque se lucen de forma extraordinaria en él, aunque después por ejemplo
Cranston le mande a los académicos otro episodio, Granite State digamos, logrando
así que vean no uno sino dos capítulos dónde está espectacular (por no decir
sobrehumano).
Los protagonistas dobles y el mito (o no) de la división de votos
Las ballots de los Emmys han resulto un par de incógnitas que aún
pululaban por nuestras cabezas. La principal, que al final tanto Matthew McConaughey
como Woody Harrelson competirán en la categoría de Mejor Actor de Drama por True Detective. Se ha impuesto el
sentido común. Lo cual hablando de estos premios cimentados sobre reglas que
son puro papel mojado es mucho decir. Lo mismo harán los protagonistas de Hannibal (Mads Mikkelsen y Hugh Dancy),
que aunque tengan menos opciones de entrar, no hacen un trabajo inferior. Ahora
habrá que ver si tener que compartir categoría con su compañero afecta a las
posibilidades de victoria de McConaughey. A priori su gran rival debería ser
Bryan Cranston, pero, no olvidemos lo que pasó el año pasado en esta categoría,
ese enorme WTF? que supuso la
victoria de Jeff Daniels por The Newsroom
en la noche de Breaking Bad.
Más complicado es el caso de Fargo, una serie tan coral que es difícil
decir quién es el protagonista. Al final se han presentado en la categoría de
Mejor Actor Miniserie/Telefilme sus dos estrellas, los soberbios (puede usted
añadir aquí más calificativos) Martin Freeman (que posiblemente sea nominado
también en reparto por Sherlock) y
Billy Bob Thornton. Ambos componen dos villanos que se recordarán durante años.
Y ambos tendrán que bregar con el tercer favorito de esa categoría, el fantástico
Mark Ruffalo de The normal heart.
Será una de las varias batallas que enfrentarán a la miniserie de FX y al
telefilme de HBO. Si en el caso de True
Detective no creo mucho en la división de votos, aquí la veo más plausible,
porque no puedo discernir cual es más favorito de los dos protagonistas y
porque Ruffalo compone un papel muy premiable y cargado de emoción frente a dos
personajes fríos como el hielo.
Familias que pagan sus deudas y familias que no lo hacen
Los 4 Lannister podrían estar
nominados al Emmys y a mí me harían muy feliz. Después de que el año pasado
Charles Dance no se presentara a los Emmys, después de haber tenido una
temporada sensacional llena de duelos dialécticos, este año si optará. Junto a
él los injustamente olvidados el año pasado Nicolaj Coster-Waldau y Lena
Headey, y el vencedor (y quizás de nuevo favorito) Peter Dinklage. La otra gran
opción interpretativa de Game Of Thrones
será Emilia Clarke que ya estuvo nominada el año pasado, si bien este año,
por fin, se han presentado también las chicas Stark.
Uno de los movimientos más
cuestionables de estos Emmys (básicamente porque infringe sus propias reglas)
ha sido el haber permitido a Shameless
cambiar de drama a comedia. Dicho esto, me alegro, porque en drama la han
maltratado y aquí a lo mejor caza alguna nominación. Sobre todo la nominación
para Emmy Rossum en Mejor Actriz de Comedia (#EmmyForEmmy). A su lado todo el
clan Gallagher (y asociados) que bien podría llenar la categoría de Mejor Actor
de Reparto de Comedia ellos solos. Tanto Jeremy Allen White como Noel Fischer
han hecho un trabajo sensacional este año.
Sin movernos de los apartados de
comedia, los Pritchett intentarán lograr para Modern Family su 5º Emmy consecutivo a Mejor Comedia, mantener las
nominaciones de su cast adulto y volver a cazar alguna victoria tras irse de
vacío en las categorías interpretativas el año pasado. En el terreno de las
sitcoms sus rivales serán The Big Bang
Theory (no soy capaz de entenderlo) y la novata Brooklyn 99. Pero las mayores amenazas vendrán del cable, Veep,
para mí la mejor comedia televisiva de este año, y los dramas disfrazados de
comedias, las repetidoras Girls y Louie (ambas con sus temporadas más
sólidas) y el torbellino Orange is the
new black son su reparto femenino de impresión.
Fukunaga, Marshall y la ambición visual
Mucho se ha hablado esta
temporada del empaque visual de algunas series, como por ejemplo Hannibal o American Horror Story, pero
sobre todo de tres en particular: Fargo,
Game of Thrones y sí, True Detective.
El plano-secuencia del episodio número 4 de True Detective, Who goes there,
levantó una enorme polvareda, sin embargo mucha gente (me incluyo) venía
alabando la dirección de Cary Fukunaga (director único de toda la temporada)
desde el piloto. Después, Fargo, y su
dirección elegante y precisa recibieron grandes elogios, sobre todo el episodio
7, Who shaves the barber?, que también tenía un gran plano-secuencia (aunque
técnicamente mucho más sencillo). Esta nueva senda de ambición en el terreno de
la dirección televisiva ha alcanzado otra cima este último domingo, con la
emisión del capítulo 9 de esta temporada de Game
of Thrones, The watchers on the wall, del que ya hablé maravillas ayer,
sobre todo del trabajo de su director Neil Marshall al que ya le robaron la
nominación hace 2 años por Blackwater
(GoT, 2X09).
Se ha venido manteniendo que si
la televisión ya se codeaba narrativamente con el cine, visualmente, en cuanto
a la puesta en escena, aún no lo hacía, que le faltaba atrevimiento, osadía,
ambición de grandeza. Estas series, y antes otras como Breaking Bad y sus planos rupturistas o Boardwalk Empire y su precisión pictórica, nos señalan que la
televisión ya es capaz de explotar todas las herramientas que tiene como arte
audiovisual. Lo lógico sería que este año el Emmy estuviera entre Fukunaga y
Marshall, con algún director de Breaking Bad por el medio. Pero por desgracia
los Emmys no tienden a ser lógicos.
La Fat Lady de Louis CK vs. Todos los demás
Si en drama mis capítulos
favoritos nominables son Ozymandias de Breaking
Bad y The last call de The Good Wife
(la serie de los King sólo participa en esta categoría con este episodio,
Hitting the fan no ha sido propuesto), en comedia tengo que defender a So did
the fat lady (4x03), esa pequeña genialidad de ese gran genio llamado Louis CK
y que puede ser el gran favorito de la categoría. Louie, por formato, juega con la ventaja de que sus capítulos se
pueden consumir como pequeñas perlas aisladas, que no es tan necesario entender
el episodio dentro de un gran relato, sino que se puede consumir sin ver la
serie en su totalidad. Como si estuvieras tragándote una pastilla de vida, de
realidad, un trozo de un alma que no es la tuya, pero que podría serlo. Al
igual que Louie, Veep sólo manda un
capítulo, Special Relantionship (3x07), o el catastrófico viaje british de
Selina Meyer, una elección redonda. En cambio Girls, otra de las series mejor escritas de la televisión, envía
hasta 5 episodios, sí Beach House y Flo incluidos. Por su parte la reina de las
sitcoms, Modern Family, estará
representada por hasta casi 10 capítulos, aunque la season finale, debería ser
su baza más sólida.
Cuida el producto desde el segundo 1
Que los tres mejores estrenos
seriéfilos de la temporada (sin contar a Fargo
que no tiene opening), True Detective,
Masters of Sex y Orange is the new black vayan a estar (salvo sorpresa
mayúscula) nominados en la fascinante categoría de títulos de crédito no puede
ser casualidad. Las series han alcanzado tal grado de precisión que los títulos
de crédito si se usan tienen que introducir al espectador en el capítulo antes
de que el mismo empiece. Yo me quedo con los de True Detective, cien por cien hipnóticos.
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