Mañana a las 14.30 (en la España peninsular) Ang Lee,
Guillermo del Toro y John Krasinski anunciarán los nominados a los Oscar de
este año. Llegamos así al momento clave de la carrera de premios (incluso más
que la propia gala). Una semana antes, el jueves pasado, se anunciaron las
nominaciones a los BAFTA, los premios que concede la Academia Británica de Cine
y Televisión a las mejores obras cinematográficas universales estrenadas en Reino
Unido a lo largo del año. Dichas
nominaciones vienen a suponer la consolidación de una tendencia que se venía
observando en los últimos años. Los BAFTA han dejado de ser ese gran escaparate
en el que el mejor cine británico se situaba al lado del mejor cine estadounidense
(y que de vez en cuando visibilizaba al cine de autor y/o de habla no inglesa).
En la actualidad, colocan a sus propios films en puestos menores,
hermanos pequeños del cine de Hollywood. Ni una sola de las 5 películas
nominadas al premio a mejor película del año es británica. Todas son
estadounidenses. Películas americanas sobre americanos. En una enfermiza
obsesión por jugar a adivinar los Oscar, los BAFTA han terminado por perder
toda personalidad y lo que es peor, han terminado por menospreciar a su propio
cine. El país que presume de tener
los mejores actores del mundo, la gran cuna del teatro moderno, la
cinematografía más potente del planeta tras la estadounidense (en cuanto a
calidad e influencia), tiene unos premios que ignoran todo ello. De los 20
actores nominados en las 4 categorías interpretativas sólo 3 son intérpretes
británicos en películas británicas: Maggie Smith en The Lady in the van, Julie
Walters por Brooklyn (que en realidad es un film más irlandés que británico) y
Eddie Redmayne en The Danish Girl. La situación es tan absurda que los PGA, los
premios que entregan los productores estadounidenses, han incluido en su top10
a dos films británicos: Ex Machina y Brooklyn: 2/10 frente a 0/5 en los BAFTA. Esta situación no se debe a que el cine británico haya perdido calidad, sino a que sus máximos galardones se han diluido en el océano de premios. Si uno observa la terna de nominadas a mejor película británica del año en los BAFTA, descubrirá que en ella figura alguna de las películas más estimulantes del 2015 (la ninguneadísima 45 years, la rabiosamente autoral The Lobster, el sensacional documental Amy).
Justamente el camino inverso a los BAFTA han seguido los Golden
Globes. Los premios que entrega la Asociación de prensa extranjera en Hollywood
(HFPA) han desistido de la ardua labor de predecir qué films triunfarán en los
Oscar. Si coinciden (Argo, The Artist...) bien y sino (Boyhood), también. En su
última edición, celebrada el pasado domingo, encumbraron a The Revenant
(película dramática, director y actor en drama), Steve Jobs (guion y actriz de
reparto) y The Martian (película cómica y actor en comedia). Mientras que la
gran favorita al Oscar, Spotlight, y la que para muchos se ha convertido en su
principal rival, The Big Short, se fueron de vacío. Al igual que Carol, que
cada vez pierde más fuelle en la lucha por los Oscar y que en teoría es una
película que debería gustar en la HPFA. Precisamente, frente a los BAFTA, los
Golden Globes han apostado por premiar lo que les gusta, reivindicar su
personalidad. Pueden gustar más o menos, pero los Golden Globes tienen un
estilo propio y siempre nos reportan sorpresas (unas más agradables que otras).
A los GG les gustan las estrellas, y por lo tanto el cine comercial, de ahí la
victoria de Avatar frente a The Hurt Locker, o alguna nominación sonrojante con
la que nos hacen disfrutar de vez en cuando (hola The Tourist). Pero no es menos
cierto que también premian un cine más arriesgado y de autor que los Oscar. Las
victorias de Brokeback Mountain o The Social Network, derrotadas en los premios
de la Academia por Crash y The King’s Speech, dan buena cuenta de ello. Este
año frente a Spotlight, que es una película bastante clásica, aunque trate un
tema controvertido, han decidido premiar a The Revenant, que salvo sorpresa
mayúscula es una película que difícilmente se impondrá en los Oscar. Un film
concebido como una experiencia (de supervivencia para el protagonista, visual
para el espectador). Que hagamos bromas con los Golden Globes, no debería
impedirnos valorar en primer lugar, que tienen personalidad, y en segundo que a
veces tienen muy buen gusto.
Lo de los Bafta es lamentable. Al final serán unos premios más dentro de la carrera por haberse cargado su propia esencia. Con lo fácil que lo tienen, además. Vive la France!
ResponderEliminarLos Globos son una gozada, se mantienen en su propia línea, nos dan estrellas, sorpresas y mamarrachismo. Y además, quieren a Leo y a Kate <3
jajajajaja vivan los chovinistas de verdad y no los chovinistas da parralla! xD
EliminarLeo y Kate <3 <3 <3 <3 <3 <3
Señores de los Bafta: lo retiro un poquito, hoy han molado ustedes bastante ;)
ResponderEliminarjajajajajaja a pedir de Señor!
Eliminar