10. Lung Boonmee raluek chat (Apichatpong
Weerasethakul, 2010)
El Tío Boonmee es la ganadora de la Palma
de Oro con peor nota en Filmaffinity, de toda la historia. No lo digo como
indicativo de su calidad. Sino para que nos hagamos una idea de lo críptica e inaccesible
que es. El film describe el mágico recorrido de su protagonista hacia la
muerte. Los fantasmas del pasado y la excéntrica jungla se apoderan de la
pantalla, y la película se hace muy lenta, pero, a veces, también muy
hipnótica. Cannes no suele premiar con la Palma de Oro a un cine tan extremo y
experimental como el de Weerasethakul, pero en una de las ediciones más
mediocres de la última década, se terminó imponiendo. Más allá de que me guste más o menos, no está mal reconocer de vez en cuando la osadía de aquellos directores que llevan al cine a nuevos terrenos, aunque estos sean farragosos, como en este caso. Aún así, un lustro después, parece
claro que la opción lógica hubiera sido Poetry de Lee Chang-dong. Y yo se la
hubiera dado a Copie Conforme de Abbas Kiarostami. El año de los cineastas
asiáticos. ¿Volverá a serlo 2015? Es muy probable.
9. L’Enfant (Jean-Pierre y Luc Dardenne,
2005)
Hasta el año pasado, con Deux jours, une
nuit, jamás había conectado con el cine de los Dardenne. Lo reconozco. Y
L’Enfant no es una excepción. En mi defensa, o en la de ellos, no lo sé, diré
que la vi siendo un adolescente y que yo no estaba preparado para una propuesta
tan seca como ésta. Un paseo cámara al hombro por la miseria de nuestras
ciudades y por el terrible azar que siembra de caos nuestra vida cotidiana.
Quizás en aquella edición Cannes dejó escapar la ocasión perfecta para darle la
Palma de Oro a David Cronenberg, por A history of Violence.
8. The Wind that Shakes the Barley (Ken
Loach, 2006)
Un año después, en cambio, sí que triunfó
en Cannes otro asiduo del festival, el veterano Ken Loach, con un viaje a la
Irlanda de principios del S.XX para bucear por las entrañas del conflicto
norirlandés. No es la mejor película de Ken Loach, ni siquiera es su mejor
película sobre ese conflicto (Hidden Agenda es un film muy superior), pero no
seré yo el que critique esta Palma de Oro. Eso sí, las españolas El laberinto
del fauno y Volver son películas muy superiores. Otro año en que Almodóvar rozó
el premio gordo y se tuvo que conformar con pedreas (guion y actriz para todo
su reparto).
7. Entre les murs (Laurent Cantet, 2008)
Cannes siempre es acusado de chovinista
por dar demasiada relevancia al cine francés. Si bien esto es cierto en cuanto
a la selección, no lo es tanto en cuanto al palmarés. Entre les murs puso fin a
un largo periodo de 21 años en el que la Palma de Oro no se quedaba en casa,
cogiendo el testigo de Sous le Soleil de Satan de Maurice Pielat, que la había
ganado un año antes de que yo naciera, en 1987. Más allá de este hecho, Entre
les murs es una de esas películas a las que muchos le colgamos el adjetivo de
“necesaria”. Una mirada valiente y enérgica al sistema educativo y sobre todo
al abandono en el que están sumidos los suburbios franceses. Una victoria
incontestable, aunque si yo hubiera presidido el jurado hubiera ganado el
documental animado Waltz with Bashir, del israelí Ari Folman.
6. Kis uykusu (Nuri Bilge Ceylan, 2014)
Ceylan había rozado la Palma en varias
ocasiones y el año pasado, tras verse Winter Sleep, se convirtió en el ganador
inevitable. Su retrato de una familia atrapada en su hotel durante un largo
invierno en el que se destrozan emocionalmente los unos a los otros es un film
soberbio. Una de esas películas que se engrandecen con el tiempo, cuando
olvidas el dolor de espalda de estar sentado durante más de 3 horas y sólo
recuerdas los diálogos que se clavan como puñales y las miradas llenas de
frustración y tristeza. Dicho lo cual, yo le hubiera dado la Palma de Oro a
Xavier Dolan por Mommy, porque es la película que más me gustó del Cannes del
año pasado y por lo que significa, por el valor simbólico de reconocer el
talento de mi generación, esta generación a la deriva.
5. 4 luni, 3 saptamini si 2 zile (Cristian
Mungiu, 2007)
Con este film el Nuevo Cine Rumano
alcanzó su techo, tanto en términos de calidad como en términos de
reconocimiento internacional, gracias a esta justísima Palma de Oro. La
película de Mungiu retrata la odisea de abortar en los
estertores de la Rumanía de Ceaușescu. Angustiosa y aterradora a partes
iguales. Quizás yo hubiera votado a Zodiac, porque David Fincher es David
Fincher, pero no estoy del todo seguro de ello. Fue un gran año aquel.
4. Amour (Michael Haneke, 2012)
Pocas presentaciones necesita Amour, una
de las Palmas de Oro que más aceptación y menos controversia ha generado en la
última década. La segunda victoria de Michael Haneke en menos de un lustro,
contaba como un hombre se enfrentaba solo a la enfermedad de su mujer, y como
en el proceso, los dos se iban partiendo en mil pedazos. Triste, dura,
implacable y aún así tierna. Quién más y quién menos ha visto cómo un ser querido se ha ido consumiendo hasta no ser más que la sombra de lo que un día fue. No podía ganar otra película.
3. Das weisse Band (Michael Haneke, 2009)
Antes de vencer con Amour, Michael Haneke
había logrado por fin la Palma de Oro gracias a su terrible La cinta blanca,
ambientada en un pueblo alemán antes del estallido de la Gran Guerra. Dicha película diseccionaba las raíces
del nazismo y nos las echaba a la cara a través de las escalofriantes historias de ese pueblo, protagonizadas por personas enfermas, carcomidas por el odio y la frustración. Rodada en un durísimo blanco y negro
que helaba la sangre, estamos ante una película descomunal. Se impuso a
películas tan interesantes como Un prophète de Audiard o Inglorious Basterdes
de Tarantino.
2. The Tree of Life (Terrence Malick, 2011)
Y Terrence Malick se apoderó de
Cannes. The Tree of Life es la Palma de Oro que más pasiones ha levantado en la
última década. Ya sea para bien o para mal. En mi caso, para muy bien. Es una
película que me impactó y maravilló muchísimo. Me parece que Malick firma un
retrato de la infancia y de la paternidad a la vez precioso y desolador. Fue aquel
un gran año para el cine de habla inglesa en Cannes, con films como Drive de Winding
Refn, Melancholia de von Trier o We need to talk about Kevin de Ramsay. Este
año podríamos estar ante un festival similar.
1. La vie d’Adèle (Abdellatif
Kechiche, 2013)
Si Entre les murs cerró dos décadas de
sequía para Francia en Cannes, abrió también una época de éxitos, porque desde
su victoria otros dos films galos han logrado la Palma de Oro, el primero
Amour, el segundo, al año siguiente, La vie d’Adèle. Casi todas las victorias
de las que hemos hablado hasta ahora se podían haber aventurado antes del
inicio del festival. Por el prestigio de sus directores, por la temática de los
films o por la deuda que el festival pudiera tener con dichos cineastas. Sin
embargo, La vie d’Adèle no era una película a tener en cuenta antes de que se
viera en la Croisette y enamorara a la totalidad de los críticos.
Paradójicamente, la victoria de Kechiche terminó siendo una de las más
evidentes de la década. La adaptación de una novela gráfica sobre el
descubrimiento del amor y el sexo de una adolescente con otra mujer, rodada por
un director muy poco conocido fuera de Francia, se convirtió en una película
preciosa sobre los sentimientos, la frustración, la soledad y la pasión. Una
obra magna. Por eso ganó en Cannes frente a films de cineastas más consagrados
como Sorrentino, Fahardi, los Coen, Payne, Kore-eda, Polanski o Zhang Ke.
Simplemente porque fue la mejor.
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