MOM - Segunda temporada
Una de las sorpresas más
agradables de esta temporada televisiva que está pegando sus últimos coletazos,
no ha sido un estreno, sino el segundo año de una ficción de la que a priori,
no había mucho que esperar, Mom, la
enésima sitcom producida por la maquinaria de Chuck Lorre. Pues bien, ahora que
ya se ha despedido hasta septiembre, me atrevo a decir que Mom ha sido una de las
mejores sitcoms de este curso. Sólo por detrás de la despedida de Parks and Recreation, la sensacional tercera entrega de The Mindy Project, una Brooklyn 99 que ha ido de más a menos y,
quizás, una alicaída Modern Family.
Vamos, que forma parte de mi quinteto de
comedias de las networks este año. Jamás hubiera dicho esto a principios de
septiembre de 2014.
Para empezar hay que señalar que Mom no es una serie que yo recomiende.
De hecho, evito premeditadamente recomendarla, y cuando mis amigos me
preguntan, al ver mi entusiasmo, si deberían verla o no, voy con pies de plomo
y me cubro las espaldas, diciéndoles que si la ven es bajo su propia
responsabilidad. Porque no, Mom no es una serie para todos los
públicos. Básicamente porque aunque a mí me hacen gracia sus chistes de
pollas y drogas, entiendo que tiene un humor bastante básico y un empaque
formal muy cutre que pueden echar atrás a gran parte de sus espectadores
potenciales. Mom, a pesar de todas
las cosas buenas que diré de ella a continuación, no deja de estar producida
bajo los postulados del lorrerismo (concepto): chistes fáciles,
puesta en escena de baratillo. No es una serie que maneje un humor
inteligente, que sea muy meta y referencial, o que tenga unos sketches muy
elaborados. Y sin embargo, funciona. Es más, y sin embargo, es una serie
interesante. ¿Por qué?
En primer lugar, porque combina
comedia y drama con una sutileza (paradójicamente) brillante. De una frase a
otra es capaz de saltar de un retrato descarnado de la maternidad o de la
pérdida de un ser querido, a un chiste sobre strippers. Y ese proceso, que
podría resultar muy forzado, resultar ser muy natural. Logra sacarte una risa en la aflicción y una mueca en la carcajada.
En segundo lugar, porque Mom
está llevando a la sitcom a un nuevo territorio, el de la sitcom trágica.
Las sitcoms siempre han manejado la inclusión de elementos dramáticos. Ahí
están, por ejemplo, ciertas muertes en HIMYM o 30 Rock, o las últimas
temporadas de Parks and Rec y, sobre
todo, The Office. Sin embargo, más
que elementos emocionales, lo que
incluye Mom son disrupciones
dramáticas, rupturas salvajes del relato,navajazos sentimentales. Personas
que mueren, mujeres que son detenidas, hijos que reniegan de sus madres,
adicciones, inestabilidad emocional, traumas del pasado y un largo etc. Mom
es una montaña rusa en la que sus protagonistas siempre acaban vomitando al
bajarse de cada trayecto. Y sorprendentemente que su humor sea tan burro,
ayuda a que el efecto de las tramas dramáticas sea tan poderoso. ¿Cómo una
serie puede ser tan bestia y a la vez tan sensible?
En tercer lugar, sus actrices. Mom es una serie sólida porque descansa
sobre los hombros de una comedianta con
un punch cómico fabuloso como Anna Faris, y una de las mejores actrices del
mundo. Así de claro lo digo. Allison
Janney ya se ha pasado la televisión, como quién se pasa el Mario Bros. Ya
juega en otra liga, en esa a la que sólo acceden los intérpretes que son
capaces de hacer, de forma magristral, cualquier papel por grande, pequeño,
interesante o absurdo que sea. Cabe esperar que revalide su Emmy este año.
Básicamente porque le llegan 2 minutos dramáticos (mezclados con un chiste
sobre su patetismo) para dar un golpe sobre la mesa.
Aunque esto ya era así el año
pasado, este año ambas han estado aún mejor. Y han tenido la suerte de verse acompañadas por la fantástica galería
de personajes femeninos de la reunión de Alcohólicos Anónimos. Los hijos,
lo compañeros de trabajo y el ex – marido se han ido diluyendo con el paso de
la temporada y perdiendo peso a favor del coro de mujeres adictas. Todo un
acierto, porque los mejores momentos cómicos vienen de ahí, y los dramáticos
suelen tener su culmen en sus reuniones o en los cara a cara entre Faris y
Janney. Brutales, hirientes, sensibles y divertidos.
He intentado repasar el progreso
de Mom sin entrar en spoilers, por si
alguien se anima a subirse al carro. Obviamente, los mejores capítulos de la
temporada han pivotado sobre dos acontecimientos dramáticos muy poderosos,
sobre todo el primero de ellos. Muchos acabamos con la boca abierta en ambos
casos. Mom, además de tener algunos diálogos demoledores sobre lo que es
estar perdido en la vida, y lo que es peor, haberlo estado siempre, tiene
secuencias de una dureza terrible. De verdad, si entras de lleno y le
perdonas su lorrerismo, la
disfrutarás. Es graciosa y es triste. Una serie que la sitcom americana
necesitaba, sin duda alguna.
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