LOOKING - Segunda temporada
![]() |
Spoilers a mansalva sobre el segundo año de Patrick y compañía |
Este domingo HBO emitió el final de la segunda temporada de Looking. Ayer se confirmó
lo que todos nos temíamos, la cadena
cancela la serie, pero emitirá un capítulo especial para cerrar las tramas
abiertas. La decisión es lógica, teniendo en cuenta las ínfimas audiencias
y la nula repercusión en premios. Aunque ya estaba concienciado para que
terminara, me ha dolido la noticia porque soy uno de esos insensatos que la van
a echar mucho de menos. Su primera temporada no acabó de convencerme, aunque ya
encontré en ella elementos muy interesantes, sobre todo a partir de su ecuador.
Pero esta segunda entrega me ha parecido
sensacional. Hay mucha gente que sigue creyendo que es una serie errada,
que no acaba de tener unos objetivos claros ni de generar unos personajes
realmente interesantes. Otros, en cambio, nos hemos enamorado de la ficción de Andrew Haigh y Michael Lannan hasta las
trancas. Supongo, que como casi siempre, será en el punto intermedio entre
ambas posturas dónde cabría situar la realidad. Pero desde luego, este artículo
será una defensa a ultranza de la serie. Sentiría que me estoy engañando a mí
mismo sino es así. Con ello no quiero decir que Looking sea la serie profunda y sensible que para mí es. Como todo
arte, la televisión, es profundamente subjetiva. Lo que puede elevar a Looking, es la posibilidad de conectar
con sus personajes, sentimientos y conflictos. Si no lo haces, la serie será
fría y ligera (en el peor sentido). Si lo haces, y yo este año lo he hecho, te
encontrarás con una disección
interesante de muchos conflictos vitales anclados, sobre todo, en el plano
sentimental.
Precisamente, en esta segunda
temporada, Looking ha iniciado el trazado de una especie de cartografía de las
relaciones afectivas. Somos seres sociales, por lo tanto seres anclados a
relaciones, laborales, familiares, de pareja y de amistad. Y Looking ha querido abordar la vida, y
por lo tanto el retrato, de sus personajes en función de sus relaciones
afectivas. Desde la relación con tus mejores amigos, a la que tienes con tu
novio, pasando por la que mantienes con tu ex o con tu hermana. Haigh y Lannan han tendido una amplia red
de relaciones, hasta dibujar el entramado social de una serie de hombres (y una
mujer), y cómo dicho entramado social los moldea. En la última temporada de
otra serie de HBO, Boardwalk Empire,
un personaje, a punto de ser ejecutado decía una frase que se me ha clavado en
la mente, posiblemente para siempre: “Todo es una quimera, jamás nadie ha sido
libre”. En cierta forma Looking va en
esa dirección, no somos libres porque nuestras vidas dependen intensamente de
las vidas de aquellos que nos rodean. Al principio Patrick (Jonathan Groff) no puede amar
libremente a Kevin (Russell Tovey), porque Kevin tiene novio. Y al final, no puede amarlo
completamente porque Kevin quiere tener una relación abierta en el terreno
sexual. Se podría argumentar que Patrick es libre de dejar a Kevin, sin
embargo, Patrick no es libre porque lo ama. De hecho es posible que ame a Kevin
y a la vez ame a Richie (Raúl Castillo), y sin embargo no quiera amarlos de forma conjunta,
porque cree en la monogamia, tanto sentimental como sexual. Lo cual nos lleva a
decir que ya no es sólo que no seamos
libres porque estamos atados a los demás, sino que no somos libres porque
estamos atados a nosotros mismos, a nuestros deseos y miedos.
De hecho, Patrick se pasó la
temporada atormentado entre lo que deseaba (Kevin) y lo que necesitaba
(Richie). Un cruce de sentimientos en el que, desde luego, me sentí
identificado. No es fácil salir indemne de esa encrucijada. Patrick deseaba a
Kevin, a su lado se sentía más vivo, más osado. Sacaba su lado “salvaje”.
Richie en cambio es la estabilidad emocional, la tranquilidad, esa persona en
la que confiar. Sacaba, pues, su lado “sereno”. A lo largo de la temporada
Patrick fue metiéndose en la boca del lobo con Kevin, porque Kevin lo hacía
feliz, lo hacía sentirse especial, su amor era pasión (que no es igual a sexo).
Pero su relación con Kevin siempre estuvo lastrada por la desconfianza. Al fin y al cabo,
durante casi toda la temporada se negó a dejar a su novio y terminó por
partirle el corazón a Patrick en el sensacional Looking down the road (2x04).
Por eso mismo, cuando le propone tener una relación abierta en el terreno
sexual, a Patrick se le viene el mundo encima. La larga y terrible sombra de la
desconfianza de nuevo. De ahí que el final no pueda tener más sentido. ¿Dónde
termina el confuso Patrick? En el único sitio dónde se siente seguro, dónde su
confianza es total, en la barbería de Richie, el hombre que siempre confió en
ellos.
La relación amorosa entre Patrick
y Kevin, ha sido, por lo tanto, la trama más relevante de este curso en Frisco. En paralelo, hemos visto la
transformación de Agustin, ligada a su enamoramiento de un chico con VIH, y la progresión
de la amistad entre Dom y Doris, ahora que ella ha encontrado a un hombre que
la hace feliz. El cambio radical de
Agustin (Frankie J. Alvarez) es interesante, más extra-narración que intra-narración por la
honestidad creativa que conlleva. Uno de los principales problemas de Looking en su primer curso era que uno
de sus tres protagonistas era un personaje insufrible. No una mala persona a la
que puedes entender o de la que necesitas saber más para intentar descifrarlo.
No, simplemente era un personaje terrible, errado en su totalidad. Sin embargo,
este año Agustin, además de soltar las pullas más graciosas, ha sido escrito
con mucha sensibilidad. Una catarsis emocional total. Haigh y Lannan asumieron
las críticas vertidas por la gran mayoría de los seguidores de la serie, y
corrigieron el rumbo. Reconocer que te has equivocado y enmendar el error es un
acto de honestidad al que muchas veces los autores se niegan. La gracia,
además, residió en que salpicaron el relato de constantes referencias a la
transformación radical de Agustin. Hicieron de la corrección una broma
recurrente extra-narrativa. Lo cual tuvo su cima en ese terriblemente incómodo discurso que dio Patrick borracho en Looking
for Gordon Freeman (2x06), y en el que dispara a dar a sus amigos. Tuve que
parar el capítulo porque no podía seguir viéndolo, era como observar a un tren
descarrilar. A nivel intra, las tramas de Agustin aunque fueron las menos
relevantes, funcionaron muy bien a la hora de explorar cómo es una relación con una persona que tiene VIH, y
sobre todo, al mostrarnos cómo un miedo espeso e incontrolable, ciega a nuestra
razón, a lo que sabemos. Estamos concienciados sobre el VIH, y sabemos cómo se
contagia y cómo no, no tenemos prejuicios de ningún tipo, pero ay, en
situaciones inesperadas (en este caso semen en un ojo), nuestro miedo se
apodera de nuestras creencias. Y ello es algo con lo que tienen que lidiar día
a día muchas personas con VIH, ese miedo encubierto, irracional, delirante y agazapado,
que se puede apoderar de las personas en momentos incontrolados.
En cuanto a Dom (Murray Bartlett) y Doris (Lauren Weedman), esa
amistad a prueba de bombas, no puede haber más que halagos hacia la ficción. En
un reparto masculino, es curioso (o no) que el personaje más consistente y
divertido sea el interpretado por la única mujer del elenco. Doris es una de
esas secundarias que se apoderan del show con cuatro frases. No necesita más. Y
sin embargo, le dieron un capítulo de
lucimiento total, el del entierro de su padre, Looking for a plot (2x07), y el
resultado fue mi capítulo favorito de Looking.
Sensible, gracioso, triste, hondo. Un capítulo sobre la muerte que resultó ser
como la vida misma. Las relaciones paterno-filiales, las amistades, la familia,
la muerte, la infancia, la adolescencia y la ciudad natal como cárcel vital.
Todos esos temas, y algunos otros, estuvieron en ese capítulo, y recorren a su
vez esa relación de amistad a través de las décadas. De hecho lo que exploró Looking en esta temporada fue la llegada
de dicha relación a la madurez definitiva. ¿Cómo
es la amistad cuando uno se asienta definitivamente en el plano sentimental?
¿Cuando encuentra una pareja y empieza a construir su vida en primera persona
del plural? La respuesta es: diferente. Ni mejor, ni peor, simplemente otro
estadio. Constantemente nos encontramos en nuestras vidas a personas que empiezan
a tener una relación y se olvidan de sus amigos. Como si la pareja anulara la
amistad, cuando en realidad estamos ante dos formas de querer distintas y
complementarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.