Juan
Cavestany, uno de los principales agitadores de la comedia española de la
última década, ha desembarcado en Movistar + con una serie que deshecha
cualquier atisbo de sutileza. Vergüenza es
una disección sin grises del “cuñao” y de la nula vergüenza propia de este
arquetipo tan típicamente español y la inmensa vergüenza ajena que genera en
los que lo rodean. El resultado son más de 200 minutos de hilarante bochorno.
29. The Good Place (NBC) (N)
La
única sitcom que consumo hoy por hoy es The
Good Place, una serie que en su segunda temporada salta el tiburón y cambia
de premisa al final de cada capítulo. Un bukkake de ingenio. El cielo nunca fue
más divertido. Ni nunca estuvo tan plagado de miseria humana.
28. The Marvelous Mrs. Maisel (Amazon) (N)
A
finales de los años 50 una mujer aterriza, casi por accidente, en el mundo de
la comedia. Sin embargo el camino hasta llegar a ser una comediante no va a
resultar fácil. La nueva ficción de Amy Sherman Palladino (Gilmore Girls) está llena de encanto, frases inteligentísimas, una
fascinación extraña por la clase alta cosmopolita y personajes entrañables.
Vamos, lo de siempre en su universo creativo. Eso sí, esta serie no podría
existir sin Rachel Brosnahan. Puro carisma.
27. GLOW (Netflix) (N)
Mientras
Orange is the new black da síntomas
de agotamiento, la factoría de Jenji Kohan saca su lado más juguetón en GLOW, una dramedia divertidísima sobre
el mundo de la lucha femenina en los años 80. Vintage, graciosa y sí,
reivindicativa, la serie acierta al mostrar a sus heroínas sin ahorrarnos sus
más bochornosos defectos. Alison Brie y Betty Gilpin están inmensas.
26. Dark (Netflix) (N)
La
primera serie alemana de Netflix demuestra en primer lugar, mucha sabiduría
sobre la ficción audiovisual que se ha hecho en Europa en las últimas décadas (es imposible no pensar en Les Revenants al verla);
y en segundo lugar, un gran respeto por la ciencia ficción y esa sub-sección
fascinante de la misma que son los viajes en el tiempo. Dark no inventa nada, pero juega muy bien con elementos prestados
para construir una serie que se devora, que tiene una atmósfera logradísima y
que puede llegar a hipnotizar.
25. Mr. Robot (USA Network) (N)
En
su segunda y polémica temporada, Mr.
Robot saltó el tiburón. Liberada de las expectativas creadas en torno a
ella, esta tercera entrega, kamikaze y desatada, ha funcionado gracias a su
exceso narrativo y discursivo. El mundo se va a la mierda. Y no parece que
nadie quiera arreglarlo de verdad. La serie de Sam Esmail es tan naif como
subversiva.
24. Dear White People (Netflix) (N)
La
adaptación a formato seriado de la exitosa película indie homónima de Justin
Simien, entra a degüello a explorar el conflicto racial que atenaza a Estados
Unidos. Desde la hipocresía blanca hasta las contradicciones de los
afroamericanos. Nadie está a salvo en esta ficción cargada de cinismo. Es una
obra no sólo pertinente, sino también mordaz.
23. Alias Grace (Netflix) (N)
El
tándem Mary Harron – Sarah Polley lleva a cabo una modélica (y a ratos
hipnótica) adaptación de la obra de Margaret Atwood. Alias Grace bucea en el machismo sistémico e histórico a través de
una mujer compleja, llena de aristas. Sin el sugerente trabajo de Sarah Gadon, Alias Grace no se sostendría, ella dota
a la protagonista de fragilidad y rabia, impotencia e inteligencia.
22. La Zona (Movistar +) (N)
Tras
un accidente nuclear en la (irreal) estación de Nogales, se decreta una zona de
exclusión. En dicho espacio crece el crimen organizado y la corrupción florece,
anegándolo todo. La Zona no acaba de
exprimir su estimulante espacio narrativo, pero construye personajes
interesantes, una atmósfera muy conseguida y un caldo de cultivo del que pueden
salir temas interesantísimos. Aún no es una gran serie, pero si cuenta con una
segunda temporada podría serlo.
21. One Mississippi (Amazon) (+8)
Tig
Notaro se abre completamente en One
Mississippi. El mayor ejercicio de striptease emocional de la televisión
actual. La serie retrata, ficcionada, su complicada vida y lo hace con mucho
humor. Desde los abusos que sufrió cuando era niña hasta su cáncer. El resultado
es una obra muy tierna pero también muy mordaz. En esta temporada Notaro
muestra los vomitivos abusos (machistas) de poder de un jefe guay… y pajillero.
Era Louis C.K. Notaro no se corta. Y hay que agradecérselo mucho.
20. Gomorra (Sky Italia) (-5)
A
estas alturas caben pocas dudas sobre la posición de Gomorra en el olimpo del
audiovisual sobre la mafia. Tensa, oscura, zafia, realista y entretenidísima.
Gomorra recrea los espacios ocupados por la mafia, las complejas dinámicas de
poder que tienen lugar en su seno y la violencia que generan. Es una serie
estimulante. Siempre.
19. Herrens Veje (DK) (N)
Adam
Price, la mente detrás de Borgen, una
de las series capitales de la última década, regresa a la televisión danesa con
un drama religioso, como si el mismísimo Dreyer hubiera resucitado. La primera
temporada de Algo en que creer aún no ha finalizado, pero su originalidad y
profundidad hacen de ella una de las series más importantes del año. ¿Quiénes
somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Un análisis extraordinario de lo
divino y, sobre todo, de lo humano.
18. Mindhunter (Netflix) (N)
El
gran maestro del thriller audiovisual de las últimas dos décadas, David
Fincher, emprende en Mindhunter una
deconstrucción del género. Huyendo de la estrategia básica de “una obra, un caso”,
esta serie propone una brillante reflexión sobre los asesinos en serie y sobre
las formas de analizarlos y contenerlos. Desde el más inmenso respeto a los
clásicos noventeros del género (de El silencio de los corderos a Seven), Mindhunter teje una madeja de crimen, pulsiones insanas y trampas
psicológicas en la que los protagonistas y los espectadores caemos
irremediablemente. Podemos estar ante una obra audiovisual importante.
17. Manhunt Unabomber (Discovery Channel) (N)
Lo
mejor que se puede decir de Manhunt es
que es como su protagonista: metódica. Una caza del criminal perfectamente
planteada, bien escrita, dirigida e interpretada. Más allá de lo entretenida
que es, este relato sobre la persecución de Unabomber,
uno de los terroristas más famosos de las últimas décadas, destaca por su
reflexión sobre lo importante que es el lenguaje. A menudo pensamos que lo más
maravilloso que tenemos los seres humanos son nuestros sentimientos, pero en
realidad lo que nos ha permitido evolucionar ha sido nuestra capacidad de
comunicarnos usando el lenguaje, desde sus elementos más sencillos hasta los
más complejos. Manhunt Unabomber es,
en última instancia, una apología de la importancia del lenguaje.
16. Rick and Morty (Adult Swim) (N)
La
serie de ficción de Dan Harmon y Justin Roiland sigue siendo uno de los
ejercicios de metatelevisión y exploración de narrativas más estimulantes y
atrevidos de la actualidad. Divertidísima y ácida, por no decir directamente
corrosiva. Rick and Morty está
plagada de personajes despreciables y preñada de tramas imposibles. Entre risas
nos escupe las miserias de nuestras actuales sociedades. Esta serie ha hecho
del high-concept su retrete.
15. Big Little Lies (HBO) (N)
Pocas
series han despertado este año el entusiasmo que generó Big Little Lies. Millones de personas en todo el mundo se
engancharon a este whodunit peculiar.
Alguien ha muerto, alguien lo ha matado. Pero lo importante son las bondades y
contradicciones de un grupo de señoras bien. Big Little Lies tiene el mérito de ser tan entretenida y adictiva
como su premisa promete. Si bien es cierto que el excelente reparto de esta
serie resultaría fascinante hasta en una lectura dramatizada del guion de Waterworld. Mujeres rabiosamente
empoderadas y unidas. Sí, señoras.
14. Halt and catch fire (AMC) (+6)
La
última temporada de Halt and catch fire
es un regalo para los fans acérrimos de una serie que siempre fue minoritaria,
pero que cuenta con las alabanzas de la seriefilia. Alejándose de la
exploración de nuevos conflictos, prefirió apostarlo todo a sus personajes. La
decisión resultó exitosa porque durante las temporadas anteriores habían
construido cuatro protagonistas sensacionales. El final de Halt and catch fire ha sido sensible, sentido y emocionante.
Imposible no disfrutarlo.
13. The Good Fight (CBS All Access) (N)
Tras
esa obra mayúscula de la última década televisiva que fue el drama judicial The Good Wife, Michelle y Robert King se
tomaron un juguetón respiro con la mordaz BrainDead,
para finalmente volver al universo narrativo de TGW con The Good Fight,
otra mirada a la corrupción de Chicago y a la podredumbre existente en los
ámbitos legales, a través de los ojos de tres mujeres en diferentes situaciones
vitales. Los King controlan perfectamente los resortes narrativos y el
ecosistema que retratan. Por eso The Good
Fight es otro triunfo. ¡Larga vida a los King!
12. Girls (HBO) (+9)
Lena
Dunham ha escupido las miserias de toda una generación, la suya y la mía, a lo
largo de las seis temporadas de Girls,
una obra capital de la cultura millenial. Llegados al final no queda más que
aplaudir la osadía de algunos capítulos y tramas y agradecer la construcción
agria e inconformista que hace de sus personajes. Girls es una serie que supura.
11. Better Things (FX) (N)
Pamela
Adlon retrata en Better Things las
miserias y grandezas de la vida de una mujer madura. Que sea mujer y que está
en la madurez de su vida son las claves de esta serie, sincera, inteligente y
entrañable. Adlon no se anda con bromas, en su obra lo muestra todo y entra a
degüello a analizar la maternidad, los conflictos generacionales, las miserias
sentimentales y, especialmente, la felicidad cotidiana. Las pequeñas cosas, las
mejores cosas.
10. Master of None (Netflix) (N)
La
primera temporada de Master of None
tenía capítulos sensacionales, sin embargo carecía de cohesión. En cambio esta
segunda entrega ha funcionado como una unidad narrativa, una preciosa
aproximación a lo que implica amar (o intentarlo) en el S.XXI. Mordaz,
sensible, ingeniosa y llena de maravillosas referencias. Aziz Ansari sabe lo
que hace y es uno de los autores más interesantes del panorama televisivo
actual. ¡Viva Italia!
9. Game of Thrones (HBO) (-8)
El
mayor fenómeno cultural de la década de los 10 ha emprendido su final con una
primera parte de temporada atropellada. Cuando Game of Thrones es buena apabulla. Pero a esta temporada se le han
notado las costuras. Benioff y Weiss parecen haber llegado exhaustos al final y
sólo quieren cerrar su obra magna. A diferencia de todas las temporadas
anteriores, en ésta han primado los giros de guion a los personajes, quemar
trama a las conversaciones inteligentes. He disfrutado como un enano, otro año
más, pero no puedo obviar los defectos de una temporada brutalmente irregular.
Y a pesar de eso, sigue siendo La Serie.
8. Veep (HBO) (-)
El
año en el que la presidencia de Estados Unidos pasó a estar ocupada por un
multimillonario enloquecido que juguetea con la extrema derecha, Veep, la sátira política más brillante
de las últimas décadas vio en la realidad a su mayor rival. Sin embargo, Selina
Mayer nunca decepciona y si Trump es un personaje absurdo, ella no lo iba a ser
menos, ahora que se encuentra en los márgenes del poder. Aunque los late night americanos, sustentados sobre
la ingente carroña de la Administración Trump le andan a la zaga, Veep sigue siendo la comedia más
inteligente y con más mala hostia de la televisión.
7. Twin Peaks. The Return (Showtime) (N)
La
relevancia de Twin Peaks para la
historia de la televisión está fuera de toda duda. Adelantada a su tiempo,
marcó la senda que seguirían las series que abrirían la 3ª edad de oro de la
ficción televisiva. 20 años después, el tándem David Lynch – Mark Frost,
regresó a la televisión para sacudir de nuevo el tablero televisivo. Si en los
90 demostraron que se podía hacer gran audiovisual en la televisión, reclamando
un nuevo modelo televisivo, ahora han parido la más kamikaze obra de autor
perpetrada en la televisión. Twin Peaks.
The Return, lleva hasta las últimas consecuencias lo apuntada en el último
capítulo de Twin Peaks. Es una
pesadilla fascinante, críptica y, deliberadamente, esquiva. El mal está en
todas partes pero la esperanza también.
6. Feud: Bette and Joan (FX) (N)
La
enésima antología de la factoría Murphy vuelve a demostrar que a este hombre no
se le acaban las buenas ideas. Pero Feud
1, la historia de enemistad entre Bette Davis y Joan Crawford, es más que
una buena idea. Es una obra perfectamente ejecutada, escrita con mordacidad,
pero también con cariño y respeto. Una carta de amor al cine y a las mujeres
que lo hacen posible. Una obra militantemente feminista.
5. BoJack Horseman (Netflix) (-)
La
cuarta temporada de BoJack Horseman,
la serie animada humanística (concepto), analiza mordazmente el trumpismo, el
matrimonio, la asexualidad, la paternidad o la depresión, entre otros muchos
temas. Es a la vez graciosa y desoladora, mordaz y sensible. La vida duele, da
igual que animal seas.
4. The Crown (Netflix) (-1)
Peter
Morgan no tenía fácil lograr que la segunda temporada de The Crown resultara tan fascinante como la primera. Principalmente
porque la década política que cubre, 1950, no fue especialmente fascinante en
el Reino Unido. Marcó, en realidad, el comienzo del declive del país, tanto a
nivel interno como, sobre todo, externo. Ni Eden ni Macmillan son Churchill.
Siendo consciente de ello, situó los sentimientos y deseos del triángulo
protagonista (Isabel II, su esposo y su hermana) en el centro de la ficción. Y
triunfó. A destacar los capítulos 4 (el de Margarita), 6 (el del crítico) y 8
(el de Jackie Kennedy. Claire Foy no es de este mundo, su Isabel II es una de
las grandes interpretaciones de nuestro tiempo.
3. The Deuce (HBO) (N)
La
sexta ficción de David Simon explora territorio conocido: la ciudad y las
derivas de los procesos de transformación y ocupación del espacio urbano; y
profundiza en territorios que sólo había rozado Simon hasta ahora: el
empoderamiento femenino. Sí, el ex – periodista de Baltimore lo ha vuelto a
hacer. Siempre certero (no como El Roto, certero de verdad). Una de las mentes
más clarividentes provenientes de la cultura de masas.
2. The Handmaid’s Tale (Hulu) (N)
Segunda
mención a Margaret Atwood en esta lista es gracias a la impecable y absorbente
adaptación de una de sus novelas más icónicas, The Handmaid’s Tale. Una distopía que narra cómo se ha establecido
una pseudo-teocracia en Estados Unidos, que lamina todos los derechos de las
mujeres y defenestra a todo opositor. En esta pesadilla sociopolítica, las
mujeres fértiles tienen que servir de incubadoras de los hijos de las mujeres
infértiles de los cargos del nuevo régimen. The
Handmaid’s Tale da mucho miedo. A menudo, incluso, te obliga a apartar la
mirada, porque lo que narra es tan vomitivo y desolador que te interpele
directamente como espectador-ciudadano. No dejes que esto suceda. Nunca.
1. The Leftovers (HBO) (N)
Y al
final el gran viaje emocional de The
Leftovers, la distopía a la vuelta de la esquina de Damon Lindelof, era el
de Nora Durst. Para la historia queda ya el cuento (¿la verdad?) que Nora, a
punto de derrumbarse, le cuenta a Kevin. A lo largo de tres impresionantes y
arriesgadas temporadas, The Leftovers
ha construido una panorámica del sufrimiento y sí, el amor, lo que conlleva
amar y ser amado. Una obra magna del audiovisual del S.XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.