lunes, 28 de diciembre de 2020

Mis series favoritas del 2020 I [del 40 al 21]

40. Little Fires Everywhere (Hulu | Amazon Prime Video)

El mejor culebrón del año enfrenta a una mujer blanca de clase alta llena de buenas intenciones con las que ahogar sus prejuicios frente a una mujer afroamericana torturada por su pasado que huye de ciudad en ciudad con su hija adolescente. Ambas se van arrojando a sus respectivos hijos a la cara mientras sus vidas se van yendo inexorablemente a la mierda. Además de entretenidísima, Little Fires Everywhere emplea los modos del culebrón familiar para ahondar en la cuestión racial a tumba abierta, señalando la estigmatización y los privilegios. Ser mainstream no implica renunciar a construir un discurso crítico con el estatus quo.

39. Ted Lasso (Apple TV)

Un entrenador de fútbol americano es fichado por una dirigente de un club de la Premier League para destruir al equipo desde dentro y vengarse de su exmarido. La premisa no es una genialidad. Sin embargo, la serie está construida con tanta bondad que resulta irresistible. En un mundo cada vez más oscuro y retorcido en el que priman el dinero y la productividad, que una serie defienda que lo más importante son las personas y no lo que puedas sacar de ellas para tu beneficio propio se asemeja a un abrazo audiovisual. El mundo del fútbol, el mundo en general, no es como el de Ted Lasso. Más bien todo lo contrario. Y eso es mierda.

38. The Great (Hulu | Starzplay)

El guionista detrás de La favorita (Lanthimos, 2018) continúa su labor de reírse de la realeza europea y sus delirantes y maquiavélicos juegos de poder en la divertidísima The Great, sobre el asalto al trono de Rusia de Catalina la Grande. Aunque a Tony McNamara le interesa más bien poco ser fiel a los acontecimientos históricos, logra construir una gran sátira sobre lo que es la ambición desmedida y como nos conduce a obsesionarnos con dominar a nuestros enemigos y controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor.

37. Escenario 0 (HBO)

Escenario 0 recoge la herencia del histórico Estudio 1, la tamiza por el filtro del posmodernismo audiovisual (y sociológico) y ofrece un conjunto de obras lisérgicas que bucean en la hipocresía de nuestra sociedad actual, corroída por la codicia, aventurándose al abismo de un capitalismo moribundo. En este sentido, la más poderosa de todas las obras que conforman el proyecto es Mammon, la historia de una no-obra de teatro a través de la vorágine en la que se embarcan sus creadores para poder financiarla. Pero HermanasJuicio a una puta y Los mariachis también valen mucho la pena. 

36. Raised By Wolves (HBO Max | TNT España)

En un mundo apocalíptico, devorado por la guerra entre las religiones y el ateísmo, dos robots, Madre y Padre, tienen la misión de criar a un grupo de niños que erigirán una nueva humanidad sin religiones, en un planeta potencialmente habitable para el ser humano. La premisa suena bien. El caso es que la serie es tan loca que al finalizar el primer capítulo ya la ha quemado. De hecho con las tramas de esta primera temporada otros autores tendrían para diez entregas. Raised By Wolves atrapa al espectador en su vorágine narrativa y no lo suelta. Es una serie que se devora y que plantea mil enigmas y unas cuentas reflexiones morales y filosóficas de interés. 

35. Westworld (HBO) 

La serie de Jonathan Nolan y Lisa Joy ha salido del parque de atracciones y, en el camino, se ha dejado parte de su atractivo. Parecía que al extender la revolución de los robots a todo el planeta, Westworld ganaría en profundidad y empaque, pero ha perdido parte de su magia y abandonado un escenario fascinante por otro global y anodino. La importancia de los lugares que representamos. Aún así, la serie sigue siendo intrigante y ambiciosa. El reparto es sensacional y la capacidad de sorprender al espectador sigue intacta. 

34. 30 monedas (HBO)

Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría han levantado, HBO mediante, su proyecto más ambicioso, 30 monedas, una serie sobre cómo la salvaje lucha por el poder en el Vaticano, termina por salpicar a un pueblo castellano. Por el medio, la religión, la brujería, el satanismo y la magia se mezclan para convertir a la ficción en un circo de pista múltiple. 30 monedas es divertidísima, café para los muy cafeteros de Álex de la Iglesia y que pide que dejes al lado durante una hora semanal la credulidad y los sinsentidos narrativos. A cambio ofrece un derroche de imaginería visual apabullante. La serie podría ser muda, que seguiría siendo igual de fascinante. 

33. Mira lo que has hecho (Movistar +)

En la última temporada de su serie, Berto Romero ahonda, más que nunca, en los dos elementos centrales de la misma: las relaciones paterno-filiales y la meta-comedia. En ambos aspectos sale airoso. La exploración de cómo nuestros padres, su forma de ser y de criarnos nos condiciona en la vida duele porque se siente palpable y real. La reflexión sobre qué es realidad y qué es ficción y cómo ambas se constituyen en vasos comunicantes cuando uno es un artista no es tan universal, puesto que la mayoría de personas no somos creadores culturales pero es brillante. Lo que sí es universal es que no podemos aspirar a que las diferentes esferas que componen nuestra vida no se contaminen. Es una utopía. Para finalizar, hay que elogiar su capacidad para analizar una cuestión tan difícil y polémica como la de los límites del humor con tanta franqueza. Romero expone y defiende su punto de vista con unas vehemencia y honestidad remarcables.

32. La madición de Bly Manor (Netflix)

Mike Flanagan, uno de los pocos autores a los que la industria de Hollywood aún le financia obras adultas, regresa a la televisión con La maldición de Bly Manor, la enésima adaptación de una de las novelas cumbres del terror, Otra vuelta de tuerca de Henry James. Al igual que pasaba con La maldición de Hill House, la serie apuesta, ante todo, por sus personajes, almas torturadas atrapadas en torno a un espacio bello, gótico y asfixiante. Y en esa apuesta, gana. Los personajes te importan, te emocionan y te hacen sufrir. Aunque no alcance las cuotas visuales de su predecesora (se nota que Flanagan no la dirige entera) y no dé mucho miedo, vale mucho la pena.

31. Valley of Tears (Kan 11 | HBO)

El género bélico ha mostrado su fortaleza en el cine en los últimos años, con obras como las grandilocuentes Dunkerque (Nolan, 2017) o 1917 (Mendes, 2019), pero también con películas provenientes de cinematografías no anglófilas, como Land of Mine (Zandvliert, 2015). Sin embargo, esta pequeña era dorada del género no se ha trasladado a la televisión. En este sentido, Valley of Tears es una rareza. Una serie bélica israelí, ambientada en la Guerra del Yom Kippur, que huye de la espectacularidad de las grandes obras cinematográficas para ofrecer un exquisito retrato psicológico de los soldados, en la estela de la serie bélica canónica, Band of Brothers (Stephen Ambrose, 2001), y plantar en el espectador un temor constante a que alguno de dichos soldados muera. De fondo, un contexto sociopolítico riquísimo, un país en guerra con todos sus vecinos y lastrado por la desigualdad interior. 

30. Parliament (France TV | Filmin)

A la luz de las últimas noticias sobre orgías en Bruselas, con eurodiputados involucrados, incluido uno del partido de Viktor Orbán, esta coproducción televisiva entre Francia, Bélgica y Alemania (es decir, la Europa de verdad) se queda corta en su sátira sobre el Europarlamento. La comedia, protagonizada por un asesor novato de un eurodiputado liberal, francés, vago y sin ambición, brilla en su retrato de la delirante burocracia de la Unión Europea, la maraña legislativa, el circo que son los grupos políticos y el peso de los asesores y los lobbystas en el entramado de poder de Bruselas. Patina, en cambio, cuando se mueve hacia territorios convencionales, como la relación romántica. Por suerte hay bastante más de lo primero, que de lo segundo. Ojalá haya una segunda temporada de Errejón en Bruselas. Esta serie es servicio público.

29. El Ministerio del Tiempo (TVE)

Cuando pienso en qué RTVE me gustaría, El Ministerio del Tiempo surge, rápidamente, como el tipo de obras por las que una televisión pública debería apostar. Una serie inteligente y que, lo que es más importante, considera al espectador-ciudadano como una persona inteligente. Que a pesar de las carencias de medios, no renuncia a hacer ciencia ficción de primer nivel. Y que, sobre todo, busca poner en valor la cultura de un estado complejo y recuperar la memoria histórica de un país con demasiados traumas recientes a sus espaldas. Vamos, una ficción audiovisual que es puro servicio público.

28. Cuando el polvo se asienta (DR | Filmin)

La amenaza terrorista ha sido una constante de la Europa del S.XXI. Una cuestión que ha envenenado y emponzoñado las sociedades europeas, sobre todo las del norte, lo que desde este país segundomundista llamamos el primerísimo primer mundo. El paraíso danés del bienestar ha sido mirado con envidia desde el sur europeo. Una sociedad abierta, diversa, con impuestos altos y servicios públicos excelentes. Y siendo verdad algunas de estas cuestiones, sobre todo las dos últimas, no lo es menos que la sociedad danesa se ha visto tensionada por el auge de la extrema derecha y el racismo. Ni eran tan abiertos ni sabían gestionar tan bien la diversidad. Cuando el polvo se asienta retrata cómo gestionan las víctimas de una masacre terrorista la tragedia y los miedos y las pulsiones a las que tienen que hacer frente. Solo con humanismo, comunicación y justicia podrán sobrevivir nuestros sistemas democráticos.

27. The New Pope (Sky Italia-HBO | HBO)

Paolo Sorrentino cierra la historia del papa Pío XIII siendo en todo momento fiel a sí mismo y a su personalísimo estilo. No le interesa retratar tanto la hipocresía de la curia vaticana, aunque no pierde ocasión en hacerlo, o analizar una posible revolución en la Iglesia, aunque algo de eso hay, como regodearse en la fascinación que le producen sus protagonistas y proponer una cierta espiritualidad para el S.XXI, pop y trash, frente a la lenta muerte de la espiritualidad de las grandes religiones. Precisamente esto convierte a los popes de Sorrentino en una de sus obras más ambiciosas. Y también de las más interesantes.

26. La innegable verdad (HBO)

A esta terrible historia sobre dos hermanos gemelos profundamente desgraciados se la tildó, desechándola, de pornografía del sufrimiento humano. Quizás se pueda llegar a pensar al ver los dos primeros episodios, pero una vez que entras en su mundo de desgracias entiendes que es un retrato incluso hermoso sobre personas que sufren. ¿Y quién no lo hace? Derek Cianfrance y Gina Prince acaban por componer un relato que, rozando el realismo mágico en su extraordinario capítulo flashback, dibuja cómo el dolor, al igual que el dinero, se hereda. 

25. The Investigation (SVT1-TV2 | Movistar +)

El nordic noir conquistó medio mundo hace una década con obras como Forbrydelsen (Sveistrup, 2007-2012) o Bron/Broen (Rosenfeldt, 2011-2018) como punta de lanza. Desde aquellas, la industria audiovisual nórdica se ha consolidado como un espejo en el que mirarse. En este contexto, The Investigation es una serie que destaca por sus arriesgadas decisiones narrativas. Por una parte, la serie que cuenta la investigación de un asesinato real cometido por un ciudadano danés contra una periodista sueca en el pequeño submarino del primero, sitúa al asesino en off, en un fuera de campo permanente. Nunca jamás vemos al asesino, a pesar de que el mismo está detenido. Una decisión audaz y más teniendo en cuenta que el autor detrás de la obra, Tobias Lindholm, viene de trabajar en Mindhunter (Joe Penhall, 2017-2019), una serie que descansa, en gran medida, sobre los asesinos a los que analizan sus protagonistas. Por otra parte, The Investigation opta por una narración decididamente pausada, aproximándose a cómo son, en realidad, las investigaciones policiales, a lo complicado que es armar un caso que pueda ser llevado a juicio por un fiscal de forma exitosa. Lo importante no es cazar al asesino, es conseguir demostrar fuera de toda duda que lo es. Y, de paso, rendir tributo a la víctima y a su familia.

24. HIT (TVE) y Rita (TV2 Danmark | Netflix)

Resulta curioso, cuanto menos, lo poco que el arte audiovisual ha reparado en el hecho educativo y en el sistema de enseñanza-aprendizaje. A pesar de que el audiovisual USA se ha centrado en los institutos como espacios a los que representar de forma bastante habitual, la educación no ha sido, por lo general, el motor de las obras. La industria audiovisual que más caso ha hecho al proceso educativo ha sido la francesa. Desde el cine de Truffaut al de Tavernier, pasando por toda una ganadora de la Palma de Oro como La clase (Cantet, 2008). 
Teniendo en cuenta este background es muy estimulante que este año hayan coincidido dos series tan buenas como la española HIT y la danesa Rita que, a partir de sendos profesores carismáticos y disruptivos, exploran numerosos debates candentes sobre cómo estamos educando a las nuevas generaciones, qué le pasa a los anquilosados sistemas educativos o por qué los padres renuncian a educar a sus hijos. Además, Rita y HIT se complementan la una a la otra, puesto que la primera está centrada en la educación de pre-adolescentes y la segunda en cómo lidiar con esa etapa tan convulsa y compleja del crecimiento de las personas. Nadie tiene la receta secreta para transformar los sistemas y procesos educativos pero está claro que algo está fallando. Las sociedades, las tecnologías y nuestra forma de vivir y relacionanlos han cambiado, la educación debe hacerlo también.

23. Star Trek: Discovery (CBS All Access | Netflix)

Discovery
es junto a The Expanse la gran space opera de la última década. Una actualización de los valores profundamente humanistas del universo Star Trek. Frente a la premisa apocalíptica de la temporada anterior, ésta está siendo mucho más pausada y analítica. Se agradece. Siempre resultan más interesantes los debates morales que los giros y cliffhangers, por mucho que los segundos dejen a uno con la boca abierta. Visualmente sigue siendo exquisita y su aproximación a esa Federación en decadencia nos remite, irremediablemente, a nuestra Unión Europea, paralizada por su sobredimensión e incapaz de afrontar los ataques de los enemigos exteriores y, sobre todo, interiores.

22. The Good Fight (CBS All Access | Movistar +)

En su obsesión por analizar la actualidad, los King a veces derrapan. The Good Fight, siempre divertidísima, me interesa menos cuando se obsesiona por escrutar los Estados Unidos de Trump, que cuando desarrolla dilemas morales-legales interesantes o entra más al fondo de las entrañas del sistema político-institucional estadounidense. Por ejemplo, en el último episodio de la temporada, se pone a jugar con el caso Epstein y aunque resulte muy entretenido no deja de ser puro efectismo vacío de contenido. No es el mejor capítulo de una temporada que ha vuelto a resultar apasionante, pero quizás sí sea el más vistoso.

21. Gambito de dama (Netflix)

Creo que no resulta exagerado afirmar que Gambito de dama es el fenómeno seriéfilo del año. Un rotundo éxito del boca oreja que hasta provocó que se dispararan la venta de tableros de ajedrez en todo el mundo. La globalización era esto. En términos estrictamente artísticos, la serie es una delicia. Un drama adulto clásico sobre una niña huérfana que encuentra en el ajedrez su tabla de salvación en medio de una vida miserable y que tiene que lidiar, ya de adulta, con sus adicciones y sus traumas, mientras intenta convertirse en la mejor del mundo. Anya Taylor-Joy está inmensa.

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