La nueva película de Marielle Heller (The Diary of a Teenage Girl) se disfraza de dramedia irónica para contar una historia que supura tristeza, melancolía e impotencia por los cuatro costados. Una escritora fracasada, con talento, pero sin la determinación necesaria para triunfar, asfixiada por las deudas, se lanza al negocio de la falsificación de cartas escritas por autores famosos. Esta premisa sirve a Heller para explorar la desidia vital y la frustración que la misma genera en una mujer y en su nuevo mejor amigo, otro perdedor alcoholizado, sin condescendencia. Por ello Can you ever forgive me? se convierte en una obra original y universal, porque cuenta la historia de dos personas que no son capaces ni de perdonarse a sí mismas.
9. The Death of Stalin
Esta película es una gran sátira política pero ante todo es una gran comedia. Y desde luego hay que reivindicar más la complejidad que tiene hacer una comedia que funcione: chistes graciosos, diálogos ingeniosos, personajes bien dibujados y una historia interesante que contar. Y The Death of Stalin cumple en todos esos ámbitos con su recreación cómica de las luchas por el poder que se desencadenaron entre los principales cargos de la URSS tras la muerte del dictador Iósef Stalin. Ianucci hilvana el film a través de una lluvia torrencial de críticas despiadadas a la enfermiza necesidad de ejercer el poder, mostrando el lado más patético de aquellos que luchan por conseguirlo. Es imposible no reírse ante el horror que nos muestra.
8. Shoplifters
No hay nada en Shoplifters que Koreeda no haya expuesto y desarrollado con anterioridad en su consistente filmografía. Y sin embargo pocas veces ha tratado sus temas recurrentes (la familia, el amor, la pobreza, la crisis social, el sistema judicial) de una forma más redonda. Quizás por eso Shoplifters se haya convertido en su película más internacional, perfecto muestrario de sus filias, fobias y obsesiones. La historia de una familia pobre que sobrevive con trabajo precarios, pensiones de jubilación y pequeños hurtos es conmovedora, tierna y graciosa, a pesar de ser un gran drama.
7. Isle of dogs
Tiene mucho mérito crear una fábula distópica como la que construye Wes Anderson en esta película, en la que un político demagogo y autoritario, usa a los perros para crear alarma social y los encierra a todos en un campo de concentración en una isla cercana a su ciudad. A menudo se destaca de su cine, su capacidad plástica, su don para crear imágenes únicas, rebosantes de belleza. Sin embargo, lo más interesante de las películas de Anderson, un humanista irredento, son sus personajes y la forma que tienen de ver el mundo, su mundo. Isle of Dogs, una película siempre atenta al detalle, tierna e incisiva, traslada al terreno de la infancia, inocente, descreído, algunas de las derivas más peligrosas de las democracias occidentales. Uno de los guiones más equilibrados de un cineasta mayor.
6. First Man
A Damien Chazelle, el niño bonito del novísimo Hollywood, le jugaron en contra, en primer lugar, las expectativas creadas en torno a su acercamiento a un héroe americano como Neil Armstrong y, en segundo, los enemigos que se ha ganado dentro del universo cinéfilo por el éxito de sus dos películas anteriores, Whiplash y, sobre todo, La la land. Estamos ante el clásico caso de "le tenían ganas". Así, First Man ha sido ninguneada durante toda la carrera de premios y, finalmente, en las nominaciones al Oscar. Sin embargo, First Man, sin ser tan adictiva como Whiplash, ni tan importante como La la land es una gran película americana. Subrayo lo de americana porque al igual que sus antecesoras habla, ante todo, de Estados Unidos, del sueño americano y de la necesidad, casi espiritual, casi enfermiza, de ser el mejor, de anteponer tu vida profesional a tu vida personal. Quizás con los años veamos en Chazelle a un cineasta que escrutó una de las derivas de las personas en nuestras sociedades capitalistas: el impulso irrefrenable de llegar más alto que nadie... de triunfar, más que de vivir.
5. The Ballad of Buster Scruggs
El western es ese género que los expertos y la industria llevan décadas enterrando y se resiste a morir. En The Ballad of Buster Scruggs, que en principio iba a ser una miniserie de seis episodios para Netflix y que ha terminado convirtiéndose en un largometraje compuesto por seis historias independientes, los Coen repiensan el género. En un panorama audiovisual en el que la hibridación de géneros es la tónica general, los Coen deciden experimentar con diversos géneros (la comedia, el terror, el drama, la fantasía...) para demostrar que en la hibridación el western tiene un brillante futuro. Quizás sea el género más netamente estadounidense de todos y la fascinación que produce el Oeste, lo inexplorado, lo salvaje, sigue funcionando en pantalla tan bien como hace 100 años. Aunque haya pasado algo desapercibida, The Ballad of Buster Scruggs es una película importante.
4. Burning
La gran obra cinematográfica asiática del año es Burning, adaptación de una novela del escritor más famoso de Asia, Haruki Murakami. La nueva película de Lee Chang-dong consigue trasladar a imágenes la atmósfera ensoñada de Murakami, así como su peculiar universo. Por eso Burning es una de las adaptaciones literarias más estimulantes de los últimos años. Además, la película logra cocinar a fuego lento un thriller profundamente enigmático en el que ni el protagonista, ni el espectador, sabe nunca lo que está pasando. Una desaparición misteriosa, una reaparición aún más enigmática, un joven niño rico caprichoso y peligroso y un desenlace brutal. Burning deconstruye el cine negro para abordar, en realidad, la lucha de clases. Tremendo.
3. Cold War
Dos amantes condenados, a lo largo de las décadas, a quererse y odiarse al mismo tiempo. Sentenciados a no poder estar juntos y ser felices. Cold War es un drama romántico pasional y desmedido, un cambio de tercio interesante en la filmografía de Pawel Pawlikowski tras el drama espirituoso Ida. Con la Guerra Fría como telón de fondo, Pawlikowski sigue analizando el pasado de su país, bajo la dominación soviética, para sacar a la luz las miserias de aquellos años, lo que hicieron unos y lo que permitieron que hicieran otros. Duele como duele el amor cuando te desgarra por dentro. Cuando amas y sabes que hacerlo te hace daño. Cuando el hecho de amar es puro suicidio.
2. First Reformed
El ser humano está destruyendo el planeta y Dios no está haciendo nada para evitarlo. Entonces... ¿de verdad existe Dios? y si existe... ¿cómo puede desentenderse de forma tan obvia del sino de su creación? En First Reformed, Paul Schrader vuelve a abordar la importancia y el sentido de la fe en un mundo descreído, a través de un párroco sumido en dudas de fe y que adquiere, paulatinamente, conciencia de los problemas que están destruyendo a nuestro mundo. Así, First Reformed es a la vez cine espiritual y político. Una obra radical de un cineasta incómodo. Una película demoledora.
1. If Beale Street Could Talk
Tras la victoria sorpresa (y accidentada) de Moonlight en los Oscar de hace dos años, Jenkins ha regresado adaptando a un gran autor afroamericano, James Baldwin y abordando la discriminación racial existente en Estados Unidos. Un joven es detenido y encarcelado por una violación que no ha cometido, víctima de la corrupción policial y los perniciosos engranajes de un sistema judicial infinitamente injusto. Y a partir de esa premisa, Jenkins compone una sinfonía urbana que sitúa al amor y a su poder curativo en el centro del relato, al mostrar la lucha de su novia y la familia de ésta por demostrar su inocencia. If Beale Street Could Talk es tan triste y dura, como hermosa, pura poesía... una película hermosa.
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