miércoles, 27 de diciembre de 2023

Mis 30 series favoritas del 2023

30. Una y otra vez (Filmin)

¿No sería fantástico poder resucitar e intentar cambiar los errores cometidos en la vida anterior? Esta preciosa miniserie de la BBC explora las mil vidas de una joven que llega a la adultez durante las II Guerra Mundial. Cada vez que muere, resucita sintiendo el peso de sus vidas pasadas, buscando alterar los acontecimientos para que ella y su familia puedan disfrutar de una vida feliz. Pero, ¿es posible encontrar un camino perfecto para vivir, uno en el que no haya que renunciar a nada?


29. El otro lado (Movistar Plus+)

Con la divertidísima Mira lo que has hecho, Berto Romero había demostrado que puede ser un narrador de primera en el panorama español. El otro lado, una serie más arriesgada e imperfecta, lo confirma. Un investigador de lo paranormal se adentra en un caso que puede sacarlo del ostracismo asesorado por el fantasma de su mentor. El otro lado reconstruye la televisión y la sociedad de los 90 con la precisión de una serie documental que no es y tira a dar contra el entretenimiento conspiranoico de Iker Jiménez. 


28. Cardo (Atresplayer)

La segunda temporada de Cardo, más oscura y madura que la primera, es la secuela bastarda perfecta de La Mesías. Son muchas las conexiones que se pueden hilar entre los personajes que interpreta Ana Rujas en una serie y en la otra. Tras su paso por la cárcel, María ha visto a Dios (o a una Santa) y quiere ser una buena cristiana, alejándose de los vicios del pasado y haciendo buenas acciones, pero la cabra siempre tira al monte. El road trip del quinto capítulo es extraordinario. Uno de los episodios más salvajes de este año.


27. Tiempo de victoria (HBO Max)

Una nueva obra enterrada en el cementerio de las series inconclusas. HBO Max ha decidido dejar la historia de los Lakers de los años 80 a medias. Ni las audiencias ni los premios acompañaron a una serie que no debía ser barata de hacer, precisamente. La segunda temporada de Tiempo de victoria arranque con pulso y se toma su tiempo para profundizar en las psiques de Paul Westhead, Pat Riley y Magic Johnson. Por desgracia, en la recta final pisa el acelerador y pierde el principal encanto de la serie: poner el foco en el quién y no en el qué. 


26. Nolly (Filmin)

No vamos a descubrir a estas alturas que Russell T. Davies (Doctor Who, Years & Years) sabe hacer buenas series. Lleva tres décadas demostrando que es uno de los grandes creadores audiovisuales del Reino Unido. Nolly, un biopic crepuscular sobre una estrella de telenovelas en el ocaso de su carrera es la enésima clase maestra de un narrador sensacional que, en esta ocasión, nos envía imágenes de un mundo que ya no existe, en el que la vieja caja tonta ejercía una hegemonía en la cultura de masas que se ha diluido como un azucarillo. Un mundo, también, profundamente misógino e ingrato. Lo mejor de esta pequeña miniserie de tres capítulos de 40 minutos es una soberbia Helena Bonham Carter.


25. Star Trek: Strange New Worlds (SkyShowtime)

El trekkiverso sigue ofreciéndonos pequeños regalos. Aunque Discovery ha entrado en barrena, Strange New Worlds sigue planteando debates interesantes sobre la condición humana (paradójicamente). Lo que ha sido siempre la verdadera constante de las series y películas de Star Trek. Es fascinante cómo la serie puede saltar por los géneros y los tonos sin dejar de hacer pie. Esta temporada tuvimos desde una comedia absurda (el Spock humano del episodio 5), hasta un drama de juicios (el maravilloso capítulo 2), pasando por un musical (el episodio 9) o un thriller oscurísimo (el capítulo 3). Larga vida y prosperidad 🤘🏼.


24. Fargo V (Movistar Plus+)

Ha vuelto el mejor Noah Hawley. Fargo V vuelve a adentrarnos en ese país salvaje que es Estados Unidos, en el que hasta el más tonto del pueblo tiene la maldad necesaria para arruinarle la vida a alguien. Un país atravesado por parajes desolados, personajes macabros y personas deliciosamente ridículas. Juno Temple ha nacido para formar parte del retorcido universo de Fargo. Está soberbia logrando ese punto intermedio entre la candidez y el ingenio demoníaco. Una superviviente más en un país en el que es fácil ahogarse.


23. Somewhere Boy (Filmin)

La vida tiene estas casualidades. En el mismo año se han estrenado dos series sobre niños encerrados en sus casas por los delirios de sus progenitores. La primera de ellas es la inglesa Somewhere Boy. La historia de un chaval que se ve forzado a salir al mundo tras el suicidio de su padre-carcelero. A caballo entre el presente y el pasado vamos descubriendo la fábula de ciencia ficción en la que vivía y lo duro que resulta comenzar a aprender a vivir cuando ya se es un adolescente. Turbadora y extrañamente emotiva.

22. Samurái de ojos azules (Netflix)

Esta serie de anime sobre una samurái que emprende un camino de venganza en un mundo que cree que es un monstruo es un absoluto festival. Está plagada de secuencias de acción deliciosas, pero, además, no renuncia a contar una historia hermosa sobre el dolor, el amor y el odio. Si el capítulo 6 es la mejor demostración de lo primero, el quinto, profundamente bello y triste, es un ejemplo apabullante de lo segundo. El viaje del héroe sigue siendo una estrategia narrativa imbatible.


21. Las gotas de Dios (Apple TV+)

Un prestigioso crítico vinícola fallece y su millonaria herencia (un compendio de los mejores vinos del mundo) deberán disputársela a través de diferentes pruebas su hija y su aprendiz. Este es el punto de partida de una serie entretenidísima sobre el mundo del vino y las relaciones entre padres e hijos. Rodada con elegancia, Las gotas de Dios sabe moverse con fluidez entre Francia y Japón para mostrar que el vino, entre otras muchas cosas, es un documento de memoria. Si tuviera que escoger, me quedaría con el episodio italiano (el sexto).


20. Rapa (Movistar Plus+) 

Si la primera temporada de Rapa era buena, la segunda es mejor. Poner el foco sobre los tejemanejes de la Armada en una ciudad donde ha ejercido su poder durante décadas como Ferrol y, en paralelo, plantearnos un dilema moral en torno a si es justo o no apresar a un asesino que actuó empujado por motivos razonables hace muchos años, no es tan fácil como pudiera parecer a simple vista. Entretejer ambas tramas a través de dos personajes protagonistas fantásticos y sacarle partido a una ciudad mucho más interesante (y bonita) de lo que a menudo se le reconoce tiene mucho mérito. Sobre todo, teniendo en cuenta que la obsesión por el rural imposibilita las ficciones audiovisuales urbanas en Galicia. Deseando ver la tercera y última temporada. 


19. Bronca (Netflix)

En el mundo actual vivimos al borde de un ataque de nervios y no están Julieta Serrano y María Barranco para desestresar la situación a golpe de comicidad. Bronca es un fiel retrato de una época extraña en la que la gente acumula ingentes cantidades de frustración. Lo que puede parecer una comedia, rápidamente se convierte en un drama psicológico en el que dos personas se boicotean e intentan arruinarse sus respectivas vidas aunque eso signifique inmolarse. Quizás sea una de las series más oscuras del curso.


18. Slow Horses (Apple TV+)

Quizás sea la serie más disfrutona de esta lista. Si algo saben hacer en el Reino Deprimido son novelas, películas y series sobre espías. Los estadounidenses no les llegan a la suela de los zapatos. La tercera temporada de Slow Horses es tan dinámica, entretenida y maliciosa como las anteriores. Gary Oldman y Kristin Scott Thomas se lo pasan en grande con dos personajes que son un regalo. Pura ironía british. Más allá de la diversión que nos regala una trama de espías inteligente e inquietante, Slow Horses nos salpica con algunas ideas relevantes sobre cómo la voracidad capitalista llega hasta las sucias tuberías del Estado.


17. Fellow Travelers (SkyShowtime)

Mientras Estados Unidos se vanagloriaba de ser el faro que iluminaba al mundo libre frente a la opresión soviética, el aparato represor del Estado perseguía y destruía a cualquier persona que fuese comunista, homosexual o se consideraba que iba en contra del canon social predefinido. El mccarthysmo infectó a toda una sociedad emparanoiada con la amenaza rusa y temerosa de lo diferente. La fantástica Fellow Travelers relata el miedo y el dolor causados por los autodenominados defensores de la democracia y el modo de vida americanos. Esta historia de amor en tiempo hostiles entre dos trabajadores gubernamentales adopta las formas de un drama clásico y canónico, a medio camino entre el cine de espías y el melodrama, pero en su interior hay inoculados pequeños espacios para la irreverencia y la provocación, sobre todo en el plano sexual. 


16. The Architect (Filmin)

Oslo en un futuro próximo. Los problemas de vivienda llevan a una arquitecta a vivir en un parking subterráneo y a plantear un proyecto urbanístico para convertir este tipo de infraestructuras en edificios residenciales. The Architect hace gala del extraño e incómodo humor negro nórdico para hablarnos de uno de los problemas más acuciantes de cualquier ciudad europea. Todo en ella es perfectamente aséptico y frío. Desde la puesta en escena hasta el diseño de arte pasando por los diálogos o las interpretaciones. 


15. Para toda la humanidad (Apple TV+)

Mi happy place. En la realidad alternativa de Para toda la humanidad, la perestroika fracasó y el régimen soviético sobrevivió. La cuarta entrega quizás ha sido la temporada menos estimulante de la serie y, sin embargo, sigue siendo vibrante cuando quiere. No es fácil mezclar con tanto acierto multitud de tramas apenas conectadas en torno a la carrera espacial. ¿Lo mejor? Margo Madison en Houston, Moscú y hasta en la China popular que diría Carod-Rovira.


14. Justified: Ciudad salvaje (Disney+)

Ocho años después del final de Justified vuelve el marshal Raylan Givens. Sin embargo, Ciudad salvaje, esta suerte de secuela y expansión del universo cinemático del novelista Elmore Leonard no transcurre en West Virginia, sino en Detroit. Otro escenario más de los Estados Unidos post-industriales que se ahogan en pobreza y delincuencia. Timothy Olyphant sigue dominando un personaje irresistiblemente irónico y, a la vez, noble. El caso central es entretenidísimo y el encanto de la serie reside, como ya sucedía con la original, en una galería de personajes secundarios sublime.


13. El jurado (Prime Video)

Una persona es elegida para participar en un jurado popular en un juicio que será grabado por un equipo de documentalistas. El pequeño detalle que no le han contado al protagonista de El jurado es que el juicio es una farsa y todas las personas involucradas, salvo él, son actores. El resultado es tan divertido como podría esperarse de esta premisa. O incluso más. Este falsísimo documental está plagado de momentos descacharrantes en los que el absurdo se apodera completamente de la situación. Los actores lo dan todo para moverse en el difícil equilibrio entre llevar al protagonista a situaciones límites y evitar que destape la pantomima. 


12. Poker Face (SkyShowtime)

Donde Glass Onion, la continuación de Puñales por la espalda, fracasó, Poker Face triunfa. Es una serie de crímenes estimulante en la que no importa quién mató a quién, porque eso nos lo dicen en los soberbios prólogos de cada episodio, sino cómo lo descubre la protagonista y cómo de estúpidas y perdidas pueden ser y estar las personas. Esta primera temporada tiene muchos capítulos fantásticos, pero destaco, sobre todo, el octavo y el noveno. El primero, un homenaje al fantástico de serie B y a los artesanos del cine. El segundo, una truculenta mirada a esos hombres que creen que todo en el mundo les pertenece por derecho propio.


11. Déjate ver (Atresplayer)

Todo lo que somos está en Amanece que no es pocoDéjate ver lo comprende y actualiza ese realismo mágico en el que el absurdo sirve para explicar los sinsentidos de nuestra sociedad. Una joven artista comienza a desaparecer (literalmente), tras pasar años alimentando de ideas a un creador posmoderno similar a Bansky. Para intentar evitarlo se embarcar en un redescubrimiento del mundo. En la era de las apariencias, qué fácil es desaparecer. Déjate ver puede resultar un poco machacona (la metáfora Van Gogh), pero tiene tantas ideas y es tan ingeniosa que resulta imposible no disfrutarla. Una auténtica joya con un capítulo extraordinario: el quinto, contado de adelante a atrás. 


10. Blue Lights (Movistar Plus+)

Irlanda del Norte ya no sale en las noticias, pero el conflicto sociopolítico entre unionistas y republicanos sigue vivo. La brecha entre las dos comunidades y las secuelas de décadas de terrorismo y discriminación supuran a lo largo de la vibrante Blue Lights, un drama policial en la estela de los grandes clásicos de la BBC (se la ha comparado con Line of Duty). Durante seis maravillosos episodios seguimos el día a día de un grupo de policías de Belfast. A través de sus ojos vemos los sinsabores de la actividad policial, la relevancia de las mafias y los tejemanejes de los servicios de espionaje británicos. Lo más emocionante de Blue Lights es que en medio de tanta miseria hace una defensa rotunda de las personas y su capacidad de ayudar a otras.


9. Poquita fe (Movistar Plus+)

¿Y si no solo los protagonistas de un mockumentary hablaran a cámara para comentar las secuencias de la serie? Ahora que está de moda el verbo democratizar, podríamos decir que Poquita fe ha democratizado este formato. En esta serie interviene dando su opinión hasta un señor que simplemente pasaba por allí y que jamás volveremos a ver. De esta forma, la anodina vida de una pareja aburrida de sí misma se transforma en una comedia costumbrista descacharrante. Cada secuencia es replicada por las opiniones y versiones más variadas. Poquita fe nos recuerda que lo mejor que podemos hacer es huir del relato neoliberal de que todos podemos ser extraordinarios, acumular experiencias únicas y construir vidas apasionantes. El barrio, con sus tapas de bar, sus amigos pueriles y sus parientes pesados, es el mejor refugio frente a un mundo cada vez más acelerado e incomprensible. 


8. Colegio Abbott (Disney+)

Si Poquita fe lleva al mockumentary hacia nuevos territorios, Colegio Abbott se consagró en su segunda temporada como una nueva obra maestra del formato, al nivel de las mejores temporadas de The Office o Parks and Recreation. Es difícil conseguir que en una serie todos los personajes sean soberbios, pero la obra creada y protagonizada por Quinta Brunson convierte lo complejo en fácil, sin temer nunca enfrentarse a temas sociales de primer orden. El desmantelamiento de los servicios públicos puede abordarse desde el terreno de la comedia sin perder un ápice de crítica. Por seguir trazando conexiones, ha sido, junto con Poquita fe, la serie que más me ha hecho reír en 2023. 


7. La noche que Logan despertó (Filmin)

Vuelve el Xavier Dolan de siempre, esta vez en formato seriado. Y lo hace volviendo a sus temas habituales (la madre, la familia, el amor homosexual prohibido, las heridas del pasado que supuran en el presente...) y a sus formas características. Bastan 5 minutos de La noche que Logan despertó para saber que se trata de una obra del québécois. Tras muchos años de auto-exilio, una mujer regresa a casa por el fallecimiento de su madre. Al llegar, descubre que ni los fantasmas del pasado se han ido, ni sus hermanos se encuentran mucho mejor que ella. Dolan nos conduce por un sinuoso camino en el que presente y pasado se confunden para contarnos qué pasó en aquella noche en la que Logan se levantó en medio de la noche. La secuencia final de la serie es, quizás, la que más me ha sobrecogido este año.


6. Fleishman está en apuros (Disney+)

Una enmienda a la totalidad a la Generación X brillante y que rebosa mala hostia desde su casting: la protagonista de My So-called Life (Claire Danes), la serie de instituto xer por antonomasia, y el actor que encarnó a uno de los xers más famosos de la Historia en La red social (Jesse Eisenberg). Un día, de repente, una mujer desaparece dejando atrás a sus hijos. La narradora nos cuenta la trágica historia desde el punto de vista del padre, un buen médico carcomido por una mujer fría y ambiciosa... O quizás no. Una de las mejores obras audiovisuales sobre lo importante que es el punto de vista o, como habría dicho mi abuela, sobre la verdad ineludible de que "cada un fala da feira, como lle foi nela".


5. The Last of Us (HBO Max)

Aunque parezca que el año nos ha triturado, a principios del curso pudimos disfrutar de esta maravillosa y expansiva adaptación de uno de los juegos más icónicos de lo que va de siglo. Tras escribir la increíble Chernobyl, Craig Mazin ha salido triunfante de un reto tan complejo como el de volver a contarnos la historia de Joel y Ellie siendo a la vez respetuoso con el juego e innovando en la construcción del relato. El gran éxito de The Last of Us reside en el espacio que le otorga a los personajes con los que los protagonistas se van encontrando en su caminar. De ahí que el capítulo más icónico sea el tercero (Bill), el mejor, en mi opinión, sea el quinto (Kansas City) y el más oscuro sea el octavo (David). Es una pena que el ritmo pausado de los ocho episodios iniciales se vea alterado por un capítulo 9 demasiado precipitado. Aún así, el comienzo del viaje ha sido fascinante.


4. Power Play (Filmin)

Ante el empuje del discurso neoliberal y sus promesas fantasiosas, la socialdemocracia europea prefirió perder sus ideas para intentar no perder sus votos. El resultado, para sorpresa de nadie, es que los autodenominados partidos socialdemócratas abandonaron su ideología para apostar por un constante programa de mínimos frente a un capitalismo voraz. Y en el trayecto, se fueron haciendo cada vez más pequeños. De esto es lo que nos habla Power Play, una joya de la televisión pública de Noruega que disecciona la decadencia del Partido Laborista, su abandono de la conciencia de clase, la metástasis producida por el abuso de poder y la mutación hacia un discurso y una práctica liberal. El detalle más perverso (y estimulante) de Power Play es que la heroína, Gro Harlem Brundtland, la primera mujer en liderar el gobierno de Noruega, una política rodeada de machistas hambrientos de poder, representa el éxito definitivo de las ideas-fuerza del neoliberalismo: la meritocracia, las paguitas del Estado, la desindustrialización... La serie brilla en su retrato cínico de los tejemanejes partidarios, en su sutil discurso político y en su recreación de la textura de los 70 y la hibridación entre imágenes ficticias y documentales. En cambio, le sobra el elemento meta-ficcional, en la línea de los peores dejes del cine de Adam McKay. Apasionante. Que nos den la segunda temporada ya.


3. The Bear (Disney+)

Si hay una serie que ha estado de moda este año ha sido The Bear. Hasta el punto que despedimos 2023 con su protagonista, Jeremy Allen White, emparejado con la gran estrella de la cultura pop española actual, (La) Rosalía. Más allá de la crónica rosa, resulta sorprendente constatar cómo una serie sobre un grupo de perdedores empeñados en abrir un restaurante de alta cocina en un barrio empobrecido de Chicago ha podido convertirse en un fenómeno global. ¿Los motivos? En primer lugar, porque Christopher Storer ha conseguido que The Bear sea una serie con una acentuada personalidad tanto en lo relativo a sus historias como a su puesta en escena. En segundo lugar, porque en esta segunda temporada ha sido aún más original que en la primera entrega, atreviéndose con capítulos focalizados en personajes (qué bonito el cuarto episodio centrado en Marcus) y, sobre todo, con capítulos que desbordaban los márgenes de la serie (los episodios 6 y 7). En tercer lugar, The Bear ha tenido tanto éxito porque ha cuidado la construcción, demolición y reconstrucción de sus personajes desde el segundo uno. Y por eso acabas empatizando con personas que nada tienen que ver contigo y apoyando a Carmy en sus mil y un errores.


2. Succession (HBO Max)

Mi niña, qué decirte que no sepas. Un final soberbio para la gran serie del último lustro. Hay muchos detalles sobresalientes en la última temporada de Succession. Podría hablar de esa despedida de soltero tragicómica cantando Famous Blue Raincoat en un karaoke (episodio 2), loar las bondades del shockeante capítulo 3, aplaudir el retrato que hace el episodio 8 de esa democracia en vías de desaparición que es Estados Unidos o destacar el descomunal funeral del capítulo 9, pero si tengo que quedarme con algo de esta soberbia temporada es con el final. Esos últimos 10 minutos de los hermanos Roy. Ese desolador retrato de la derrota más absoluta y de la nada más honda.


1. La Mesías (Movistar Plus+)


La madre fuera de campo. La madre que entra en el plano para devorarlo. La fascinación que provoca en un adolescente descubrir las películas a través de Cantando bajo la lluvia. La incomprensión cuando se termina el film. Las caras de sus hermanas pequeñas cuando ven que la realidad (o una versión idealizada de ella) puede encerrarse en una caja. Salir al mundo, sentirse libre, enamorarse. Ser incapaz de pasar página. Jugar a la ruleta rusa con su familia ante una cámara que dibuja círculos frente a sus caras. Volver a hacer películas familiares. Simular normalidad. Enfrentarse al monstruo. Asumir los traumas del pasado y dejar que la madre vuelva a su planeta. Echarse a correr monte a través. Entender que la vida también es ir al Ikea a comprar muebles de mierda. Ser incapaz de desintoxicarse y acabar atrapado en otra cárcel. Todas estas ideas y muchas más están en La Mesías. Y todas ellas y muchas más están representadas desde el terreno de la imagen. Los Javis ya habían demostrado en Paquita Salas que eran unos guionistas fantásticos, La Mesías es su consagración como directores. Muchas de las secuencias e imágenes más hermosas, terroríficas o emocionantes del año están encapsuladas en esta obra imperfecta y llena de aristas que, ante todo, siempre resulta interesante.

Mis series favoritas en años anteriores:

2013: Breaking Bad
2014: The Good Wife
2015: Mad Men
2016: Juego de Tronos
2017: The Leftovers
2018: El cuento de la criada
2019: Chernobyl
2020: Mrs. America
2021: Succession
2023: La Mesías

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Mis 30 series favoritas del 2022


30. The Crown (Netflix)

La serie de Peter Morgan sobre Isabel II, su familia y su menguante reino se puede disfrutar desde diferentes ópticas. A mí me entusiasma cuando Isabel II se entremezcla con la realidad política, social y económica del Reino Unido. Ya sea batallando con Churchill, Wilson o Thatcher. Ya sea encontrándose de bruces con el sufrimiento y las preocupaciones de sus súbditos de a pie: mineros, parados… Sin embargo, las cuitas familiares de los Windsor me interesan menos. Por desgracia, la quinta temporada de The Crown gira en torno a esto. O, más concretamente, alrededor de la disputa entre Diana y Carlos. Por algún motivo que se me escapa la civilización occidental decidió en los 80 y 90 que Diana Spencer era un personaje fascinante. Pero lo cierto es que no se me ocurre una persona más intrascendente, vacía e inane. A pesar de todo, la peor temporada de The Crown sigue siendo una serie apasionante.


29. Rapa (Movistar +)

Tras el éxito de Hierro, Portocabo vuelve a casa para repetir la jugada con una villa que no es una isla, pero que podría serlo: Cedeira. Una sargento de la Guardia Civil y un profesor enfermo unen esfuerzos para investigar quién ha asesinado a la alcaldesa. Por el medio, espurios intereses políticos y económicos. Así como heridas y traumas del pasado. Al igual que Hierro, Rapa es un thriller adictivo que sabe tratar el espacio y la idiosincrasia locales y que es capaz de convertir lo local en universal desde la coherencia. Javier Cámara y Mónica López están muy bien, pero lo de Lucía Veiga es extraordinario. Qué capacidad de producir terror desde la más absoluta cotidianidad.


28. Total Control (Filmin)

Una mujer de un pueblo originario australiano acaba, por azares de la vida, embarrándose en la política nacional. Sus ideas de transformar el status-quo rápidamente chocan contra la realpolitik: que todo cambie, para que todo siga igual. Mientras intenta gestionar las crecientes incoherencias internas, pelea por sobrevivir a una jaula llena de hienas. Y, como ya nos decía Borgen, para hacerlo hay que convertirse en una. Adictiva. 


27. Apagón (Movistar +)

Apagón es un experimento interesante. Una suerte de antología sobre el colapso del sistema que coge la idea de uno de los podcasts de ficción más importantes de España, El gran apagón, y hace algo completamente distinto. Los nombres involucrados asustan: Rodrigo Sorogoyen, Isabel Peña, Alberto Rodríguez, Rafael Cobos, Isaki Lacuesta, Isa Campo… Algunos de los directores y guionistas más importantes del audiovisual español de este milenio. El resultado es dispar, pero casi siempre interesante. El capítulo inicial, centrado en la no preparación para la catástrofe tiene el sello frenético de Sorogoyen y Peña. El capítulo de la estación de esquí, es la enésima demostración de que Rodríguez y Cobos son dos de los mejores narradores de nuestro audiovisual. El resto se mueve entre lo inquietante (el episodio de Isa Campo) y lo naif (el de Lacuesta).


26. La ciudad es nuestra (HBO Max)

¿Cómo no iba a estar la nueva serie de David Simon en mi top? Pues estuve tentado a no meterla. La ciudad es nuestra supone el regreso de Simon a Baltimore casi 15 años después del final de The Wire. En esta ocasión retrata una red criminal en el seno de la policía de la ciudad. Nada nuevo bajo el sol de la ciudad que visibiliza a la perfección los efectos de la crisis postindustrial y las políticas neoliberales. Quizás por eso no me ha entusiasmado. No cuenta nada que Simon no hubiera contado antes en The Corner y The Wire. Y lo hace peor, con una narración temporalmente caótica que no aporta nada a la historia. Aún así, resulta innegable que es interesante. 


25. Rehenes (HBO Max)

Aunque la guerra de Ucrania haya eclipsado las noticias internacionales, en Irán están pasando muchas cosas. El régimen de la Revolución Islámica se resquebraja, como antes le pasó al del Sha. A partir de un hecho traumático para Estados Unidos: el secuestro del personal de su embajada en Teherán, esta miniserie documental reconstruye el papel de las potencias internacionales en el mantenimiento del régimen autoritario del Sha, la caída de dicho régimen, el ascenso de ese personaje oscuro que fue Jomeini y el caos político, social y económico en el que la Revolución impuso un autoritarismo religioso que llega hasta el día de hoy.


24. Parliament (Filmin)

Con el Qatargate aún sobrevolando por los medios de información de toda la UE, Parliament se ha convertido, en este final de año, en una serie de actualidad. Si nos ponemos maximalistas podemos decir que la compraventa de voluntades en el seno del Parlamento Europeo ya la retrató con agudez (y gracia) esta pequeña coproducción entre Bélgica, Alemania y Francia. El peso de los lobbys, la ineptitud de los diputados, la utilización de la UE como escaparate para la política nacional (Hola Pablo Iglesias), el delirante equilibrio de poderes, la descacharrante burocracia… De todo eso habla Parliament. Su segunda temporada sigue siendo igual de ácida que la primera, quizás un poco menos graciosa por la ausencia de los británicos. Por suerte, siempre nos quedarán los alemanes. Al fin y al cabo de eso va la UE, de facilitar el control alemán sin necesidad de que tengan que volver a invadir Europa.


23. The Good Fight (Movistar +)

Michelle y Robert King cierran su surrealista visión de Estados Unidos tras la victoria de Donald Trump en 2016. Con el paso de las temporadas, el realismo ha ido dejando paso a lo onírico y pesadillesco. Lo que comenzó siendo un drama legal heredero del mejor que se ha hecho en este siglo, The Good Wife, acabó por convertirse en una serie de abogados ideada por David Lynch. ¿Acaso no es esto lo que le ha pasado al mundo en los últimos años? Estados Unidos camina sinuosamente por una senda peligrosa. A ver si no nos arrastra al resto hacia el precipicio del autoritarismo. 


22. In my skin (Filmin)

El Reino Unido ha dilapidado todo su prestigio por negarse a asumir que ya no es un Imperio. Por suerte, le sigue quedando su potencia cultural. In my skin es la enésima demostración de que nadie hace audiovisual social como los británicos. Un drama durísimo sobre una chica de clase baja que tiene que lidiar con los problemas de salud mental de su madre en un contexto de desmantelamiento del Estado del Bienestar. Una historia sencilla y emotiva, salpicada de humor y momentos llenos de dulzura, con la que resulta imposible no empatizar. La belleza también brota entre la desesperanza. 


21. No me gusta conducir (TNT España)

Un profesor universitario amargado en la cuarentena que no conduce podría haber sido el resumen de una de mis vidas alternativas. Por suerte o por desgracia, la realidad ha ido por otro camino. No me gusta conducir es un happy place. Una dramedia en la que todo funciona a la perfección. Los personajes son entrañables, las relaciones del protagonista con cada secundario son deliciosas y los chistes son divertidos. Logra ser emotiva sin forzarlo en ningún momento. Y el cinismo del protagonista se va desmontando por los envites de la realidad. Aunque tiene un final perfecto, ojalá que Borja Cobeaga nos regalara más temporadas. Porque eso es lo que uno siente al verla: que es un pequeño regalo.


20. The White Lotus (HBO Max)

La primera temporada de la serie de Mike White me entusiasmó menos que a la mayoría de las personas. La disfruté, pero no me interesaban muchos sus personajes. En cambio, en esta nueva entrega ambientada en Italia entré desde el minuto 1. Quizás porque hay algo malsano en ella desde el principio. La forma en la que White usa la música y va demoliendo a sus estúpidos personajes genera un halo de inquietud permanente. Aunque los pobres yankees con sus problemas del primer mundo son interesantes, las reinas de la función son las tres mujeres italianas del show. Las únicas que saben lo que quieren. Poco hablamos de que precisamente ése es uno de los grandes males de nuestro tiempo: somos infelices porque no sabemos lo que queremos.


19. Conversaciones entre amigos (HBO Max)

Tras el éxito de Normal People, llega una nueva adaptación del universo literario de Sally Rooney. Una serie en la que se eluden las conversaciones importantes, brilla la incomunicación en la era de la información y los amigos son tus mayores enemigos. Cuatro millenials se odian, se aman, se desean y se repelen en una Dublín asfixiante y anodina. La serie no juzga a sus personajes, porque ya se juzgan entre ellos. El final es una patada en la boca del estómago. Una generación empeñada en boicotearse a sí misma. Una generación sumida en una crisis emocional perpetua. Una generación que nunca tiene "everything in its right place".


18. Andor (Disney +)

La nueva serie del universo Star Disney Wars no es tan espectacular ni tiene el sentido de la aventura de The Mandalorian, pero, a cambio, dibuja una panorámica social y política de la Galaxia que no habíamos visto hasta ahora y que es coherente con el discurso ideológico de George Lucas. A lo largo de sus 12 episodios, Andor dibuja el estado de desigualdad y autoritarismo reinante bajo el Imperio, la precaria lucha de los rebeldes, los aparatos de opresión del Estado y el rol del Senado como mera institución títere. Todo ello con sus pertinentes dosis de acción, un empaque visual a años luz del de Obi-Wan y una interesante construcción de personajes. Andor es junto con su película madre, Rogue One, y The Mandalorian las obras que hacen que haya valido la pena el resurgir de la Galaxia. 


17. Julia (HBO Max)

Es tal el alud de series al que nos enfrentamos cada año que cientos de ellas pasan desapercibidas. Algunas merecidamente. Otras, no tanto. En este segundo grupo podemos destacar este año a Julia. Una dramedia de formas clásicas que reconstruye la historia de Julia Child, la mujer que llevó la cocina francesa a los hogares estadounidenses. La serie marida a la perfección un retrato de personaje fabuloso con un análisis social bastante agudo sobre la discriminación y el sistema patriarcal. Aunque no sea una comedia, para mí ha sido un happy place. 


16. Euphoria (HBO Max)

Sam Levinson tiene el mérito de haber construido la primera gran obra audiovisual sobre la generación Z. Eso es Euphoria. Una serie que es una pesadilla. Y a ratos un sueño. Un viaje mega-estilizado a las miserias de una generación. Drogas, sexo, familias disfuncionales, salud mental… Ver Euphoria es embarcarte en un viaje. No siempre resulta satisfactorio, pero siempre es interesante. No habla de mí, ni de un mundo que yo conozca, ni emplea mi código ni mi lenguaje. Pero capta mi atención y provoca que me esfuerce por entenderla. Por suerte no soy un integrante de Cowboys de medianoche de Garci. Aún.

15. Tiempo de victoria (HBO Max)

¿Una serie sobre cómo se forjó el éxito de los Lakers en los años 80? ¿Por qué me iba a interesar eso a mí? No sé responder a la pregunta, pero me interesa. Tiempo de victoria tiene la esquizofrénica e irritante apuesta visual y narrativa de la factoría Adam McKay, sin embargo, logra trascender a sus tics (rotura de la cuarta pared, montaje acelerado, cierto feísmo en la construcción del plano). Y lo hace porque apuesta, sabiamente, por sus personajes. Jerry Buss, Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Pat Riley… Todos están bien construidos. Cada uno de ellos tiene su propio conflicto. Y el retrato de la época es divertidísimo. Además, en un giro inesperado, introduce cierta visión feminista en un mundo profundamente misógino. Y además, deja que brille Sally Field, una de las mejores actrices de la historia de Estados Unidos.


14. Irma Vep (HBO Max)

Olivier Assayas ha llevado el audiovisual posmoderno a otro estadio. Lo meta de lo meta de lo meta. Casi 30 años después de rodar Irma Vep (la película), Assayas recupera el espíritu de Musidora, la protagonista de la icónica obra Les Vampires y, con ella, se revisiona a sí mismo. De tal manera que Irma Vep (la serie), reconstruye la serie original y la película noventera de su autor, para reflexionar sobre el proceso de hacer cine, el arte y, de paso, exorcizar los demonios de un autor que se abre en canal. Sienta en el diván a su relación fallida con Maggie Cheung y muestra todos los miedos que siente un director cuando se pone a los mandos de una historia. Irma Vep no es una serie para todo el mundo. Nada de lo que ha hecho Assayas lo es. Y, sin embargo, yo siempre quiero ver más. Quiero verlo montar una historia nueva, desarrollar una idea disruptiva, nadar a contracorriente, autoafirmarse como autor total.


13. El último artefacto socialista | Los últimos tres días (Filmin)

La inmensa Quo Vadis, Aida? (Bosnia), Los últimos tres días (Serbia) y El último artefacto socialista (Croacia) son tres obras que nos hablan, respectivamente, de las guerras balcánicas, la caída definitiva de Milosevic y los restos del naufragio del proyecto yugoslavo. Que las tres hayan coincidido en el tiempo, nos permite hacernos una panorámica incompleta pero interesante sobre una región de Europa a la que a menudo olvidamos, pero en la que siguen sangrando las heridas del pasado. Si Los últimos tres días es oscura y perturbadora en su deconstrucción de las últimas horas de Milosevic antes de ser detenido, El último artefacto socialista nos muestra que la caída del estado autoritario socialista dio paso a un capitalismo salvaje, en el que el estado fue sustituido por las mafias. A pesar de la crudeza, en ambas hay un resquicio para la esperanza. 

12. La casa del dragón (HBO Max)

Tras las atropelladas temporadas finales de Juego de Tronos, cabía esperar poco del regreso de HBO a Westeros. Sin embargo, La casa del dragón es un auténtico goce que ha convertido a las elipsis temporales en motor narrativo. La primera parte de la temporada fue razonablemente interesante. Pero la segunda parte se elevó al mejor nivel de su predecesora. Las reinas negra y verde están condenadas a matarse mutuamente. El azar es una fuerza de destrucción masiva.

11. Colegio Abbott (Disney +)

Llevo unos años un poco desconectado de la comedia estadounidense de 20 minutos. Uno de los géneros audiovisuales más netamente norteamericano. El western de la televisión. Quizás por eso llegué a Colegio Abbott sin saber que esperarme. Y me sorprendió. La serie sigue a un grupo de profesores en un colegio de un barrio ghettificado de Philadelphia. Por hablar un poco de mi libro, coge la temporada 4 de The Wire, centrada en el desmantelamiento del sistema educativo público de Estados Unidos y convierte el drama en comedia. Más allá de esto, la serie funciona a la perfección desde el minuto 1. Todos los personajes tienen química entre ellos y los actores están fantásticos. Sobre todo las cuatro mujeres. 

10. Esto te va a doler (Movistar +)

El título no engaña, es una de las series más duras y tristes del año. También es verdad que, por suerte, es inglesa y el drama está salpicado de constante humor negro. Esto te va a doler aborda el papel de los médicos desde una óptica desmitificadora, mostrando la cara más dura de un trabajo cada vez más ingrato y frustrante. Desde el médico veterano puteado por sus superiores y que antepone su vida profesional a la personal. Hasta la médica novata que se ve superada por el dolor que ve todos los días y una profesión que lo devora todo. Los recortes en sanidad matan. Y provocan un océano de impotencia. 

9. Borgen: reino, poder y gloria (Netflix)

Ha vuelto Birgitte Nyborg, el espejo en el que creía mirarse un partido español en proceso de desmantelamiento que se dio una leche tras olerla. Y lo ha hecho intentando agarrarse al Poder con uñas y dientes. Borgen sigue siendo una serie política sensacional. Ambiciosa, entretenida e imperfecta. Combina el cambio climático con la lucha entre potencias y sale airosa del intento. Un honesto retrato de lo adictivo y corrosivo que es el poder. Al fin y al cabo, como diría Giulio Andreotti (perverso secundario de en la serie que ocupa el número 6 de esta lista) el poder desgasta... sobre todo al que no lo tiene. 

8. The Bear (Disney +)

Vaya año nos ha regalado el audiovisual centrado en cocinas profesionales. Las trincheras de la I Guerra Mundial parecen un lugar más tranquilo y reconfortante en el que estar. En The Bear cada servicio es una batalla. Un escenario en el que sus protagonistas vuelcan sus frustracione. Un lugar en el que las heridas supuran. The Bear es puro frenesí. Una serie que te bombardea con sus diálogos acelerados y su montaje febril. Pero también es una historia bonita sobre superar el sentimiento de pérdida y gestionar las adicciones y los traumas.

7. La Ruta (ATRESplayer)

Si Euphoria bucea en las miserias de los Z, La Ruta viaja en el tiempo para retratar la juventud de sus padres, la generación X, en la València de la ruta del bacalao. La serie comienza por el final para ir, capítulo a capítulo, retrocediendo en el tiempo. Desde el epílogo de la fiesta hasta su prólogo. Desde la madurez sobrevenida y alicaída hasta el frenesí de juventud. Un viaje que subvierte el paso del tiempo, como pretendían hacer los jóvenes que se encerraban a escuchar música en las discotecas de la ruta. En un año no demasiado brillante de series españolas, en fuerte contraste con el extraordinario curso que han firmado las películas de nuestro país, La Ruta propone una apuesta estética y narrativa apasionante. Una serie que habla de una generación, pero, sobre todo, de las relaciones humanas. Ahí es nada. 

6. Exterior noche (Filmin)

Entre todos lo mataron y él solito se murió. Marco Bellochio, el último testigo en pie de la era dorada del cine italiano (Rossellini, Pasolini…), regresa al acontecimiento político más mitificado en la Italia post-45: el asesinato del ex – primer ministro y presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, el principal valedor del Compromiso Histórico, un acuerdo para sumar al Partido Comunista a la mayoría de gobierno (sin darle cabida en el mismo). Digo que regresa, porque Bellochio ya habló del secuestro de Moro en una película maravillosa: Buenos días, Noche. Del drama intimista pasa al poliedro histórico.
Desde diferentes puntos de vista (el de Moro, el del ministro del Interior Cossiga, el del Papa, el de su esposa y el de los terroristas) Bellochio retrata la crisis abierta en torno al secuestro y asesinato de Moro a manos de las Brigadas Rojas, un grupo terrorista de extrema izquierda. Ante la inacción de los comunistas, el Papa y, sobre todo, su propio partido. Por ello, ante todo, Exterior noche es la crónica de la inmundicia política y ética del partido que dominó Italia durante casi 50 años. Todos los capítulos son fantásticos, pero el que está centrado en la esposa de Moro es devastador. 

5. Para toda la humanidad (Apple TV)

La URSS llegó antes a la Luna que USA y… pasaron cosas. La tercera temporada de Para toda la humanidad nos dibuja unos años 90 en los que ambos países y la mayor potencia del mundo: el capitalismo, se enredan en una pelea fascinante por ver quién llega primero a Marte. Para toda la humanidad es un drama adulto de los que antes hacía Hollywood. Pero ya no hace. A ratos maniquea, siempre emocionante, brutalmente adictiva. Pónganme 10 temporadas más. 

4. Hacks (HBO Max)

Aunque el sistema mediático nos empuje hacia la guerra intergeneracional, lo cierto es que no solo estamos condenados a entendernos, sino que de la colaboración entre generaciones diferentes y que hablan idiomas distintos puede salir algo hermoso, poderoso y transformador. De eso (y de muchas otras cosas) habla Hacks. Una dramedia sensacional en la que Jean Smart devora cada uno de los planos en los que sale. Esta serie logra algo profundamente bello: emocionarte desde el humor negro. Acariciarte desde la puñalada.

3. Los ensayos (HBO Max)

¿Y si pudieras ensayar momentos incómodos o procesos trascendentales de tu vida? Esta es la premisa del falso documental de Nathan Fielder. El protagonista se dedica a simular situaciones para que sus clientes estén preparados para afrontar la realidad. Si la idea suena loca, la ejecución lo es aún más. Fielder ha construido un artefacto lleno de ideas, desbordante de imaginación, plagado de sentimientos. La serie más original del año. Y quizás también la más incisiva.

2. La amiga estupenda (HBO Max)

Lenú y Lila abrazan su era adulta. O, más bien, la adultez les hace el abrazo del oso a ellas. Como en las entregas anteriores, se pelean, se aman, se odian y, sobre todo, se admiran. La amiga estupenda es uno de los grandes relatos televisivos de la última década. Un retrato apabullante de una amistad, pero también de un país en constante convulsión y de la lucha de dos mujeres de clase baja por abrirse un hueco en un sistema que las repele. Aunque Lila siempre es fascinante, la temporada centra todo su interés en una Lenú madura y perdida. Asfixiada por una vida que le queda pequeña. Obsesionada con sus fantasmas de juventud. Ansiosa de vivir. Aunque ello implique sembrar incendios a su paso.

1. Separación (Apple TV)


Sorprendente, fascinante, emotiva, inteligente, intrigante… Podría limitarme a poner adjetivos sobre esta serie magistral. Una empresa ha desarrollado una tecnología que permite a las personas dividirse en dos. Una vez que llegan a su centro de trabajo dejan de pensar, sentir y existir. Su lugar lo ocupa un alter ego atrapado en dicho puesto de trabajo. Esclavos de sí mismos para descansar, también, de sí mismos. Separación combina la lucha de estas personas encerradas en una empresa delirante por entender qué pasa allí dentro, con los esfuerzos de sus supuestos alter ego reales en el mundo más allá de la compañía por seguir viviendo. Quizás ninguna serie me ha removido más este año. Te hace pensar y te hace sentir. Es «la serie del año».