martes, 30 de diciembre de 2025

Mis 25 series favoritas del 2025

25. Operación Sabre (Filmin)

Tras el final de la Guerra de los Balcanes y la caída de Slobodan Milošević, Serbia se sumió en una enorme crisis que se agravó con el asesinato del primer ministro Zoran Ðinđić. Operación Sabre retrata de una forma escalofriantemente sobria aquellos años de violencia, desinformación y caos a través de una pléyade de personajes que incluye a políticos, periodistas o criminales. Nunca hay que perder de vista que todo sucedió antes en los Balcanes. 

24. Efectos secundarios (HBO Max)

¿Y si existiera un hongo capaz de curar todas las enfermedades y regalarnos la eternidad a la que ya aspiran líderes políticos y multimillonarios? Joseph Bennett (Scavengers Reign, 2023) se adentra en las arenas movedizas de la conspiración a través de una animación llena de imaginación y una visión sombría sobre este loco loco loco mundo en el que nos ha tocado vivir.

23. The Pitt (HBO Max)

El éxito público y crítico de series como The Pitt, Elsbeth (Michelle y Robert King, 2024) o La diplomática (Deborah Cahn, 2023) solidifica una tendencia que no podemos obviar: los dramas clásicos están de vuelta. Los últimos 30 años han estado dominados por la televisión de autor. Sin embargo, es evidente que este modelo ha sufrido cierto agotamiento. The Pitt es el ejemplo perfecto de que la vieja forma de hacer televisión puede seguir funcionando. Orgullosa heredera de Urgencias (Michael Crichton, 1994), esta serie muestra en cada capítulo una hora en el precario servicio de Urgencias de un hospital. Dramas personales, crítica social y misterios médicos se dan la mano para construir una serie que no inventa la pólvora, pero que es entretenidísima.

22. El centro (Movistar+)

Para los que nos gusta el audiovisual sobre espías, El centro es un auténtico goce. Un equipo del CNI tiene que enfrentarse a una amenaza que combina desestabilización rusa, corrupción política, espurios intereses empresariales y la existencia de un topo. Además, claro está, de lidiar con los yankees. Ese aliado del que nunca te puedes fiar y que... ¿ya se ha convertido en un enemigo?

21. La vida breve (Movistar+) / Su majestad (Prime Video)

Tenía que hacer una pequeña trampa en esta lista de 25 series: en realidad, son 26. Esta dupla sobre los Borbones está llena de mala hostia, pero ninguna de estas dramedias es cruel con sus protagonistas. En La vida breve, Adolfo Valor y Cristóbal Garrido (Reyes de la noche, 2021; Días mejores, 2022) re-imaginan el brevísimo reinado de Luis I, un rey tan estúpido como bienintencionado. El retrato de la nobleza y de las intrigas de palacio es hilarante. Mientras que en Su majestad, Borja Cobeaga (No me gusta conducir, 2022) y Diego San José (Celeste, 2024) se inventan una abdicación en diferido por parte de un rey corrupto (jeje), para dotar de humanidad a una insensata princesa en una serie que empieza por debajo del talento de sus creadores y tiene una segunda parte sensacional. El capítulo de los jueces del Tribunal Supremo es uno de los mejores episodios del año.

20. Colegio Abbott (Disney+)

Un año más se cuela Colegio Abbott en esta lista porque sigue siendo la mejor sitcom en emisión. Todos los personajes son entrañables y graciosos. Las dinámicas grupales son maravillosas. Y no ha perdido su capacidad para criticar el desmantelamiento del sistema educativo público y el racismo y clasismo sistémico de un país que se está convirtiendo en una distopía.

19. La Ruta. Vol 2: Ibiza (Atresplayer)

Tres (!!!) años después de la primera temporada de La Ruta, una crónica adictiva sobre la Ruta del Bacalao, ha llegado la continuación del relato del DJ Marc Ribó de una forma desdoblada: por un lado, seguimos sus andanzas en una Ibiza a principios de los 00s dominada ya por los DJs; por otro, viajamos al pasado junto a sus padres a una isla que empezaba a ser transformada por el desarrollismo y la llegada de turistas extranjeros. El resultado es una serie menos vibrante que en su primera temporada, pero profundamente triste y emotiva. De aquellas tempestades, estos lodos.

18. La empresa de sillas (HBO Max)

¿Se puede hacer una sátira equidistante sobre la conspiranoia y la conspiración? Tim Robinson y Zach Kanin (I Think You Should Leave, 2019) demuestran que sí. El director de un ambicioso proyecto de centro comercial (la quintaesencia espacial de un sistema económico del S.XX que se arrastra ante el auge del comercio electrónico global) pone en riesgo su trabajo y a su familia al obsesionarse con lo que él considera que es una pérfida trama de corrupción corporativa en torno a una misteriosa empresa de sillas. Divertida y perturbadora a partes iguales.

17. Verdades ocultas (Disney+)

Tras la fabulosa Reservation Dogs (2021), Verdades ocultas confirma a Sterlin Harjo como uno de los autores a seguir de la ficción seriada estadounidense. Un periodista bonzo de Tulsa o, como él dice, un verdadista, intenta desentrañar una trama de corrupción que involucra a un famoso clan familiar, los hombres que ostentan el verdadero poder y una iglesia supremacista blanca. En el trayecto conocemos a un amplio y pintoresco abanico de personajes que nos ayudan a entender todas las miserias sobre las que se sustenta el sistema político, económico y social estadounidense. Todo ello contado con un finísimo sentido del humor y una sensacional construcción de personajes.

16. Pubertat (HBO Max)

En el seno de una colle castellera de un pueblo catalán se denuncia una agresión sexual contra una adolescente, cometida por otros tres púberes. El caso provoca que adultos y chavales se enfrenten a sus propios demonios y pongan en duda sus valores y certezas. Leticia Dolera (Vida perfecta, 2019) ha creado una miniserie que nos obliga a reflexionar sobre el abuso, el consentimiento, el feminismo, la misoginia, la preponderancia de las redes sociales en la vida de los adolescentes y el potencial de la justicia restaurativa. Pubertat no solo es una serie pertinente, también es una buena obra cultural, porque está escrita de una forma muy meditada y busca dialogar con el ciudadano que está del otro lado de la pantalla, no decirle lo que tiene que pensar.

👉🏼 Crítica.

15. Después de la fiesta (Filmin)

Una mujer está segura de haber visto a su marido tocando a un amigo adolescente de su hija mientras estaba borracho. Sin embargo, nadie en su comunidad está dispuesto a creerla. Después de la fiesta es una experiencia angustiosa, que nos recuerda que, en realidad, no conocemos a las personas más importantes de nuestras vidas. Y que tampoco queremos hacerlo.

14. Task (HBO Max)

Resulta fácil ver la mano de Brad Ingelsby detrás de la nueva miniserie estrella de HBO. Los paralelismos en el contenido y en la forma con Mare of Easttown (2021) son evidentes. El autor vuelve a conmovernos con esta historia de un agente del FBI al borde del precipicio que lucha por mantener unida a su resquebrajada familia, a la vez que intenta esclarecer una ola de crímenes vinculados a una peligrosa banda local. Llegas por lo policíaco y te quedas por lo humano.

13. La suerte (Movistar+)

Si no somos capaces de encontrarnos con el Otro, ¿qué salida nos queda como sociedad? El protagonista de La suerte acaba haciendo de chofer de la cuadrilla de un torero, a pesar de oponerse a su existencia y negarse a entrar en las plazas. Sin embargo, la relación que se teje entre el (supuesto) maestro y el chofer no solo es interesante, sino también bella. Una serie militantemente humanista que reivindica la concordia entre diferentes. La verdadera suerte es poder entendernos sin que haga falta llegar a un acuerdo.

12. The Studio (Apple TV)

Hollywood es tan ridículo como nos lo imaginábamos y, desde la irrupción de las plataformas y las redes sociales y la decadencia de la exhibición cinematográfica, es un lugar aún más bochornoso. O eso nos cuentan Seth Rogen y su equipo en The Studio, una sátira salvaje que es capaz de reírse de un mundo en vías de desaparición a la vez que lo celebra. O dicho en términos cinematográficos, The Studio es a la vez El juego de Hollywood (Robert Altman, 1992) y Babylon (Damien Chazelle, 2022). El recién nombrado jefe de un estudio llega al cargo queriendo atraer a los grandes autores a la alicaída fábrica de sueños, pero pronto descubre que esa no es su misión. Mis episodios favoritos son el del rodaje del plano secuencia grabado en plano secuencia (el 2º) y el del homenaje al cine negro (el 4º). 

👉🏼 Crítica

11. Adolescencia (Netflix)

¿Es una boutade colocar fuera del top 10 a la serie más unánimemente aplaudida del año? Quizás sí, pero diría que Adolescencia no necesita que yo la defienda. Una familia intenta entender cómo su hijo adolescente fue capaz de asesinar a una compañera y él busca un camino que lo ayude a sobrevivir a lo que hizo. El último episodio es profundamente emocionante. Gran audiovisual.

10. Andor (Disney+)

Lo mejor que ha parido el universo Star Wars desde La venganza de los Sith (George Lucas, 2005) y, también, uno de los dramas políticos más interesantes de la última década. Fake News, construcción de un Otro al que culpar de todos los males, depredación de materias primas, revolución tecno-ideológica... Esta galaxia quizás no esté tan tan lejos.

9. Poquita fe (Movistar+)

Encontrar piso. El desafío definitivo en 2025. Pepón Montero y Juan Maidagán han firmado una segunda temporada de Poquita fe a la altura de la primera. Tan desternillante como clarividente. Vaya retrato del mundo gris en el que tenemos que sobrevivir. La secuencia de las pintadas nazis es, sin duda, una de las mejores del año. Es difícil crear una serie en la que los diálogos, las interpretaciones y el humor visual estén tan sincronizados. Poquita fe es un milagro.

8. Blossoms Shanghai (Filmin)

Más de una década después de The Grandmaster (2013), ha vuelto el maestro de la dilatación del tiempo. Blossoms Shanghai es puro Wong Kar-Wai. Un culebrón sofisticado sobre la vorágine en la que entró China cuando su economía se abrió al capitalismo más voraz. Tiene, como no podía ser de otra forma, alguno de los planos y movimientos de cámara más hermosos del año. Como amante total del cine de Wong Kar-Wai, esta serie es un happy place.

7. Slow Horses (Apple TV)

La excelencia narrativa hecha serie. Un auténtico goce. La quinta temporada de la serie de los espías marginados se ambienta en unas polarizadas elecciones a la alcaldía de Londres en las que un grupo terrorista planea sembrar el caos. Una nueva entrega divertida, afilada y adictiva. Miremos a donde miremos hay enemigos dispuestos a hacer saltar por los aires nuestras democracias. Por suerte, tenemos a un alcohólico flatulento de nuestro lado.

6. Pluribus (Apple TV)

Una raza alienígena ha conseguido que casi todos los seres humanos fusionen sus conciencias en una sola. ¿Ha llegado el comunismo intergaláctico a salvar a la Humanidad del tardocapitalismo o a despojarnos de lo que nos hace humanos? Estas son solo algunas de las múltiples y juguetonas ideas que nos plantea Pluribus, la nueva obra de Vince Gilligan (Breaking Bad, 2008; Better Call Saul, 2015). La protagonista, una de las últimas no asimiladas, al empeñarse en defender su derecho a la individualidad y la libertad, ¿es la heroína o la villana de esta historia? Con Gilligan, el gran maestro de los antihéroes, es difícil saberlo. Estamos ante una serie que va a dar mucho que hablar en los próximos años. Sin Chase, Ball, Sorkin, Simon o Weiner haciendo series, Gilligan es el último mohicano de la televisión de autor que ha dominado el canon en las últimas décadas.

5. Yakarta (Movistar+)

Un exjugador olímpico de bádminton está obsesionado con encontrar a una estrella que le permita volver a la élite (y vengarse de ella). Una chica de barrio con una madre inestable y un futuro gris encuentra en el bádminton una vía de escape. Diego San José nos planta en el páramo de una vida arrasada por el abuso y nos hace sentir la impotencia y el frío que atenazan a su protagonista. Yakarta es una cartografía de los no-lugares que nos rodean: estaciones de servicios, bloques de pisos abandonados en barrios empobrecidos, moteles de carretera, pabellones desolados, casinos decantes, pueblos vaciados... Una serie que, a pesar de todo, nos enseña que siempre hay resquicios para la esperanza, que en los páramos también puede volver a surgir la vida, aunque sea de una forma tímida y frágil.

4. Separación (Apple TV)

Los primeros capítulos de la segunda temporada de Separación se ven lastrados por el largo periodo de tiempo transcurrido desde el final de la primera tanda de episodios y por una sensación de repetición de lo ya visto. Superados los 3 primeros capítulos, el resto de la temporada es impresionante, una de las mejores y más certeras distopías de lo que llevamos de siglo. La mitología se expande, la apuesta estética se eleva y lo sentimental gana terreno a lo político. El final del último capítulo quizás sea la mejor secuencia del año. Never ending nor beginning on an ever-spinning reel, as the images unwind like the circles that you find in the windmills of your mind.

3. Hacks (HBO Max)

Si yo tuviera el talento de escribir ficción, daría un brazo por ser capaz de juntar las letras de los guiones de Hacks. The Studio es más exuberante, pero la crítica más radical al sistema mediático la formula esta serie. Deborah y Ava tienen que encontrar una forma de reconstruir los puentes que dinamitaron en la temporada anterior, porque solo juntas pueden enfrentarse el monstruo final: una megacorporación. Y, quizás, ni así consigan ganar. Para triunfar en las industrias culturales... hay que tener pocos principios y muchas tragaderas.

2. Los ensayos (HBO Max)

¿Cómo cojones logró Nathan Fielder que HBO le financiase esto? Fielder está empeñado en poner fin a los accidentes de aviones causados por la falta de comunicación entre los comandantes y sus segundos de abordo. Para ello reconstruye una terminal de aeropuerto, monta un talent show y... aprende a volar. Los ensayos es junto a Succession la serie más importante del audiovisual estadounidense de la última década. Una bomba de relojería dentro del sistema. Un artefacto que difumina la frontera entre lo real y lo ficcional. Una obra disruptiva que solo podría salir de la mente de un genio atrapado en sí mismo.

1. M. El hijo del siglo (SkyShowtime)

Cuando se estrenó M. El hijo del siglo, la adaptación en formato seriado del libro homónimo de Antonio Scurati sobre el ascenso al poder de Benito Mussolini, me abalancé sobre ella porque, indubitadamente era mi clase de mierda. Aguanté 10 minutos del primer episodio. ¿Por qué? Me desagradó profundamente su estética y su narrativa. Tras unas horas, decidí darle una segunda oportunidad. La terminé en menos de un día entre la fascinación y el asco más profundo. ¿Por qué es, para mí, la mejor serie del año? Joe Wright (Expiación, 2007; Anna Karenina, 2012) propone en M una forma fascista. Es decir, no se trata, solo, de una serie sobre el surgimiento y asalto al poder de la ideología fascista, sino que es una obra que hace el increíble ejercicio de estar hecha y narrada como si la hiciera un fascista. Su fotografía, su continua ruptura de la cuarta pared, su montaje, los ángulos de sus planos y la interpretación de su protagonista gritan populismo y muerte. En un momento en el que el concepto de fascismo se ha diluido hasta carecer de significado, M. El hijo del siglo traslada a imágenes la concepción del mundo de los fascistas: violenta, perversa, vengativa y enloquecida. Los bárbaros están a las puertas de Roma. Y lo van a arrasar todo.


2013: Breaking Bad
2014: The Good Wife
2015: Mad Men
2016: Juego de Tronos
2017: The Leftovers
2018: El cuento de la criada
2019: Chernobyl
2020: Mrs. America
2021: Succession
2022: Separación
2023: La Mesías
2024: Querer
2025: M. El hijo del siglo

domingo, 29 de diciembre de 2024

Mis 24 series favoritas del 2024

24. Cristóbal Balenciaga (Disney+)

Cristóbal Balenciaga se mira en el espejo de The Crown para conjugar el retrato personal de uno de los mayores diseñadores de moda de la Historia con la visión de un mundo al borde del abismo. Triunfa en lo primero y se queda a medias en lo segundo. Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga deciden pasar de puntillas por la relación entre Balenciaga y la dictadura franquista para no hacer demasiada sangre de un hombre más preocupado por sus creaciones que del mundo que habitaba. En este sentido, la aproximación al mundo de la moda que hace esta serie es exquisita.


23. El circo de los muchachos (Prime Video)

En pleno franquismo un cura progresista monta una ciudad-escuela en la que, teóricamente, el gobierno es ejercido de manera democrática por adolescentes. Como ourensano tenía ciertas nociones sobre La Ciudad de los Muchachos y su proyecto circense, pero adentrarse en profundidad en esta historia es todo un viaje. Sobre todo, porque radiografía muy bien a España y la deriva ideológica de algunas personas que soñaban con levantar utopías y acabaron sumergidas en el fango. Además, León Siminiani demuestra, como ya lo hizo en El caso Asunta: Operación Nenúfar y El caso Alcàsser que sabe crear series documentales con pulso e intrigantes, a la vez que logra aportar soluciones innovadoras al formato como la importancia de lo cartográfico, deudora de su bellísimo cortometraje Arquitectura emocional 1959.


22. True Detective: Noche polar (Max)

No había muchas expectativas puestas en la cuarta entrega de True Detective y, sin embargo, ha sido una temporada muy interesante. ¿Por qué? Sobre todo por su capacidad de ser inquietante, misteriosa y tenebrosa exprimiendo un escenario de ensueño como Alaska, tanto en lo relativo a sus paisajes como en lo que respecta a su realidad socioeconómica y al legado de una cultura entregada al mito de la muerte en un invierno sin fin. Al acabar cada capítulo de Noche polar quería que Issa López me mostrara un plano más de esta pesadilla. El mal existe.


21. Slow Horses (Apple TV)

No ha sido la mejor temporada de Slow Horses, pero sigue siendo una serie de espías fuleros soberbia. Quizás el fallo de la temporada ha residido en que la trama principal no era demasiado ingeniosa. Aún así, la serie sigue estando deliciosamente escrita, entre el drama seco y el humor negro, y los personajes y sus relaciones funcionan a la perfección.


20. Nos vemos en otra vida (Disney+)

La miseria, el abandono, la desafección, la impotencia y la rabia generan violencia y muerte. Nos vemos en otra vida parte de la obra homónima del periodista Manuel Jabois para desentrañar las claves de la rama asturiana del 11-M. Ese Avilés desindustrializado y dejado de lado por los poderes públicos, clave en el éxito del mayor atentado de la historia de España, es reconstruido de una forma soberbia por los hermanos Sánchez-Cabezudo. Nos vemos en otra vida logra retratar todos los grises de sus protagonistas para no convertirlos en meros arquetipos vacíos.


19. Colegio Abbott (Disney+)

Colegio Abbott continúa siendo un happy place que no renuncia a hacer una defensa rotunda de la escuela pública en un país donde todo está venta. Una digna heredara de las mejores sitcoms en torno al espacio de trabajo como 30 RockThe Office o Parks and Recreation. Las dinámicas grupales son una delicia y cada personaje ya está perfectamente construido.


18. Fantasmas (Max)

Julio Torres usa todo lo que aprendió como guionista de Saturday Night Live para componer una serie organizada en torno a sketches que desnudan las miserias de la industria del entretenimiento desde la óptica de las personas que sobreviven a duras penas en su interior. Fantasmas juega con los códigos del cine de género para hacer humor absurdo con las raíces en la cultura gay y clavar unas cuantas estocadas.


17. Big Boys (Filmin)

Todos necesitamos, en algún momento de nuestras semanas un happy place... o unos cuantos. Big Boys con toda su ternura y empatía es un lugar donde refugiarse. Un chico gay al que se le murió su padre amplía su familia acogiendo a su compañero de habitación en la universidad, un chaval hetero abandonado por los suyos y con una abuela tocada por la lacra del alzhéimer. Hermandad de clase obrera. Nadie la pone en valor como los británicos, capaces de fusionar sensibilidad y humor negro y lograr que la mezcla sea perfecta.


16. Sangre y Dinero (Filmin)

Xavier Giannoli desmenuza con pulso de hierro una de las mayores estafas de este siglo. Un caso real en torno a las cuotas europeas del carbono que combina el thriller policíaco con el drama social para hablarnos de las clases sociales en Francia, introducirnos en las apestosas alcantarillas del capitalismo financiero y mostrarnos la dificultad de investigar cuando al aparato del Estado no le interesa.


15. The Curse (SkyShowtime)

Una pareja se embarca en el rodaje de un reality show que desean que se convierta en un anuncio de su macroproyecto urbanístico y en un lavado de cara del mismo. La premisa suena cuanto menos curiosa. La serie, creada por Nathan Fielder y Ben Safdie, protagonistas junto a Emma Stone, es un absoluto delirio. Una obra que lleva la vergüenza ajena hasta sus últimas consecuencias, se ríe de la especulación financiera disfrazada de cultura woke y se entrega al cine de género más incómodo. El último capítulo se encuentra entre lo más asombroso del audiovisual del último año.


14. The Listeners (Filmin)

Una mujer aparentemente normal comienza a oír un sonido que no cesa y que no se trata de un acúfeno. Este ruido incesante la conduce hacia una espiral autodestructiva en la que ella cree ver una suerte de liberación. En realidad el sonido no es más que un macguffin. De hecho, la construcción sonora de la serie no resulta especialmente interesante. Lo que le interesa a Janicza Bravo es adentrarse en la psique de su protagonista y representar visualmente los oscuros lugares en los que podemos acabar las personas y lo aislados que podemos acabar por ser incapaces de comunicarnos con los demás. Y lo logra, porque The Listeners está plagada de imágenes tan bellas como perturbadoras.


13. Such Brave Girls (Filmin)

En un momento de la historia en el que los británicos se han esforzado por destrozar su imagen, series como Such Brave Girls nos recuerdan que siguen teniendo un sentido del humor cáustico soberbio. Una familia conformada por tres mujeres de la empobrecida clase obrera inglesa luchan por sobrevivir mientras se sacan los ojos las unas a las otras. ¿Se puede hacer una serie marcadamente feminista protagonizada por mujeres que no lo son? La humorista Kat Sadler demuestra que sí. Such Brave Girls es la serie con la que más alto me he reído este año.


12. Mr. and Mrs. Smith (Prime Video)

Habida cuenta de la calidad del material original y de la salida de Phoebe Waller-Bridge del proyecto por desavenencias con Donald Glover, nada hacía pensar que Mr. and Mrs. Smith podría salir bien. Pero lo hizo. Es un thriller sexy y juguetón que se expande hacia otros géneros (la comedia, el drama romántico...) y que conjuga a la perfección lo episódico con el conflicto de pareja central. ¿Lo mejor? La increíble química que tienen Donald Glover y Maya Erskine. 


11. Samuel (RTVE Play)

Un año en la vida de un adolescente da para mucho. Samuel nos habla de aprender a enamorarse, a sentir, a gestionar las emociones, a valorar la amistad, a conocerse a uno mismo y a dejarse maravillar por la vida. En un momento en el que tenemos propuestas de animación con técnicas complejísimas, fastuosas y abigarradas (Arcane, Spider-man...), Samuel nos propone todo lo contrario: un dibujo sencillísimo que fluye de una forma asombrosa y logra crear imágenes emocionantes y cautivadoras. Es una serie que puede disfrutar un niño de 10 años, pero también su padre de 45. 20 capítulos de 4 minutos. Se devora.


10. Shôgun (Disney+)

En un año especialmente flojo de series estadounidenses, un drama rodado en más de un 50% en japonés se ha convertido en la serie del 2024 en Estados Unidos. Shôgun aborda los acontecimientos que propiciaron el inicio del shogunato Tokugawa que dirigió Japón durante dos siglos hasta bien entrado el XIX. ¿Por qué ha generado tanto entusiasmo? Una buena construcción de personajes, una ambientación exquisita, la fascinación que nos producen los conflictos de poder bien escritos y un soberbio manejo de los giros narrativos. En mi opinión, quizás se desinfla un poco en los dos últimos episodios optando por una resolución de la historia que se sale de lo habitual pero no acaba de cuajar.


9. Celeste (Movistar+)

El audiovisual americano nos ha contado muchas veces la última investigación de un detective a punto de jubilarse. Diego San José le da la vuelta al tópico para mostrarnos el último baile de una inspectora de Hacienda. Celeste es menos hilarante que su anterior genialidad, el tríptico Vota-Vamos-Venga Juan, pero igual de certera en su retrato de cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos. Uno podría esperar que en Celeste la buena fuese la inspectora y la mala la artista que intenta evitar pagar impuestos en nuestro país. Pero vivimos en un mundo que es una infinita escala de grises. La protagonista de Celeste cruza demasiadas líneas rojas para lograr un fin que es más privado (egoísta) que público (común).


8. Power Play (Filmin)

Si en la primera parte vimos el ascenso de la primera ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland al poder, ahora vemos lo difícil que resulta mantenerse en él y lo dura que puede ser la caída. La segunda parte de Power Play continúa retratando la derrota ideológica de los partidos socialdemócratas nórdicos con una mala hostia y un afinado ingenio que son una auténtica delicia. Una de las mejores series o películas sobre política de la última década.


7. Ripley (Netflix)

La puesta en escena de Ripley es un manual de dibujo técnico. Cada plano está atravesado por líneas y formas que atrapan a los personajes dándoles falsas esperanzas de fuga y focalizan la mirada del observador. Porque Ripley no es una serie para espectadores, sino para personas que desean recrearse en el placer de observar. Steven Zaillian construye el complejo retrato psicológico de su protagonista a partir del espacio y de su relación con él. La bellísima y decadente Italia de Zaillian fluctúa de manera delicada entre el sueño y la pesadilla. Exactamente igual que un psicópata que puede ser delicado y cruel.


6. Mi reno de peluche (Netflix)

Vivimos sobre-estimulados y cada vez resulta más difícil que una obra cultural trascienda su nicho, llegue a millones de personas y logre generar un debate en el seno de la opinión pública. O, lo que es lo mismo, no es tan fácil ya encontrar series, películas, discos o videojuegos que hayan visto casi todos nuestros amigos y que den lugar a conversaciones interesantes. Mi reno de peluche lo consiguió. Esta serie basada en la experiencia real de su creador va más allá de la historia de un acoso para abordar las consecuencias de los abusos sexuales y las múltiples formas de violencia que nos ejercemos las personas. Mi reno de peluche por momentos es aterradora y, en muchos casos, conmovedora.


5. La fiebre (Movistar+)

El fútbol nos puede salvar de una guerra civil. O eso cree Eric Benzekri, la mente detrás de Baron Noir, la mejor serie política de la última década. En su nueva serie, La fiebre, una humorista de extrema derecha y una socióloga experta en gestión de crisis juegan una partida de ajedrez para lograr una crisis política y social que se lleve por delante la V República Francesa, la primera, y para evitarlo, la segunda. En medio, un equipo de fútbol. Así como Baron Noir nos anunció que la única forma de parar a la extrema derecha era una unión del centro-izquierda, el ecologismo y la izquierda, La fiebre defiende que solo una desescalada del frentismo puede frenar la irrupción de un conflicto civil auspiciado desde las redes sociales por agitadores extremistas. Apasionante.


4. Los años nuevos (Movistar+)

Sara Cano, Paula Fabra y Rodrigo Sorogoyen han levantado una catedral de la cultura millenial. A través de la historia de amor y autodescubrimiento de dos treintañeros a lo largo de la última década, conforman la radiografía de una generación a la que le ha costado encontrar su lugar en el mundo. En el primer episodio, Ana le pregunta a Òscar si está triste y él responde que no. Cuando llegan a su casa, pone música de Nacho Vegas. Como dice la generación que nos ha tomado el testigo en eso de ser jóvenes: me he sentido visto. Para las personas que tenemos una edad similar a la de los protagonistas, Los años nuevos nos invita a repensar qué hemos hecho en estos 10 años, qué queríamos conseguir y dónde nos encontramos y, de paso, sentirnos arropados por una melancolía tierna y sana, sin que ello implique desear volver al pasado, porque como dice Standstill "adelante Bonaparte, que vamos tarde".


3. Hacks (Max)

Hacks es una de las cimas de la dramedia estadounidense. Su tercera temporada la consagra como una de las mejores series norteamericanas de lo que va de década. La cómica Deborah Vance está determinada a cumplir el sueño de su vida y presentar un late night. Caiga quien caiga. Hacks puede ser desternillante en una secuencia y desoladora en la siguiente. Ácida y tierna. Cruel y humanista. Ante aquellos que nos quieren empujar a una guerra generacional, Hacks pone en valor la colaboración, el respeto y la voluntad de abrirse a las ideas de los demás sin por ello renunciar a las propias. Deseando ver a dónde nos lleva la cuarta temporada. 


2. La amiga estupenda (Max)

La historia de Lenù y Lila, las dos amigas napolitanas, ha llegado a su fin con una temporada sensacional que aborda la madurez de sus protagonistas. Lenù vuelve a Nápoles para enfrentarse definitivamente con su obsesión amorosa con Nino, su enfermiza relación de fascinación y dependencia con Lila, el complicado crecimiento de sus hijas, la dolorosa decadencia de su madre y la necesidad de encontrar su propia voz y una manera notable de trasladarla al papel. Si la última temporada de La amiga estupenda es tan emocionante es gracias a la dirección de Laura Bispuri y la interpretación de Alba Rohrwacher. Si me tengo que quedar con solo cuatro momentos escogería: el final del capítulo del terremoto con esa pared agrietada sobreimpresionada sobre el rostro de Lenù, por su desoladora belleza; la secuencia de Nino en el baño desde la mirada de la protagonista, por su patética ordinariez; la última conversación, por su emoción contenida; y las muñecas recuperadas, porque dota de una perversa estructura circular a una historia que nunca fue un juego de niñas.


1. Querer (Movistar+)

Querer no es la mejor serie del año porque trate un tema central de esta era: el consentimiento en las relaciones sexo-afectivas. Lo es porque no te vomita su discurso a la cara, sino que toma a las personas que ven la serie como adultos capaces de pensar por sí mismos. De ahí que todo lo que tiene que decir Querer sobre la violencia que se produce en las parejas lo muestra a través de sus imágenes y no de sus diálogos y no necesita ser explícita para ser contundente. Una mujer denuncia a su marido tras tres décadas juntos por abusos sexuales y psicológicos continuados. Tras este punto de partida, la serie aborda cómo afecta esta decisión y el consiguiente proceso judicial a ella, a él, a sus dos hijos y a las relaciones entre ellos y con los demás. El guion y el reparto de Querer son fantásticos, pero lo más extraordinario de la serie es su puesta en escena llena de secuencias que riman entre sí y que nos transmiten estados humanos como el terror (la huida del domicilio conyugal), la determinación (el juicio), el asco (la reunión familiar), la autorreflexión (la secuencia en la cama de un niño), el perdón (el cumpleaños) y la liberación (sumergirse en la noche). En un mundo regido por lo explícito, Querer te invita a pensar. No es una serie que busque decirte cómo debes sentirte, sino que sus imágenes se meten en tu cabeza y te hacen reflexionar sobre lo que has visto, vivido y hecho.


2013: Breaking Bad
2014: The Good Wife
2015: Mad Men
2016: Juego de Tronos
2017: The Leftovers
2018: El cuento de la criada
2019: Chernobyl
2020: Mrs. America
2021: Succession
2022: Separación
2023: La Mesías
2024: Querer

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Mis 30 series favoritas del 2023

30. Una y otra vez (Filmin)

¿No sería fantástico poder resucitar e intentar cambiar los errores cometidos en la vida anterior? Esta preciosa miniserie de la BBC explora las mil vidas de una joven que llega a la adultez durante las II Guerra Mundial. Cada vez que muere, resucita sintiendo el peso de sus vidas pasadas, buscando alterar los acontecimientos para que ella y su familia puedan disfrutar de una vida feliz. Pero, ¿es posible encontrar un camino perfecto para vivir, uno en el que no haya que renunciar a nada?


29. El otro lado (Movistar Plus+)

Con la divertidísima Mira lo que has hecho, Berto Romero había demostrado que puede ser un narrador de primera en el panorama español. El otro lado, una serie más arriesgada e imperfecta, lo confirma. Un investigador de lo paranormal se adentra en un caso que puede sacarlo del ostracismo asesorado por el fantasma de su mentor. El otro lado reconstruye la televisión y la sociedad de los 90 con la precisión de una serie documental que no es y tira a dar contra el entretenimiento conspiranoico de Iker Jiménez. 


28. Cardo (Atresplayer)

La segunda temporada de Cardo, más oscura y madura que la primera, es la secuela bastarda perfecta de La Mesías. Son muchas las conexiones que se pueden hilar entre los personajes que interpreta Ana Rujas en una serie y en la otra. Tras su paso por la cárcel, María ha visto a Dios (o a una Santa) y quiere ser una buena cristiana, alejándose de los vicios del pasado y haciendo buenas acciones, pero la cabra siempre tira al monte. El road trip del quinto capítulo es extraordinario. Uno de los episodios más salvajes de este año.


27. Tiempo de victoria (HBO Max)

Una nueva obra enterrada en el cementerio de las series inconclusas. HBO Max ha decidido dejar la historia de los Lakers de los años 80 a medias. Ni las audiencias ni los premios acompañaron a una serie que no debía ser barata de hacer, precisamente. La segunda temporada de Tiempo de victoria arranque con pulso y se toma su tiempo para profundizar en las psiques de Paul Westhead, Pat Riley y Magic Johnson. Por desgracia, en la recta final pisa el acelerador y pierde el principal encanto de la serie: poner el foco en el quién y no en el qué. 


26. Nolly (Filmin)

No vamos a descubrir a estas alturas que Russell T. Davies (Doctor Who, Years & Years) sabe hacer buenas series. Lleva tres décadas demostrando que es uno de los grandes creadores audiovisuales del Reino Unido. Nolly, un biopic crepuscular sobre una estrella de telenovelas en el ocaso de su carrera es la enésima clase maestra de un narrador sensacional que, en esta ocasión, nos envía imágenes de un mundo que ya no existe, en el que la vieja caja tonta ejercía una hegemonía en la cultura de masas que se ha diluido como un azucarillo. Un mundo, también, profundamente misógino e ingrato. Lo mejor de esta pequeña miniserie de tres capítulos de 40 minutos es una soberbia Helena Bonham Carter.


25. Star Trek: Strange New Worlds (SkyShowtime)

El trekkiverso sigue ofreciéndonos pequeños regalos. Aunque Discovery ha entrado en barrena, Strange New Worlds sigue planteando debates interesantes sobre la condición humana (paradójicamente). Lo que ha sido siempre la verdadera constante de las series y películas de Star Trek. Es fascinante cómo la serie puede saltar por los géneros y los tonos sin dejar de hacer pie. Esta temporada tuvimos desde una comedia absurda (el Spock humano del episodio 5), hasta un drama de juicios (el maravilloso capítulo 2), pasando por un musical (el episodio 9) o un thriller oscurísimo (el capítulo 3). Larga vida y prosperidad 🤘🏼.


24. Fargo V (Movistar Plus+)

Ha vuelto el mejor Noah Hawley. Fargo V vuelve a adentrarnos en ese país salvaje que es Estados Unidos, en el que hasta el más tonto del pueblo tiene la maldad necesaria para arruinarle la vida a alguien. Un país atravesado por parajes desolados, personajes macabros y personas deliciosamente ridículas. Juno Temple ha nacido para formar parte del retorcido universo de Fargo. Está soberbia logrando ese punto intermedio entre la candidez y el ingenio demoníaco. Una superviviente más en un país en el que es fácil ahogarse.


23. Somewhere Boy (Filmin)

La vida tiene estas casualidades. En el mismo año se han estrenado dos series sobre niños encerrados en sus casas por los delirios de sus progenitores. La primera de ellas es la inglesa Somewhere Boy. La historia de un chaval que se ve forzado a salir al mundo tras el suicidio de su padre-carcelero. A caballo entre el presente y el pasado vamos descubriendo la fábula de ciencia ficción en la que vivía y lo duro que resulta comenzar a aprender a vivir cuando ya se es un adolescente. Turbadora y extrañamente emotiva.

22. Samurái de ojos azules (Netflix)

Esta serie de anime sobre una samurái que emprende un camino de venganza en un mundo que cree que es un monstruo es un absoluto festival. Está plagada de secuencias de acción deliciosas, pero, además, no renuncia a contar una historia hermosa sobre el dolor, el amor y el odio. Si el capítulo 6 es la mejor demostración de lo primero, el quinto, profundamente bello y triste, es un ejemplo apabullante de lo segundo. El viaje del héroe sigue siendo una estrategia narrativa imbatible.


21. Las gotas de Dios (Apple TV+)

Un prestigioso crítico vinícola fallece y su millonaria herencia (un compendio de los mejores vinos del mundo) deberán disputársela a través de diferentes pruebas su hija y su aprendiz. Este es el punto de partida de una serie entretenidísima sobre el mundo del vino y las relaciones entre padres e hijos. Rodada con elegancia, Las gotas de Dios sabe moverse con fluidez entre Francia y Japón para mostrar que el vino, entre otras muchas cosas, es un documento de memoria. Si tuviera que escoger, me quedaría con el episodio italiano (el sexto).


20. Rapa (Movistar Plus+) 

Si la primera temporada de Rapa era buena, la segunda es mejor. Poner el foco sobre los tejemanejes de la Armada en una ciudad donde ha ejercido su poder durante décadas como Ferrol y, en paralelo, plantearnos un dilema moral en torno a si es justo o no apresar a un asesino que actuó empujado por motivos razonables hace muchos años, no es tan fácil como pudiera parecer a simple vista. Entretejer ambas tramas a través de dos personajes protagonistas fantásticos y sacarle partido a una ciudad mucho más interesante (y bonita) de lo que a menudo se le reconoce tiene mucho mérito. Sobre todo, teniendo en cuenta que la obsesión por el rural imposibilita las ficciones audiovisuales urbanas en Galicia. Deseando ver la tercera y última temporada. 


19. Bronca (Netflix)

En el mundo actual vivimos al borde de un ataque de nervios y no están Julieta Serrano y María Barranco para desestresar la situación a golpe de comicidad. Bronca es un fiel retrato de una época extraña en la que la gente acumula ingentes cantidades de frustración. Lo que puede parecer una comedia, rápidamente se convierte en un drama psicológico en el que dos personas se boicotean e intentan arruinarse sus respectivas vidas aunque eso signifique inmolarse. Quizás sea una de las series más oscuras del curso.


18. Slow Horses (Apple TV+)

Quizás sea la serie más disfrutona de esta lista. Si algo saben hacer en el Reino Deprimido son novelas, películas y series sobre espías. Los estadounidenses no les llegan a la suela de los zapatos. La tercera temporada de Slow Horses es tan dinámica, entretenida y maliciosa como las anteriores. Gary Oldman y Kristin Scott Thomas se lo pasan en grande con dos personajes que son un regalo. Pura ironía british. Más allá de la diversión que nos regala una trama de espías inteligente e inquietante, Slow Horses nos salpica con algunas ideas relevantes sobre cómo la voracidad capitalista llega hasta las sucias tuberías del Estado.


17. Fellow Travelers (SkyShowtime)

Mientras Estados Unidos se vanagloriaba de ser el faro que iluminaba al mundo libre frente a la opresión soviética, el aparato represor del Estado perseguía y destruía a cualquier persona que fuese comunista, homosexual o se consideraba que iba en contra del canon social predefinido. El mccarthysmo infectó a toda una sociedad emparanoiada con la amenaza rusa y temerosa de lo diferente. La fantástica Fellow Travelers relata el miedo y el dolor causados por los autodenominados defensores de la democracia y el modo de vida americanos. Esta historia de amor en tiempo hostiles entre dos trabajadores gubernamentales adopta las formas de un drama clásico y canónico, a medio camino entre el cine de espías y el melodrama, pero en su interior hay inoculados pequeños espacios para la irreverencia y la provocación, sobre todo en el plano sexual. 


16. The Architect (Filmin)

Oslo en un futuro próximo. Los problemas de vivienda llevan a una arquitecta a vivir en un parking subterráneo y a plantear un proyecto urbanístico para convertir este tipo de infraestructuras en edificios residenciales. The Architect hace gala del extraño e incómodo humor negro nórdico para hablarnos de uno de los problemas más acuciantes de cualquier ciudad europea. Todo en ella es perfectamente aséptico y frío. Desde la puesta en escena hasta el diseño de arte pasando por los diálogos o las interpretaciones. 


15. Para toda la humanidad (Apple TV+)

Mi happy place. En la realidad alternativa de Para toda la humanidad, la perestroika fracasó y el régimen soviético sobrevivió. La cuarta entrega quizás ha sido la temporada menos estimulante de la serie y, sin embargo, sigue siendo vibrante cuando quiere. No es fácil mezclar con tanto acierto multitud de tramas apenas conectadas en torno a la carrera espacial. ¿Lo mejor? Margo Madison en Houston, Moscú y hasta en la China popular que diría Carod-Rovira.


14. Justified: Ciudad salvaje (Disney+)

Ocho años después del final de Justified vuelve el marshal Raylan Givens. Sin embargo, Ciudad salvaje, esta suerte de secuela y expansión del universo cinemático del novelista Elmore Leonard no transcurre en West Virginia, sino en Detroit. Otro escenario más de los Estados Unidos post-industriales que se ahogan en pobreza y delincuencia. Timothy Olyphant sigue dominando un personaje irresistiblemente irónico y, a la vez, noble. El caso central es entretenidísimo y el encanto de la serie reside, como ya sucedía con la original, en una galería de personajes secundarios sublime.


13. El jurado (Prime Video)

Una persona es elegida para participar en un jurado popular en un juicio que será grabado por un equipo de documentalistas. El pequeño detalle que no le han contado al protagonista de El jurado es que el juicio es una farsa y todas las personas involucradas, salvo él, son actores. El resultado es tan divertido como podría esperarse de esta premisa. O incluso más. Este falsísimo documental está plagado de momentos descacharrantes en los que el absurdo se apodera completamente de la situación. Los actores lo dan todo para moverse en el difícil equilibrio entre llevar al protagonista a situaciones límites y evitar que destape la pantomima. 


12. Poker Face (SkyShowtime)

Donde Glass Onion, la continuación de Puñales por la espalda, fracasó, Poker Face triunfa. Es una serie de crímenes estimulante en la que no importa quién mató a quién, porque eso nos lo dicen en los soberbios prólogos de cada episodio, sino cómo lo descubre la protagonista y cómo de estúpidas y perdidas pueden ser y estar las personas. Esta primera temporada tiene muchos capítulos fantásticos, pero destaco, sobre todo, el octavo y el noveno. El primero, un homenaje al fantástico de serie B y a los artesanos del cine. El segundo, una truculenta mirada a esos hombres que creen que todo en el mundo les pertenece por derecho propio.


11. Déjate ver (Atresplayer)

Todo lo que somos está en Amanece que no es pocoDéjate ver lo comprende y actualiza ese realismo mágico en el que el absurdo sirve para explicar los sinsentidos de nuestra sociedad. Una joven artista comienza a desaparecer (literalmente), tras pasar años alimentando de ideas a un creador posmoderno similar a Bansky. Para intentar evitarlo se embarcar en un redescubrimiento del mundo. En la era de las apariencias, qué fácil es desaparecer. Déjate ver puede resultar un poco machacona (la metáfora Van Gogh), pero tiene tantas ideas y es tan ingeniosa que resulta imposible no disfrutarla. Una auténtica joya con un capítulo extraordinario: el quinto, contado de adelante a atrás. 


10. Blue Lights (Movistar Plus+)

Irlanda del Norte ya no sale en las noticias, pero el conflicto sociopolítico entre unionistas y republicanos sigue vivo. La brecha entre las dos comunidades y las secuelas de décadas de terrorismo y discriminación supuran a lo largo de la vibrante Blue Lights, un drama policial en la estela de los grandes clásicos de la BBC (se la ha comparado con Line of Duty). Durante seis maravillosos episodios seguimos el día a día de un grupo de policías de Belfast. A través de sus ojos vemos los sinsabores de la actividad policial, la relevancia de las mafias y los tejemanejes de los servicios de espionaje británicos. Lo más emocionante de Blue Lights es que en medio de tanta miseria hace una defensa rotunda de las personas y su capacidad de ayudar a otras.


9. Poquita fe (Movistar Plus+)

¿Y si no solo los protagonistas de un mockumentary hablaran a cámara para comentar las secuencias de la serie? Ahora que está de moda el verbo democratizar, podríamos decir que Poquita fe ha democratizado este formato. En esta serie interviene dando su opinión hasta un señor que simplemente pasaba por allí y que jamás volveremos a ver. De esta forma, la anodina vida de una pareja aburrida de sí misma se transforma en una comedia costumbrista descacharrante. Cada secuencia es replicada por las opiniones y versiones más variadas. Poquita fe nos recuerda que lo mejor que podemos hacer es huir del relato neoliberal de que todos podemos ser extraordinarios, acumular experiencias únicas y construir vidas apasionantes. El barrio, con sus tapas de bar, sus amigos pueriles y sus parientes pesados, es el mejor refugio frente a un mundo cada vez más acelerado e incomprensible. 


8. Colegio Abbott (Disney+)

Si Poquita fe lleva al mockumentary hacia nuevos territorios, Colegio Abbott se consagró en su segunda temporada como una nueva obra maestra del formato, al nivel de las mejores temporadas de The Office o Parks and Recreation. Es difícil conseguir que en una serie todos los personajes sean soberbios, pero la obra creada y protagonizada por Quinta Brunson convierte lo complejo en fácil, sin temer nunca enfrentarse a temas sociales de primer orden. El desmantelamiento de los servicios públicos puede abordarse desde el terreno de la comedia sin perder un ápice de crítica. Por seguir trazando conexiones, ha sido, junto con Poquita fe, la serie que más me ha hecho reír en 2023. 


7. La noche que Logan despertó (Filmin)

Vuelve el Xavier Dolan de siempre, esta vez en formato seriado. Y lo hace regresando a sus temas habituales (la madre, la familia, el amor homosexual prohibido, las heridas del pasado que supuran en el presente...) y a sus formas características. Bastan 5 minutos de La noche que Logan despertó para saber que se trata de una obra del québécois. Tras muchos años de auto-exilio, una mujer regresa a casa por el fallecimiento de su madre. Al llegar, descubre que ni los fantasmas del pasado se han ido, ni sus hermanos se encuentran mucho mejor que ella. Dolan nos conduce por un sinuoso camino en el que presente y pasado se confunden para contarnos qué pasó aquella noche en la que Logan se levantó en medio de la madrugada. La secuencia final de la serie es, quizás, la que más me ha sobrecogido este año.


6. Fleishman está en apuros (Disney+)

Una enmienda a la totalidad a la Generación X brillante y que rebosa mala hostia desde su casting: la protagonista de My So-called Life (Claire Danes), la serie de instituto xer por antonomasia, y el actor que encarnó a uno de los xers más famosos de la Historia en La red social (Jesse Eisenberg). Un día, de repente, una mujer desaparece dejando atrás a sus hijos. La narradora nos cuenta la trágica historia desde el punto de vista del padre, un buen médico carcomido por una mujer fría y ambiciosa... O quizás no. Una de las mejores obras audiovisuales sobre lo importante que es el punto de vista o, como habría dicho mi abuela, sobre la verdad ineludible de que "cada un fala da feira, como lle foi nela".


5. The Last of Us (HBO Max)

Aunque parezca que el año nos ha triturado, a principios del curso pudimos disfrutar de esta maravillosa y expansiva adaptación de uno de los juegos más icónicos de lo que va de siglo. Tras escribir la increíble Chernobyl, Craig Mazin ha salido triunfante de un reto tan complejo como el de volver a contarnos la historia de Joel y Ellie siendo a la vez respetuoso con el juego e innovando en la construcción del relato. El gran éxito de The Last of Us reside en el espacio que le otorga a los personajes con los que los protagonistas se van encontrando en su caminar. De ahí que el capítulo más icónico sea el tercero (Bill), el mejor, en mi opinión, sea el quinto (Kansas City) y el más oscuro sea el octavo (David). Es una pena que el ritmo pausado de los ocho episodios iniciales se vea alterado por un capítulo 9 demasiado precipitado. Aún así, el comienzo del viaje ha sido fascinante.


4. Power Play (Filmin)

Ante el empuje del discurso neoliberal y sus promesas fantasiosas, la socialdemocracia europea prefirió perder sus ideas para intentar no perder sus votos. El resultado, para sorpresa de nadie, es que los autodenominados partidos socialdemócratas abandonaron su ideología para apostar por un constante programa de mínimos frente a un capitalismo voraz. Y en el trayecto, se fueron haciendo cada vez más pequeños. De esto es de lo que nos habla Power Play, una joya de la televisión pública de Noruega que disecciona la decadencia del Partido Laborista, su abandono de la conciencia de clase, la metástasis producida por el abuso de poder y la mutación hacia un discurso y una práctica liberal. El detalle más perverso (y estimulante) de Power Play es que la heroína, Gro Harlem Brundtland, la primera mujer en liderar el gobierno de Noruega, una política rodeada de machistas hambrientos de poder, representa el éxito definitivo de las ideas-fuerza del neoliberalismo: la meritocracia, las paguitas del Estado, la desindustrialización... La serie brilla en su retrato cínico de los tejemanejes partidarios, en su sutil discurso político y en su recreación de la textura de los 70 y la hibridación entre imágenes ficticias y documentales. En cambio, le sobra el elemento meta-ficcional, en la línea de los peores dejes del cine de Adam McKay. Apasionante. Que nos den la segunda temporada ya.


3. The Bear (Disney+)

Si hay una serie que ha estado de moda este año ha sido The Bear. Hasta el punto que despedimos 2023 con su protagonista, Jeremy Allen White, emparejado con la gran estrella de la cultura pop española actual, (La) Rosalía. Más allá de la crónica rosa, resulta sorprendente constatar cómo una serie sobre un grupo de perdedores empeñados en abrir un restaurante de alta cocina en un barrio empobrecido de Chicago ha podido convertirse en un fenómeno global. ¿Los motivos? En primer lugar, porque Christopher Storer ha conseguido que The Bear sea una serie con una acentuada personalidad tanto en lo relativo a sus historias como a su puesta en escena. En segundo lugar, porque en esta segunda temporada ha sido aún más original que en la primera entrega, atreviéndose con capítulos focalizados en personajes (qué bonito el cuarto episodio centrado en Marcus) y, sobre todo, con capítulos que desbordaban los márgenes de la serie (los episodios 6 y 7). En tercer lugar, The Bear ha tenido tanto éxito porque ha cuidado la construcción, demolición y reconstrucción de sus personajes desde el segundo uno. Y por eso acabas empatizando con personas que nada tienen que ver contigo y apoyando a Carmy en sus mil y un errores.


2. Succession (HBO Max)

Mi niña, qué decirte que no sepas. Un final soberbio para la gran serie del último lustro. Hay muchos detalles sobresalientes en la última temporada de Succession. Podría hablar de esa despedida de soltero tragicómica cantando Famous Blue Raincoat en un karaoke (episodio 2), loar las bondades del shockeante capítulo 3, aplaudir el retrato que hace el episodio 8 de esa democracia en vías de desaparición que es Estados Unidos o destacar el descomunal funeral del capítulo 9, pero si tengo que quedarme con algo de esta soberbia temporada es con el final. Esos últimos 10 minutos de los hermanos Roy. Ese desolador retrato de la derrota más absoluta y de la nada más honda.


1. La Mesías (Movistar Plus+)


La madre fuera de campo. La madre que entra en el plano para devorarlo. La fascinación que provoca en un adolescente descubrir las películas a través de Cantando bajo la lluvia. La incomprensión cuando se termina el film. Las caras de sus hermanas pequeñas cuando ven que la realidad (o una versión idealizada de ella) puede encerrarse en una caja. Salir al mundo, sentirse libre, enamorarse. Ser incapaz de pasar página. Jugar a la ruleta rusa con su familia ante una cámara que dibuja círculos frente a sus caras. Volver a hacer películas familiares. Simular normalidad. Enfrentarse al monstruo. Asumir los traumas del pasado y dejar que la madre vuelva a su planeta. Echarse a correr monte a través. Entender que la vida también es ir al Ikea a comprar muebles de mierda. Ser incapaz de desintoxicarse y acabar atrapado en otra cárcel. Todas estas ideas y muchas más están en La Mesías. Y todas ellas y muchas más están representadas desde el terreno de la imagen. Los Javis ya habían demostrado en Paquita Salas que eran unos guionistas fantásticos, La Mesías es su consagración como directores. Muchas de las secuencias e imágenes más hermosas, terroríficas o emocionantes del año están encapsuladas en esta obra imperfecta y llena de aristas que, ante todo, siempre resulta interesante.

Mis series favoritas en años anteriores:

2013: Breaking Bad
2014: The Good Wife
2015: Mad Men
2016: Juego de Tronos
2017: The Leftovers
2018: El cuento de la criada
2019: Chernobyl
2020: Mrs. America
2021: Succession
2023: La Mesías