jueves, 5 de diciembre de 2013

El interrogatorio imaginario de Will Gardner

THE GOOD WIFE



"No me gusta cuando eres vulnerable"

Hay algunas series que no puedo ver de día. No es una decisión asentada en razones lógicas. La mayoría de la gente pensará que Game of Thrones es una serie para ver de noche, en cambio yo siempre la veo después de comer, al igual que Homeland o, para ponernos trash, True Blood. Boardwalk Empire o Treme son series que veo generalmente antes de cenar, en esas horas muertas entre la tarde y la noche. En cambio, Downton Abbey, Shameless, The Newsroom, o la revelación de lo que va de temporada, Masters of Sex, suelo verlas de madrugada, antes de acostarme, para irme con una sonrisa para cama, porque son series que me tranquilizan. Y después están las series que tengo que ver sí o sí de noche, pero no justo antes de dormir, porque me dejan un poco tocado, como Mad Men o sí, The Good Wife, que este domingo emitió The Decision Tree, su capítulo número 100, que se dice pronto. Tras más de 4 años, puedo decir que he pasado ya 100 noches con Alicia Florick.

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Para tan especial ocasión, los King (que firman el guion como en casi todos los grandes capítulos de la serie) decidieron ponerse juguetones, no sólo en las tramas, sino sobre todo en una estructura que combina pequeños flashbacks de Will y Alicia en relación al personaje que la temporada pasada interpretó John Noble (Fringe). O ese era el punto de partida, porque según va avanzando el capítulo los recuerdos se van nublando, Noble pasa a segundo plano y Will y Alicia se van enredando en los recuerdos de un amor que no pudo ser, de un acto sexual feliz, ahora, que su relación se ha partido en mil pedazos.

Sin embargo, o más bien, como punto álgido de esta estructura los King, más dentro de las entrañas de sus personajes que nunca, escribieron un interrogatorio imaginado por Will a Alicia. Lo que no era más que la preparación del interrogatorio que posteriormente nos será mostrado (como si de un espejo distorsionado se tratara) termina por ser, además de una de las mejores secuencias de la temporada televisiva, un disparo emocional a bocajarro que el propio Will se pega a sí mismo. De cada pregunta que planea hacer se deriva una respuesta de Alicia, siempre tan inteligente, elegante, irónica, esquiva. Y a cada respuesta le sigue un recuerdo. Y el pasado, el presente y un futuro imaginario se funden en su libreta de hojas amarillas y rayadas. Algo más de 6 minutos de magia, de escritura perfecta.

Pero todo lo que nos queda tras el sueño es la imagen devastadora de los restos del naufragio. En el interrogatorio real están Will, su libreta y sus preguntas, Alicia y sus quiebros, pero, también está el as que ella escondía debajo de la manga. Él pensó que iba a conseguir atraparla a ella en sus preguntas, pero fue ella la que lo atrapó a él en sus respuestas, dejando a Will aún más tocado tras el interrogatorio real que tras el imaginario. Si bien los King, que gozan de un punzante sentido del humor (la grabación de Robyn al inicio del capítulo es descacharrante), alivian un poco toda la melancolía y desolación que habían sembrado al final del capítulo, con la fiesta de Navidad de Florick-Agos. Cuando el cielo sea gris, siempre podremos refugiarnos en Eli Gold.

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