miércoles, 25 de febrero de 2015

Pawnee, Indiana: Un lugar llamado Felicidad

PARKS AND RECREATION - Última temporada



Anoche NBC emitió el final de Parks and Recreation, que junto a The Office, 30 Rock y Community ha sido una de las sitcoms más ilustres de la cadena del pavo real desde que su bloque de comedia de los jueves entró en crisis de audiencia. De las noches millonarias de la época de Seinfiled, Friends o Frasier, hemos pasado a esta actual temporada en la que NBC ha terminado por desmantelar la franja de programación cómica que era su principal seña de identidad. Por el camino, las 4 series mentadas anteriormente mantuvieron la calidad de antaño tirando de un humor más irónico y meta. De las 4, sólo The Office fue un éxito de audiencia, y sólo 30 Rock triunfó en los premios. Community elevó la sitcom a obra de autor (y de nicho). Mientras que Parks and Recreation optó, tras su segunda temporada, por un tono más cálido, una comedia descacharrante pero también tierna, hecha desde el corazón y para el corazón. Quizás no sea tan intelectual como 30 Rock ni tenga unos gags tan brillantes como The Office, pero supo conjugar un poco lo mejor de cada una de ellas para terminar consolidando su propio estilo cómico (y dramático).

Con el final de Parks and Recreation, NBC se queda sin comedias de calidad. Y la televisión un poco más desangelada. Parks era mi happy place. Pawnee, el pueblo ficticio de Indiana dónde estaba ambientada, era ese sitio donde refugiarme en los días tristes. Siempre había allí risas y abrazos para mí. La serie de Michael Schur supo encontrar el punto intermedio perfecto entre lo entrañable y lo crítico. Entre la caricia y la tarta estrellada contra la cara de Garry. Abordó la función pública desde una perspectiva positiva, cosa refrescante en los tiempos cínicos en los que vivimos, pero sin desechar el elemento crítico sobre papel del Gobierno en nuestras vidas a través del libertario Ron Swanson. El Swanson de Nick Offerman es ya un personaje emblemático de la televisión, la encarnación total del valor americano más puro: la libertad. Su pirámide de la grandeza, su amor por la naturaleza y la carpintería, su visceral odio al Gobierno (aunque trabajara para él), su devoción por la carne… Mil detalles con los que nos ha ganado el corazón y la sonrisa a lo largo de estos años.

Swanson ha ejercido de perfecto contrapunto al amor desmedido de Leslie Knope por la función pública entendida como incansable trabajo por el bien común, al servicio de los demás. Pasarán los años, y al igual que Liz Lemmon o Michael Scott, Leslie Knope será recordada como uno de los personajes más estimulantes, carismáticos y fascinantes de la comedia americana del nuevo siglo. Su obsesión con el trabajo, con la perfección, el amor que vomitaba sobre sus seres queridos y su entusiasmo vital, me han hecho una persona más feliz. Y eso implica ser mejor persona. Tener una mirada más pura del mundo, más humanista. Amy Poehler es una de las mejores cómicas de su generación. También una de las más apasionadas y entregadas. Un lujo de actriz.

Al lado de estos dos personajes antagónicos (pero unidos por una honda amistad) en Pawnee hemos podido descubrir a Aubrey Plaza como la reina de la comedia negra, dando vida a la cruelmente entrañable April Ludgate, y sorprendernos con la vis cómica de Chris Pratt (Andy Dwyer-Bert Macklin-Johnny Karate) mucho antes de que Marvel lo hiciera famoso en todo el planeta (algunos ya eramos prattistas desde Everwood, mucho antes del surgimiento del prattismo). Además, Rashida Jones (Ann) pudo consolidar lo ya demostrado durante su paso por The Office y Rob Lowe (Chris) parodiarse a sí mismo en un personaje tan hilarante como irritante. Aziz Ansari (Tom) encarnó al egocentrismo de nuestro acelerado mundo a la perfección. Mientras que Retta (Donna) y Jim O’Heir (Garry-Jerry-Larry-Terry Gergich), supieron estar en un espléndido segundo plano haciendo funcionar todas las tramas en las que estaban incluidos. Para el final dejo al Ben Wyatt de Adam Scott. También conocido como el hombre perfecto. Friki, inteligente, inseguro, entrañable, cariñoso e incomprendido. Uno de los personajes más achuchables de la televisión. Parks and Recreation además de una fantástica serie sobre un work place o una comedia de amigos, ha sido una gran romcom disfrazada, que nos ha contado la historia de amor (y progresión profesional) de Leslie y Ben (bajo la bendición de la mejor mascota/emblema del mundo: Li’l Sebastian).


Si bien es cierto que la sexta temporada de Parks and Recreation no estuvo a la altura de las 4 anteriores, que se la notó por primera vez cansada, que la trama de la destitución de Leslie Knope fue una mala idea y que la unificación con Eagleton sólo funcionó a medias. Si bien es cierto todo esto, decíamos, no es menos cierto que Parks and Recreation se ha mandado una última temporada antológica, tras el salto temporal a 2017 con el que se había cerrado el curso anterior. Digna de ser estudiada y analizada. Ya The Office y 30 Rock habían encomendado sus últimas temporadas a la melancolía cómica y a la progresión dramática de sus personajes. Sin embargo ninguna de sus dos (excelentes) últimas entregas alcanzó la redondez de la que ha hecho muestra Parks and Recreation.

Para la historia deja ya 3 de los mejores capítulos de la serie: Leslie and Ron (7x04), The Johnny Karate Super Awesome Musical Explosion Show (7x10), digno de las mejores The Office y Community, y la series finale, One Last Ride (7x12-13). Autorreferencias, progresión narrativa a golpe de flash-forwards bien hilados, y sobre todo saber explotar al máximo todo el bagaje sobre el que están asentados sus personajes. Esta temporada de Parks and Recreation la he visto entre risas, sonrisas, lágrimas y aplausos. No le ha sobrado ni faltado nada. Ha sido, repito, redonda. La forma perfecta de cerrar una comedia tan veterana. Schur lo apostó todo a los personajes y salió bien parado. Básicamente porque frente a otras sitcoms, todo la galería de personajes de la serie (y los actores que le dieron vida) son brutales. Hoy es un día muy triste para mí. Se ha terminado mi segunda sitcom favorita (la primera sigue siendo 30 Rock). Me siento un poco más sólo en este mundo. Como si alguien me hubiera arrancado un saco de risas de mi interior y me haya dejado sumido en la melancolía. Nunca dejaré de recomendar esta serie. Esta preciosa serie.

2 comentarios:

  1. Preciosa entrada. Refleja muy bien lo que yo también he sentido por esta serie. Aún no he llegado a este último episodio porque, en realidad, todavía no quiero despedirme de ninguno de los personajes. Aunque sé que no podré contenerme y caerá en breve.

    Por cierto, no sé cómo no había descubierto antes tu blog, cuando te sigo por Twitter desde hace tiempo, pero me ha gustado un montón cómo escribes, así que entra directamente a mi lista de RSS.

    Un saludo y larga vida a Ron Swanson.

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    Respuestas
    1. Ohhh muchísimas gracias :) En serio, me alegro de que te haya gustado :)
      Cuando lo veas vas a sufrir y vas a disfrutar a partes iguales. Toda esta temporada me ha provocado una mezcla de sensaciones y sentimientos muy extraña. Y el último capítulo más. Sientes ese vacío de despedirte de algo a lo que quieres mucho jajaja :)
      Un abrazo y sí, larga vida a Ron Swanson! xD

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