lunes, 9 de junio de 2014

Modificando la fórmula

GAME OF THRONES


Aviso, hay spoilers hasta el 4x09


Este domingo HBO emitió el noveno capítulo de la cuarta temporada de Game of Thrones. El penúltimo de este 2014, The Watchers of the Wall, un capítulo burbuja que parece extraído del libro, una especie de hiato en la forma de narra que tiene la serie, siempre iluminada por múltiples focos de calor. Así, el capítulo gira única y exclusivamente sobre una trama, la de los guardianes de la noche defendiendo el muro frente a los salvajes y el ejército de Mance, con Jon Snow y Sam de protagonistas. También supone, por ser precisamente el noveno, una mutación de la estructura de las temporadas de la serie. Hasta ahora las grandes tramas de Game of Thrones avanzaba todos los años hasta culminar en el penúltimo capítulo, lleno de bombas, muertes y cambios de profundidad en el tablero de ajedrez. Sin embargo, este año no. The Watchers of the Wall no es el heredero natural de Baelor (1x09), Blackwater (2x09) y The rains of Castamere (3x09). Ni lo es ni pretende serlo, creo. Es más una rara avis, una perla de cine bélico, fría y enérgica. Se nota la mano de Neil Marshall, que ya había dirigido el superlativo Blackwater hace dos años, y que en esta ocasión vuelve a imprimirle a la serie un estilo visual frenético que difiere del habitual, más pausado, más reflexivo. Sin duda, el capítulo no podría estar mejor dirigido, resultar más trepidante.

Pero, a pesar de todas las bondades del episodio, que no son pocas, teniendo en cuenta lo difícil que es hacer mucho con poco, resultar espectacular lidiando con presupuestos muy alejados de los que tienen las grandes superproducciones cinematográficas, a pesar de todo eso… ay, me ha sabido a poco. Y aquí es cuando nos topamos con una de las amenazas vitales más crueles… las jodidas expectativas. Cuando acostumbras al espectador a que en un determinado momento le va a explotar la cabeza, y al final no pasa, es inevitable que se sienta decepcionado. Con esto no quiero decir que Game of Thrones haya traicionado una especie de pacto narrativo con los espectadores, simplemente que al mutar su estructura puede generar insatisfacción. Visto ahora, ¿no hubiera sido mejor que el capítulo 8 hubiera sido el 9 y viceversa? Los primeros 7 minutos del octavo, The Mountain and the Viper, centrados en el muro bien podían haberse incluido en el séptimo, y dedicar el octavo a este capítulo embotellado que narrara el asalto al muro. Así en el noveno hubiéramos vuelto al sur con el apoteósico combate a vida o muerte como cima. Creo que hubiera sido más justo con la estructura de la serie y también con el relato que ha desarrollado esta temporada tan centrada en Tyrion Lannister.

Sin embargo, es verdad que esta temporada ha sido desde el inicio diferente a las anteriores. En las otras tres había una cima al final del primer tramo de la temporada (por ejemplo el 3x04 presidido por el famoso “Dracarys” de Daenerys), y la gran cumbre en el penúltimo capítulo, siendo la season finale un epílogo. En cambio este año, la primera escalada la plantaron Benioff y Weiss ya en el segundo capítulo, The Lion and the Rose, con la Boda Púrpura. La segunda gran montaña la subimos en el sexto, The Laws of Gods and Men, con el juicio a Tyrion. Y la tercera en el octavo, el ya mencionado The Mountain and the Viper, con el combate entre la Montaña y Oberyn. Todo esto sin contar que es perfectamente posible (yo apostaría todo mi oro a ello) que el último capítulo en esta ocasión no sea un epílogo de lo que vino y un prólogo de lo que vendrá, sino una season finale con sus giros de calado, más próxima al estilo clásico que al estilo The Wire, como hasta ahora. De este cambio de progresión narrativa se desprenden un par de cosas interesantes. Por un lado, al estar el devenir de Tyrion fuertemente unido a los tres grandes episodios de la temporada, y a las grandes secuencias de estos: las de la Boda Púrpura, la del juicio y la del combate, se consolida la sensación de que ha sido más que nunca su temporada, y sobre todo que es el corazón de la serie. Esto obviamente es mi opinión, para mucha gente el corazón de la serie es Daenerys o incluso Jon (que los 3 son el centro de la historia a largo plazo está bastante claro). Por otro, es curioso observar como los títulos de los tres capítulos son bifrontes y que están enfrentados, casi en forma dicotómica, los leones Lannister frente a las rosas Tyrell, los hombres y sus leyes que son papel mojado, frente a los dioses teóricamente justos, y la barbarie que representa la Montaña frente al, también en la práctica justo, Oberyn. Al final, Game of Thrones, no deja de ser la lucha de un hombre contra otro por el poder. El hombre es un lobo para el hombre, apostándolo todo al noveno capítulo o no.

2 comentarios:

  1. Buen análisis, la verdad es que a nivel técnico a estado impecable, aunque yo sigo prefiriendo Blackwater como episodio bélico favorito.

    Sin embargo, también creo que no habría pasado nada si esta batalla la ponían antes. Durante toda la temporada se la pasaron con que "ya viene, hay que prepararnos" que al final me dejó la sensación de retrasar la batalla innecesariamente. Entiendo que querían hacer un paralelismo con el noveno de la segunda, pero no era lo mismo, y efectivamente, el anterior habría quedado mejor como el 9.

    No obstante, todo parece indicar que nos espera el mejor final de temporada de toda la serie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. sí a mí también me sigue gustando más Blackwater, a la mayoría de la gente le ha encantado este capítulo, a mí también conste, pero aunque esté dirigido incluso mejor que Blackwater el guion es peor, no tanto que sea peor, simplemente que no cuenta cosas tan interesantes. Dicho todo eso, no queda ya nada para la finale :))

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.