viernes, 28 de marzo de 2014

Dancing on my own

GIRLS - Tercera temporada


Los restos del naufragio (y una maleta de leopardo)

Spoilers por aquí y por allá de la season 3 de Girls
Cuando el lunes por la noche terminé la tercera entrega de la Girls de Lena Dunham lo que me invadió fue una viscosa soledad. Al final, sólo nos tenemos a nosotros mismos. En el capítulo 3 de esta crónica de una generación a la deriva, Dunham ha optado por agudizar la vertiente dramática de la serie. Las explosiones de humor han sido contadas, la disgregación del grupo ha avanzado hasta convertir a las Girls en amigas sin amistad, únicamente pegadas entre sí por la soledad que las rodea. En Girls la amistad ya no es un sentimiento puro, es un estado de sitio gobernado por la mera conveniencia. Tras Beach House (3x07) que será el capítulo que más recuerde de esta temporada (no es mi favorito, que conste, creo que la introducción del grupo gayer (no puedo con Elijah y Andrew Rannells, la marica mala definitiva, simplemente no soy capaz) le restó mucha fuerza dramática y catártica) y todo el tsunami de mierda que desató poco queda de amor entre estas cuatro. Demasiada mugre. Ahora no son más que islas que forman un archipiélago desarticulado. La secuencia del Dancing on my own de Hannah y Marnie ya no se puede ni vislumbrar por el retrovisor.

Las otras girls
Que el foco de la serie se colocara aún más sobre Hannah también ha ayudado a crear esa sensación. Si hay una pega que le pongo a esta temporada, que (quizás debí haber empezado por aquí) me parece la mejor de las tres que ha tenido la serie hasta ahora, es como Dunham ha arrinconado a ese personaje tan fascinante y palpable llamado Marnie (Allison Williams, esa puta diosa). Y aún así, aún sin trama principal clara, robando minutos de aquí y de allá, Marnie sigue siendo esa máquina de escupirnos nuestro egocentrismo a la cara. Soy demasiado buena para esto. Tengo muchos sueños y se cumplirán porque soy importante. Puedo ser yo la que use a los hombres. Estos son algunos de los razonamientos mentales de Marnie. Pero la verdad es: no, no eres demasiado buena para tu trabajo, no hay una conspiración mundial contra ti, Marnie. Tus sueños no se cumplirán porque eres una persona destructiva, te destruyes a ti y destruyes todo lo bueno que te pasa porque no eres capaz de medir las consecuencias de tus actos. Y no, no usas a los hombres, buscas cobijo en ellos, y te auto-engañas por el camino. Frente a la imagen que busca proyectar, Marnie es una persona que lo único que quiere es sentirse protegida y aceptada. El problema es que cuando encuentra a alguien capaz de quererla, de ver lo mejor en ella (Desi), lo estropea (dinamitando la actual relación de él). Un terrible auto-boicot. Es jodido saber a dónde quieres llegar pero ser incapaz de seguir el camino.

Más allá de Marnie (creo que ha quedado claro ya que es mi personaje favorito, por eso le doy tanta cera, darle cera a ella es darme cera a mí), Jessa sigue siendo la personificación de la nada. Frente a Marnie o Hannah que fracasan pero intentan avanzar, Jessa hace tiempo que tiró el ancla al mar decidida a disolverse en su pose. Por muchas vueltas que le demos Jessa no es más que pose. Una persona sin ideas, ni deseos, ni objetivos, una mujer que vive por vivir. Lo cual hace que su trama de final de temporada con la fotógrafa suicida fuera mucho más divertida y clarividente. No es que Jessa no esté bien desarrollada como personaje. Todo lo contrario, su banalidad está perfectamente buscada… y encontrada. En cambio Shoshanna es un personaje que podría dar para mucho y se queda en máquina de soltar one-liners. El giro final que pega en el teatro pidiéndole desesperada  a Ray que vuelva con ella hubiera tenido sentido si se la hubiera visto evolucionar a lo largo de la temporada ese deseo, esa sensación de estar emocionalmente a la intemperie, sin embargo no fue así. Da la sensación de que Dunham y su equipo recuerdan que existe como personaje cada X episodios y le escriben un twist para que avance, aunque sea a trompicones. No funciona. Shosh es muy divertida como chiste con patas (y altavoz de alguna que otra verdad) pero carece de profundidad, y no porque no la pueda tener, simplemente porque no se la construyen. Algo a mejorar de cara al año que viene.

Hannah, la muerte y la ambición

Yo mi me conmigo

Mucho se ha hablado sobre la presencia de la muerte en esta temporada de Girls. Dos personas próximas a Hannah murieron a lo largo de la temporada y se criticó a la serie haber tratado el tema a medio gas. Difiero. No es que la muerte esté tratada superficialmente en esta temporada de Girls, es que Hannah es así. Para Hannah los sentimientos de los demás son satélites de sus propios sentimientos. La primera muerte de la temporada se abordó desde el punto de vista más egoísta y superficial posible. No hubo duelo, sólo incertidumbre. Dicha historia tuvo su punto y final con la que para mí es la secuencia de la temporada, Hannah contándole una pequeña mentira tralará a Adam sentados ambos en las escaleras en Dead Inside (3x04). Terrible. De esos momentos negrísimos de plena lucidez creativa.

La segunda muerte, mucho más cercana se abordó en esa pequeña joya que fue Flo (3x09), mi episodio favorito de la temporada junto con Role-Play (3x10) y su secuencia de naufragio sexual pero sobre todo sentimental (escrito al igual que el ya mencionado 3x04 entre Dunham y Judd Apatow). Volviendo a Flo, cómo no disfrutar de Girls convertida en un gozoso drama familiar de mujeres embotellado. Ya le gustaría a August: Osage County haber estado tan bien escrita. El capítulo fue quizás un gran empujón a la madurez, y lo que terminaría desencadenando el tramo final de la temporada. En cierta forma la muerte, y el conjunto de reacciones y disputas familiares que desencadenó, mostraron a Hannah que estaba viviendo una vida que no quería. El problema de Hannah es esa ambición desmedida de querer ser ese alguien idealizado que construyó desde su adolescencia. Por eso se deshace de un buen trabajo y boicotea inconscientemente su relación con el de repente actor de éxito (WTF?) Adam (Adam Driver, un monstruo) con la inestimable ayuda de Patti LuPone y sus consejos envenenados, por cierto ¡qué gran guest star!. La vida es corta y no quiero tirar mi creatividad por la borda, prefiero la intemperie de la incertidumbre que la seguridad del estancamiento artístico. Marnie persigue la seguridad y fracasa, Hannah la aventura, y por el camino se lleva por delante todas sus conexiones personales. Con lo que al final volvemos al inicio, Girls además de poner en el disparadero lo peor de nosotros mismos, estos veinteañeros perdidos, se ha convertido en un retrato de la soledad, de cómo las relaciones degeneran, de cómo la vida nos lleva… por caminos raros (en esta caso, hacia Iowa).

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